Conducta económica y decisiones de aseguramiento

“La salud no se valora hasta que llega la enfermedad”.

Thomas Fuller. Historiador inglés.

Las decisiones relacionadas con la salud deberían, en principio, ser tomadas desde una perspectiva que atendiera con claridad a los beneficios individuales que cada persona busca para su presente y su futuro.

Sin embargo, es más que evidente que, tratándose de conductas que tienen impactos de corto mediano y largo plazo sobre la salud, la mayoría de las decisiones que tomamos no necesariamente están alineadas con nuestro mejor interés.

Una persona que tiene (tenemos) sobrepeso, aun cuando cuente con mínima información, sabe que esta condición puede crear condiciones de potencial enfermedad o incrementar los riesgos de afectaciones graves a la salud que, además de comprometer el bienestar físico, afectan el bienestar financiero.

Existe, sin embargo, evidencia de que, tratándose de temas relacionados con la prevención de salud y sus efectos para la vida económica de las familias, las personas no solamente tomamos malas decisiones, sino que, con frecuencia, conociendo los peligros de ciertas conductas o condiciones, conscientemente los ignoramos e incluso evitamos confrontar tanto el problema, como las decisiones asociadas a solución.

Así, por ejemplo, algunos estudios demuestran que uno de los principales obstáculos para que las personas con padecimientos como la diabetes cambien conductas cotidianas que agravan su condición de salud, es precisamente la propensión para evitar reconocer el problema de salud, para evitar a su vez enfrentar la angustia que provocan tanto la enfermedad, como la necesidad de cambiar conductas de alimentación y de estilo de vida cotidianas.

En temas de aparentemente menor riesgo y complejidad futura, como por ejemplo la atención dental, esta conducta también es evidente.

Una persona que en principio guardara, de manera diaria, hábitos de higiene dental poco complejos y de aparente poca “inversión”, puede tener un beneficio claro y significativo tanto en calidad de vida como en impacto económico, respecto de aquella persona que desatiende este aspecto de su salud.

Sin embargo, también es frecuente encontrar personas que, abandonando casi cualquier cuidado dental preventivo, tienen que enfrentar después afectaciones

a su calidad de vida y costos elevados de atención, derivados de problemas graves que pudieran pudiesen haber prevenido.

Adicionalmente, otro de los factores que los sesgos de conducta que provocan afectaciones financieras derivadas de temas de salud es la prevención y el aseguramiento médico.

En México, el sistema privado de salud presenta extremos en términos de la calidad y el costo de la atención, pero casi siempre puede representar, en caso de eventos de salud, elevados gastos que, precisamente por tratarse de eventos no contemplados, generan graves afectaciones a el bienestar financiero de las familias.

En muchos casos, la previsión para la atención de estas contingencias, a través de esquemas de aseguramiento de gastos médicos, puede representar una herramienta que proteja contra estos impactos financieros probables.

Sin embargo, al igual que ocurre con otras áreas de prevención, operan dos mecanismos conductuales que impiden que para muchas personas esta actividad de previsión se considere prioritaria.

Por un lado, existe en la mayoría de los casos, una notable incapacidad para analizar eventos de forma probabilística. Existen personas que no contratan un seguro de gastos médicos mayores por considerar que es improbable que tengan una afectación de esta naturaleza, cuando por el contrario adquieren sorteos o loterías cuya probabilidad de ocurrencia es infinitamente menor (uno en treinta y dos millones). En México, existe una propensión genética para la presencia de enfermedades como la diabetes, por lo que no contar desde una temprana edad con vehículos de prevención para la cobertura de gastos asociados a este padecimiento (siempre que económicamente sea posible) representa un riesgo de salud y financiero elevado.

Para las familias es fundamental entender que es de mucha ayuda la prevención de la salud y la contratación, cuando es financieramente viable, de mecanismos de cobertura que permitan enfrentar contingencias de salud (y financieras) de grave afectación para las familias.

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