Entre los teatros y restaurantes cerrados, los precios recortados por las aerolíneas y los hoteles medio vacíos, y los beneficios del gobierno pagados o en trámite, los estadounidenses pueden tener hasta 2 billones de dólares en efectivo extra para esta primavera.
Para la Reserva Federal, eso es tanto una bendición como una maldición: combustible para la recuperación económica una vez que las vacunas contra el coronavirus se establezcan y la gente pueda viajar y comprar libremente, pero también la posible chispa de un aumento en los precios que los legisladores ya se están preparando para explicar.