Los retos económicos de un retorno a la actividad

“Puede que tengas que pelear una batalla más de una vez para ganarla”. Margaret Thatcher.

El gobierno federal ha indicado en términos generales una ruta preliminar de retorno gradual a las actividades sociales y económicas o, como se ha dado en llamar (equivocadamente), retorno a una nueva normalidad (porque si es nueva, no es retorno), por lo que resulta conveniente entender cuál es la dimensión inicial de los retos que enfrentaremos económicamente.

Entre la segunda mitad de marzo y abril, se han perdido 750,000 empleos formales, siendo probable que para mayo se termine con 1 millón de empleos formales perdidos (en la crisis de 2008 se perdieron 500 mil). En México, aproximadamente el 60% de la masa salarial proviene de empleos informales; por lo que un impacto similar en ese sector de la economía podría representar una pérdida superior al millón de empleos adicionales.

Con un impacto de más de 2 millones de empleos perdidos (entre los formal y lo informal), es previsible una contracción grave en el consumo interno y en la capacidad de las familias para satisfacer sus necesidades básicas. Y, como casi siempre ocurren momentos de contracción económica, los más golpeado serán precisamente los que menos tienen.

La recuperación económica tampoco será rápida. El promedio de las estimaciones prevé un decrecimiento del Producto Interno Bruto de -7% en el 2020. Si consideramos que se diese una reducción del producto de – 8%, ello implicaría que para recuperar el mismo nivel en términos reales que tenía la economía al cierre de 2019, entre 2021 y 2023 se tendría que crecer a niveles que no hemos observado en más de una década.

Aun cuando con más entusiasmo que conocimiento, se cuestione la utilización de la medida del crecimiento del Producto Interno Bruto como un dato relevante, la realidad es que hoy, sin el seguimiento de ese indicador, será difícil entender cuál es la dinámica de la economía para que, acompañada evidentemente de medidas que atiendan el tema de la desigualdad, la reactivación económica y la creación de empleos estables y bien remunerados, se logre eventualmente revertir los mayores efectos económicos de la pandemia.

Serán necesarias medidas desde el sector público (que hoy no se ve ni la orientación, ni la comprensión, ni la voluntad para tomar), y desde el sector privado, para enfrentar la crisis económica derivada de la pandemia y

gradualmente recuperarse de los efectos negativos que en muchos frentes se habrán producido.

La recuperación no será ni fluida ni homogénea, existirán avances y retrocesos, así como sectores que serán más favorecidos por la reactivación económica en EU y el resto del mundo. Otros sectores tendrán procesos de recuperación más largos como el sector turístico, tradicional generador de divisas y de empleos en distintas regiones del país.

Por ello, es fundamental contar con diagnósticos puntuales, técnicos, no ideológicos ni voluntaristas y con instituciones de la sociedad críticas, capaces de analizar objetivamente y en su caso cuestionar las medidas que se tomen hoy y en el futuro, de apoyar las que contribuyan a resolver la emergencia y de enfrentar aquellas que no lo hacen o responden a otro interés. De otra manera, estaremos condenados a un proceso de retroceso económico mayor incluso que el que hoy vemos en el horizonte.

El autor es politólogo, mercadólogo, financiero, especialista en economía conductual y profesor de la Facultad de Economía de la UNAM. CEO de Fibra Educa y Presidente del Consejo para el Fomento del Ahorro Educativo de Mexicana de Becas. [email protected] – síguelo en Twitter @martinezsolares

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