El accidente automovilístico de KKR obstruirá el camino de las compras japonesas. Marelli, un proveedor de piezas de automóviles que la firma de capital privado construyó a partir de piezas de Nissan Motor y Stellantis, inició un gigantesco proceso de reestructuración con los acreedores esta semana. Es precisamente el tipo de escombros temidos por los bancos, las empresas y los políticos locales lo que impide que tales acuerdos se acoten.

La premisa surgió directamente del manual del propietario de capital privado: pedir prestadas grandes sumas para arrancar divisiones no queridas de las empresas, mezclarlas, hackear costos, mejorar la eficiencia y encontrar más clientes. KKR en 2016 acordó adquirir Calsonic Kansei respaldado por Nissan por hasta 4,500 millones de dólares, y luego en 2019 pagó 6.500 millones de dólares para comprar Magneti Marelli de lo que entonces se llamaba Fiat Chrysler Automotive.

Aunque KKR hizo algo similar con el fabricante de dispositivos médicos más pequeño PHC, la dirección de Marelli resultó difícil de manejar. Sacudir Calsonic fue un desafío cultural lo suficientemente grande en una industria compleja incluso antes de intentar combinarlo con un par italiano más grande. Los gruñidos pandémicos y de la cadena de suministro exacerbaron los problemas. Las ventas cayeron un 22 % en 2020 con respecto al año anterior.