Riesgo de recesión económica en EUA, pero todavía sin señales contundentes de que sea inminente

Desde el año pasado, a raíz del endurecimiento monetario implementado por la mayoría de los bancos centrales el mundo para combatir la inflación el riesgo de recesión económica ha estado presente.

Desde la primera mitad de 2022, se especulaba por momentos que esta podría darse tan pronto como a comienzos de 2023. La razón era obvia, en su búsqueda de enfriar la economía, las autoridades monetarias corrían el riesgo de subir demasiado la tasa de interés y difícilmente lograrían alcanzar un equilibrio de controlar la inflación y evitar un aterrizaje duro (hard landing). Este pensamiento se daba principalmente sobre la economía de EUA.

Sin embargo, la economía norteamericana se mostró resistente al comienzo del nuevo año, marcado por la estabilidad del gasto de los consumidores, un robusto mercado laboral y la estabilización de la actividad manufacturera.

Después apareció el tumulto financiero por las quiebras y dificultades de algunas entidades financieras en el mundo. En este sentido, la actual crisis bancaria también ha traído más incertidumbres a la economía estadounidense.

Esto podría frenar el gasto y el endeudamiento y provocar un aumento de los despidos, todos los ingredientes necesarios para una recesión. Actualmente el impacto de la crisis bancaria es desconocido, y si bien no se descarta que el otorgamiento del crédito pueda retroceder en el corto plazo, el peor escenario de un riesgo sistémico y un “credit Crunch” parecen lejos de materializarse.

La economía estadounidense sigue comportándose mejor de lo esperado. Claro que hay señales de enfriamiento en algunos sectores e industrias, pero era de esperarse, ya que es el objetivo final de la actual política monetaria. Pero no son señales contundentes, todavía para hablar de una recesión inminente. Hace dos semanas, el propio Fondo Monetario Internacional sugería la semana pasada que estaba sorprendido por la fortaleza reciente del mercado laboral y el gasto del consumidor estadounidense.

La mayoría de los modelos financieros le otorgan en promedio cerca de 70% de probabilidad a una recesión económica en EUA durante 2023.

Tan solo la semana pasada, los recientes discursos de algunos miembros de los principales bancos centrales occidentales apostando por nuevas alzas de tasas para combatir la persistente alta inflación; algunos resultados empresariales trimestrales peores de lo esperado y algunas menciones por parte de los gestores de estas compañías a una potencial desaceleración económica; así como la publicación de una batería de cifras macroeconómicas, en algunos casos por debajo de lo esperado, son los factores que han vuelto a poner la palabra recesión en boca de muchos inversionistas

El riesgo de recesión es real, pero una recesión en Estados Unidos no es una conclusión inevitable. El indicador que se dará a conocer esta semana correspondiente al PIB del primer trimestre del año reflejará un comienzo positivo. La expectativa es que en términos trimestrales anualizados la expansión sea de 2.0%. Se trata de su menor ritmo desde el segundo trimestre de 2022, pero no muy lejos del promedio a lo que crecía previo a la pandemia de Covid-19 (2.3%).

La economía se ha ralentizado, de eso no hay duda. Los últimos datos de alta frecuencia muestran que el consumo podría estar perdiendo fuelle, la actividad de contratación se está moderando, la actividad empresarial se está debilitando, los sectores sensibles a las tasas de interés están retrocediendo y la vivienda se está resintiendo.

Pero por ahora sigue creciendo, y dado que es posible que la Reserva Federal dejaría pronto de subir las tasas de interés, podría dejar de revisarse a la baja las expectativas de crecimiento. Todavía el “aterrizaje suave” es factible.

Una recesión implica una caída significativa de la actividad económica que se extiende por toda la economía en su conjunto y abarca también al estado del empleo. La gran pregunta, en caso de presentarse un escenario recesivo, será la duración y profundidad de la misma. En ese caso, la mayoría de los analistas coincidimos que en caso de presentarse será de poca profundidad y duración de uno o dos trimestres.

Cortesía CI Banco

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