Entre actividades laborales, la casa y el cuidado infantil, así viven las madres mexicanas el cambio en sus vidas gracias al Covid19

Desigualdad. El tiempo que ellas dedican a actividades no remuneradas es 150% mayor al de los hombres, según el Inegi.

Millones de madres mexicanas experimentan un cambio profundo en sus vidas, mucho más allá de la transformación de sus rutinas, a causa del nuevo coronavirus que provoca la enfermedad del covid-19.

Alrededor de 15 millones 785 mil mujeres mexicanas tienen un trabajo remunerado, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía; y ellas están haciendo malabares con las actividades laborales, la casa y el cuidado infantil, contradiciendo una de las primeras reglas del home office, que acuerdo con la firma especializada en recursos humanos Grupo Adecco es, “marcarse unas horas de trabajo y unas de descanso, crucial para evitar excederse en el tiempo dedicado al empleo y tampoco perderlo atendiendo cosas de la casa cuando se debería estar trabajando”.

Para Vanessa Meléndez, productora de radio, ama de casa y madre de tres niños (de uno, cinco y 14 años), combinar las tres actividades en un mismo tiempo y espacio es un reto mayúsculo.

“Mientras preparo el desayuno pongo la lavadora; en lo que está el licuado respondo un mail o mensaje de WhatsApp; sirvo el desayuno gestionando la entrevista que voy a tener en un rato más”.

La historia se repite en cada testimonio, ya que las tareas que de alguna manera solucionaba como escuelas, guarderías y actividades extracurriculares ahora están recayendo directamente sobre los padres y desproporcionadamente sobre las madres.

Cifras también del Inegi revelan que la participación de las mujeres en el total de las actividades no remuneradas del hogar es 55 por ciento mayor que la de los hombres, pero el tiempo dedicado a estas actividades es mucho más elevado (150 por ciento) que el de sus contrapartes masculinos.

Las mujeres asumen la planificación, organización y el recuerdo de todo lo que necesita ser recordado. Con el covid-19, la carga mental que viene con ese trabajo ha crecido exponencialmente en las últimas semanas.

Desde el inicio de la contingencia, Regina trabaja desde casa. Despierta dos horas antes que Ximena, su hija de cinco años, para adelantar trabajo y hacer el desayuno; luego, a ratos, juega con ella o hace actividades escolares, además de preparar la comida y hace limpieza. “¡Es una locura!”, confiesa. El reto, dice, es mantener a su hija ocupada, mientras ella trabaja.

Con información de: MILENIO

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