“Estad en guerra con vuestros vicios, en paz con vuestros vecinos y dejad que cada nuevo año os encuentre un hombre mejor”. Benjamin Franklin.

Frecuentemente las personas utilizamos el cambio de año como un hito al que asociamos condiciones que esperamos cambiar en la vida de forma positiva.

Las resoluciones de Año Nuevo más comunes están relacionadas con temas relativos a una alimentación más sana, a prácticas relacionadas con beneficios de salud (como el ejercicio), al abandono hábitos o conductas negativas (como fumar o beber) y, otros asociados a metas puntuales cómo ahorrar un monto específico, aprender una nueva habilidad o viajar más.

Las razones más frecuentes por las que la gente abandona o incumple sus propósitos, están relacionadas con los siguientes factores: El planteamiento de resoluciones poco realistas muy distantes de la conducta actual, o bien qué suponen una serie de cambios de patrones de conducta y de entorno difíciles de lograr. También influye negativamente el hecho de plantear múltiples objetivos que compiten todos por una sola fuerza de voluntad. Distintos estudios demuestran que la fuerza de voluntad para emprender cambios es un recurso finito y si se pretende simultáneamente hacer ejercicio, comer más saludable y dejar de fumar, la probabilidad de que no se cumpla ningún objetivo es muy elevada.

En otros casos, como en temas de ahorro, se plantean objetivos que, o son distantes respecto de la estructura de ingreso gasto actual o son exageradamente ambiciosos respecto de la conducta financiera presente.

El establecimiento de planes más modestos e ilimitados, con capacidad de seguimiento de corto plazo y, en su caso de ajuste, otorga mayores posibilidades de cumplimiento.

Otro elemento está relacionado con el hecho de que las personas establecemos compromisos con nosotros mismos y no tenemos un mecanismo de verificación que genere una presión de cumplimiento externo. Establecer un tipo de referencia externa que monitoreé nuestro avance, incrementa las posibilidades de cumplimiento. Así, en temas relacionados con el ejercicio, contar con un coach que presione el cumplimiento de objetivos resulta un elemento de soporte, como también el involucramiento de familiares o la pareja en objetivos de ahorro. Se crea un efecto de refuerzo de seguimiento que incrementa la posibilidad de cumplimiento.

Otro elemento asociado a la falta de cumplimiento tiene que ver con que los parámetros que se establecen para el seguimiento son poco claros y de periodos largos. El establecimiento de hitos de cumplimiento cortos en duración y cortos en alcance permite un mejor seguimiento de los avances y la posibilidad de corrección rápida en caso de desviaciones.

Finalmente, es importante recordar que, como casi cualquier aspecto de la vida, la priorización resulta fundamental. Hay objetivos que pueden resultar atractivos pero que son poco significativos en términos del impacto que tienen para nuestras vidas; mientras que otros pueden generar efectos fundamentalmente benéficos tanto en el corto como en el largo plazo.

Establecer un adecuado proceso de priorización es fundamental para enfocar la fuerza de voluntad y los recursos en el cumplimiento de los objetivos más importantes. Así, por ejemplo, en el entorno complejo que vivimos, aprender nuevas habilidades que posteriormente tengan un impacto en la generación de ingreso o para el crecimiento laboral, puede ser objetivos alcanzables, más gratificantes y altamente beneficiosos.

Les deseo que alcancen todos sus objetivos importantes y, sobre todo, que este año tenga en promedio muchas cosas más cosas buenas y positivas para el bienestar financiero de sus hogares.

El autor es politólogo, mercadólogo, financiero, especialista en economía conductual y profesor de la Facultad de Economía de la UNAM. CEO de Fibra Educa y Presidente del Consejo para el Fomento del Ahorro Educativo de Mexicana de Becas. [email protected] – síguelo en Twitter @martinezsolares