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La estrategia: ¿Impulsar a Trump y enterrar al PRI?

El presidente Enrique Peña Nieto sufre una impresionante crisis de credibilidad y popularidad. No es para menos. Del “gran reformador” que pretendió ser, se ha convertido a los ojos de la opinión pública en el líder que ofende a México al invitar al candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, nada menos que a la residencia oficial de Los Pinos.

Poco importa que de manera formal la invitación, se supone, haya sido extensiva también a la candidata demócrata, Hillary Clinton, pues esto será olvidado muy rápido.

El responsable de la visita según diversos medios, sería el secretario de Hacienda, Luis Videgaray.

Esto deja en claro varias cosas. En primer lugar, que Trump es el candidato al que Videgaray le ve mayores probabilidades de triunfo, y con ello, de afectar la estabilidad financiera del país en el corto plazo.

Asimismo, confirma que en los hechos Peña Nieto prefiere al empresario sobre la ex secretaria de Estado norteamericana, quien según ha revelado Raymundo Riva Palacio en su columna “Hillary es la enemiga”, trae entre ojos al presidente mexicano por el tema de derechos humanos.

La aversión de Clinton hacia Peña Nieto también se hizo patente en un tuit: “There’s an old Mexican proverb that says ‘Tell me with whom you walk, and I will tell you who you are.’ We know who Trump is” (Hay un viejo refrán mexicano que dice ‘Dime con quién andas y te diré quién eres.’ Nosotros sabemos quién es Trump). Para ella pues, ambos son equivalentes.

Como quiera, incluso si es para salvar su cabeza impulsándolo, la recepción de Trump a cargo de Peña Nieto es un error histórico.

Y es que Trump ha ofendido a los mexicanos con una serie de calificativos tan ampliamente conocidos, que la respuesta en casa como mínimo, tenía que haber sido respetuosa pero muy enérgica. Todo lo contrario. Pese a algunos tuits posteriores menos amistosos, el trato a Trump fue suave y hasta tímido.

Peña Nieto, con sus acciones, ha tomado partido: en el país, a favor de una de las oposiciones y en contra del PRI; y en Estados Unidos, en pro del republicano.

Tenga o no el presidente esa intención, sus hechos están teniendo los resultados aquí comentados, por lo que en su partido, deberían estar más que preocupados, en particular, los “suspirantes” presidenciales. Todo indica que su jefe ha decidido negociar la plaza.

Llama mucho la atención que el número de desaciertos y torpezas del titular del Ejecutivo hayan aumentado demasiado en los últimos meses. Desde por ejemplo dejar operar a sus anchas a la CNTE –a pesar de que parecía haberles puesto un “ultimátum”- o subir el precio de la gasolina y la luz en contra de lo que había prometido, hasta decisiones menos graves como la de ratificar en su puesto a Alfredo Castillo, titular de la CONADE, a pesar de los pobres resultados durante los Juegos Olímpicos.

Lo de Trump fue la cereza del pastel. Imposible pensar que no previeran el escándalo que se armaría.

Los otros que no han dependido de él, como el del plagio de su tesis de licenciatura, son aparte.

Aquí el punto es: ¿Son casuales tantos errores consecutivos sobre los que sí ha podido decidir actuar o no, y que lo vuelven más impopular? Es más que dudoso.

Hay dos alternativas: de veras el presidente es tan torpe que se equivoca demasiado, o esas equivocaciones tienen toda la intención de infligir daño ya no a la popularidad de Peña Nieto –que ya es irreparable-, sino al PRI.

Hay quien descarta a priori dicha posibilidad, pero lo cierto, es que tener el poder de enterrar desde dentro al partido gobernante tiene un valor, con el que se puede negociar a un alto precio.

¿Es posible que haya una negociación para entregar la presidencia a la oposición? Claro que sí. ¿A cambio de qué? Está por verse pero hay varias opciones, como la impunidad.

En cualquier caso, no olvide que los políticos son capaces de todo, y que ya hasta hubo un aspirante que le ha prometido “perdón” a la “mafia en el poder”, lo que ha causado extrañeza incluso entre algunos de sus seguidores.

Ese mismo personaje casi a la par que se han acelerado los errores de Peña Nieto, ha moderado su discurso. No se ha pronunciado en público contra el presidente por la visita de Trump –como uno esperaría del que se supone es el principal líder opositor-. Se ha limitado a hacer una crítica “prudente y precavida” ante el tema. La dureza contra el gobierno quedó atrás.

Como quiera, si la intención es dañar a su partido, podemos esperar más “errores” de Peña Nieto en los próximos meses. Mantengámonos atentos.

GuillermoBarba.com

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Si no tienes “Caja Fuerte”, deberías correr por una

Le informé en febrero que según reportes del Wall Street Journal (WSJ), en Japón la demanda de cajas de seguridad se había disparado a tal grado que comenzaban a escasear. Y es que los japoneses están recurriendo a ellas para almacenar tantos yenes en efectivo como puedan.

No es casualidad. El banco central de ese país pertenece al vergonzoso grupo de autoridades monetarias que ya impone tasas de interés negativas a los bancos, con la creencia de que eso los presionará a prestar, y con más crédito, se estimulará la economía y la inflación. Ya le he explicado antes los motivos por los cuales esa es una falacia que, lejos de ayudar, está enfilando a la economía global hacia un desastre peor que el que estalló en la crisis de 2008-2009, al inflar burbujas en activos como los bonos y las bolsas de valores.

Con rendimientos negativos a la vista y el fisco encima, los ahorradores de Japón y otros países –como Suiza, donde el año pasado la circulación de billetes de 1 mil francos se disparó 17 por ciento-, están prefiriendo recurrir al “cash”.

Otra prueba de esto la reportó el domingo también el WSJ, al informar que los ahorradores alemanes están retirando los euros de sus cuentas bancarias para guardarlos “debajo del colchón”.

A decir verdad, igual que los japoneses, están comprando cajas de seguridad domésticas. La demanda se ha disparado tanto que las ventas de Burg-Waechter KG, el mayor fabricante de Alemania, se dispararon 25 por ciento en el primer trimestre de 2016.

Según testimonio recogido en su nota, los productores de estas cajas fuertes están casi al límite de su capacidad, tienen tiempos de espera para entrega y están trabajando a tres turnos.

Si busca un responsable, voltee a ver al Banco Central Europeo, otro destacado integrante del “club” de las tasas negativas. Los ahorradores –personas y empresas-, no quieren que en vez de recibir rendimientos, aunque sea mínimos, les comiencen a cobrar comisiones y otros cargos por sus depósitos, como ya está ocurriendo.

La reacción de alemanes y japoneses sin duda es la correcta, y debería ser imitada en todo el mundo.

Las tasas negativas no sirven para estimular la economía, pero sí para aniquilar a los más responsables con sus finanzas, aquellos que gastan menos de lo que ganan y ahorran.

Por eso, a manera de defensa de su capital y propiedad privada, las personas deben hacer lo que esté en sus manos para contrarrestar las irresponsables decisiones intervencionistas de los gobiernos y banqueros centrales.

Desde luego, más destacada aún es la acumulación masiva de oro –el dinero por excelencia- que está llevándose a cabo en China. Por cierto, no hay forma más acabada de dinero real que el oro y la plata amonedados.

Así que aquí en México, se haría un favor si sigue a los chinos, japoneses y alemanes, y se compra una buena caja de seguridad. En los tiempos turbulentos que se avecinan, lo mejor es recortar posiciones en el débil peso, bonos y la bolsa, para ampliarlas en activos más sólidos como el dólar –que en un momento de crisis podría inflarse en burbuja antes de colapsar-, monedas de oro, onzas de plata, obras de arte, etc.

No importa que sea “poco” lo que tenga, no tiene por qué perder poder adquisitivo y correr riesgos innecesarios por culpa de aquellos que, a modo de “planificadores centrales”, creen saber qué es lo mejor para el mundo, mientras lo dirigen al precipicio económico.

GuillermoBarba.com

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Las estafas de siempre, nuevos incautos

Hace unos días un conocido me pidió opinión acerca de un “negocio” muy atractivo que prometía grandes ganancias con una baja inversión. Fui explícito: para mí, se trataba de una típica estafa piramidal. A decir verdad, nuestra charla me dejó un mal sabor de boca porque, a pesar de mi insistencia y explicaciones, creo que de cualquier manera va a ingresar a ella. Así pasa.

En los mercados financieros se sabe muy bien que son principalmente dos emociones las que los mueven: el miedo y la codicia.

Cuando alguna de ellas toma el control, no hay nada que haga entrar en razón a los inversores y es cuando llegan los pánicos o las euforias extremas.

En las estafas piramidales apelan a ese sentimiento de codicia con la mentira de que el negocio es “seguro” y de que las ganancias están “garantizadas”. No existe tal cosa.

En realidad, en estos esquemas se forman dos pirámides: la de incautos y la de ganancias.

La primera crece de arriba hacia abajo, por lo que su base se va haciendo cada vez más ancha conforme el número de sus miembros crece de manera exponencial. La segunda pirámide es invertida: la mayor parte de la ganancia se va hacia arriba y allí acumulan más conforme los incautos van ingresando su dinero. Afiliar a otras personas es requisito indispensable para poder cobrar.

Esa base creciente de miembros tiende a recibir menos ingresos cada vez hasta que llegan a cero, al agotarse los nuevos afiliados.

Ese momento es una certeza matemática sin importar cuánto se tarde en llegar, pues el universo de seres humanos es limitado –y aún más el de aquellos que está dispuesto a dejarse engañar- y la pirámide para sostenerse necesita seguir creciendo como es imposible que lo haga.

Aun así estas estafas tienen éxito exaltando la codicia y nublando la razón gracias a que sus miembros de capas superiores –que como vemos se llevan la tajada más grande del pastel- exhiben en todo momento sus extravagantes lujos y buena vida.

No es para menos. Las cuotas por ingresar a estos falsos negocios suelen ser muy elevadas, y dado el número exponencial de sus nuevas víctimas, el botín que se reparte es enorme. Por eso adoctrinan a los nuevos para resistir las voces de advertencia que les dirán que es una estafa, y para no dejar de perseguir “sus sueños”.

Por supuesto, los sacrificados son siempre los de las capas inferiores y medias, porque los últimos no recibirán utilidad alguna, y los de más arriba, suelen perder todo lo ganado en el papel dados los elevados estímulos a “reinvertirlo” (para no retirarlo, mientras los superiores se lo llevan, claro está).

Este mecanismo de fraude es el mismo en cada ocasión, pero víctimas nunca faltan. Ahora es peor porque con Internet, tienen alcance mundial y es más fácil burlar a las autoridades nacionales.

La esperanza de que “esta vez sí va a funcionar” llega porque los fraudes se disfrazan de formas novedosas con diferentes productos, y entre sus estrategias, incorporan a veces “voces autorizadas”, personajes famosos o respetados como aval para su engaño.

La línea que las separa de multiniveles legítimos es delgada pero clara: en un multinivel el dinero viene desde FUERA de la pirámide –por la auténtica venta recurrente de productos a clientes minoristas-, y NO desde dentro de la misma por ingresar nuevos socios.

De todos modos –y eso no lo suelen decir los multiniveles-, su crecimiento tarde o temprano también se detendrá por razones del límite natural a su expansión exponencial.

Una persona me dijo hace tiempo que, a sabiendas de que había entrado a una estafa piramidal, su plan era “retirarse a tiempo” con los bolsillos llenos antes del colapso. ¡Terrible!

Como ve, personas despreciables dispuestas a causar daño económico o de otro tipo las hay en todo momento. Cuídese de ellas, porque por desgracia con la elevada impunidad que vivimos, es probable que usted y miles o millones más lo pierdan todo, y los responsables, se salgan con la suya.

GuillermoBarba.com

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Bancos centrales, autos autónomos y desempleo: la obscura conexión

Bancos centrales, autos autónomos y desempleo: la obscura conexión

Estoy seguro que ha escuchado que las autoridades financieras y monetarias de todo el mundo están tratando de estimular sus economías, porque no han podido recuperarse de forma consistente desde la Gran Recesión de 2009.

Básicamente lo que hacen es aumentar el gasto del gobierno, deprimir las tasas de interés e inyectar liquidez a la economía –o sea, monetizan deuda-, bajo la creencia de que al haber más dinero y crédito circulando la gente va a comprar, los negocios a vender más y así se generará un círculo virtuoso de crecimiento e inflación.

Esto último lo desean con avidez explícita porque es una forma de aligerar la carga de la deuda, que se sigue acumulando exponencialmente a escala global. Este solo hecho –el proponerse mermar el poder adquisitivo del dinero- debería ser suficiente para generar la indignación generalizada.

Pero el “estímulo” no sirve y su supuesta recuperación es sólo un espejismo. Vivir de prestado tiene su límite, y éste, llega en el momento en el que aquellos que prestan deciden que es suficiente, que no vale la pena ni el riesgo seguir dando recursos a quien no puede pagar. Es imposible que la deuda crezca al infinito.

La situación actual es tan extrema que los rendimientos de los bonos ya ni siquiera son bajísimos o nulos, sino que ahora, hay incluso tasas negativas como en Europa y Japón. Dicho de otro modo, los deudores cobran por recibir dinero prestado. Un absurdo.

Tarde o temprano esta borrachera de crédito, deuda e impresión monetaria terminará, y el castillo de naipes que se ha construido se vendrá abajo. Otra gran recesión está garantizada.

¿Qué consecuencias traen entonces estas irresponsables políticas de los banqueros centrales?

Todo lo contrario a lo que nos venden: predisponen más desempleo, más crisis y deflación. ¿Por qué? Porque al haber de forma artificial más crédito y deuda –y además colocándose a las tasas más bajas de la historia-, se estimula el apalancamiento y el desarrollo de tecnologías más eficientes que requieren menos trabajadores.

Los vehículos autónomos–a los que nos hemos referido con insistencia en este espacio-, son un botón de muestra.

Estos nuevos autos y camiones robot serán armados también cada día con más tecnología automatizada de la que ya de por sí existe, que requiere menos y menos trabajo humano.

Ese es tan solo un ejemplo de lo que se reproduce en otras industrias: enormes distorsiones económicas producto de la depresión artificial de las tasas de interés, que deberían ser determinadas por la oferta y demanda de ahorro y no por política activa de los bancos centrales.

Aunque quisieran, no es igual deuda que ahorro, ni expansión de deuda que acumulación de capital. Por eso las burbujas siempre explotan. La que se vive en el mercado de bonos, no será la excepción.

Como le digo, esta estructura descendente de tipos de interés induce a las empresas a pedir prestado para mecanizarse y eliminar mano de obra.

O sea, los banqueros centrales y sus políticas monetarias -no la tecnología ni la automatización, hacia los que sí debemos avanzar con bases sólidas de acumulación de ahorro y capital-, son enemigos de los trabajadores manuales y de los ahorradores. Esto a quien perjudica es a los más desfavorecidos –la mayoría-, que necesita de empleos para vivir.

Lo peor es que ese desempleo luego es atribuido al sistema capitalista de “libre mercado”, lo que sirve de pretexto perfecto para expandir los controles del Estado sobre los ciudadanos.

En realidad, el intervencionismo de gobiernos y bancos centrales ES el problema económico, por lo que no puede contribuir a solucionar ninguno, como prometen los populistas de izquierda y derecha. Se trata de un engaño para hacerse del poder y nada más.

El círculo vicioso de desempleo, pobreza y autoritarismo que crea esa intervención es un motivo más que suficiente para repudiarlo.

La economía se rige bajo sus propias inmutables leyes y no obedece los caprichos de los políticos en el poder. Mientras no logremos sacudirnos su obsesión por controlarlo todo, seguiremos en esta carrera hacia el fondo.

GuillermoBarba.com

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Advertencia: vehículos autónomos, a la vuelta de la esquina

Advertencia: vehículos autónomos, a la vuelta de la esquina
La semana pasada le conté en el artículo “Así es como todos los choferes del mundo perderán su empleo”, que la empresa Delphi Automotive lanzará en 2017 una flota de taxis autónomos en Singapur. Estas pruebas iniciales, sin embargo, tienen la mira puesta en un servicio regular de autos sin chofer, sin volante ni pedales, para 2019, que estará consolidado y en plena operación a más tardar en 2022.
Como suele ocurrir en estos casos, no falta quien con escepticismo opina que los autos que se conducen solos están a años luz de distancia, pero eso es un error. De hecho, la mayoría si –no es que todas- las grandes empresas automotrices ya llevan varios trabajando a marchas forzadas y asociándose con firmas tecnológicas en el desarrollo de estos proyectos. Tienen prisa y la competencia es mucha.
Ayer por ejemplo, Ford anunció que tendrá en las calles vehículos completamente autónomos en menos de 5 años.
¿Le parece mucho tiempo? Inversionistas de Wall Street han presionado a esa marca por tardarse demasiado en desarrollar autos y camiones con dichas características, por lo que es de esperar que incluso los tengan en operación antes del 2021, que es su meta.
Lanzarán primero un vehículo comercial que, como le digo, no tendrá volante ni pedales, que será usado en todo el planeta por compañías de transporte como Uber y Lyft, con las que mediante una aplicación se solicita un servicio.
La compañía no dio detalles sobre cómo lucirá su nuevo auto, pero lo importante según ha dicho su presidente y director general, Mark Fields, es que “los vehículos autónomos podrían tener un impacto tan significativo en la sociedad como la línea de ensamblaje de Ford hace 100 años.” No hay duda.
En su opinión, la automatización definirá la siguiente década, y estamos de acuerdo. El cambio es irreversible.
La automotriz estadounidense incluso ha duplicado a 300 el personal que tiene trabajando en Silicon Valley, y ampliará sus instalaciones en Palo Alto, California. Asimismo, se ha asociado con Baidu, el “Google” chino, que también dijo en junio pasado que estará produciendo en masa autos autónomos en cinco años.
No tenga duda de que esta revolución del transporte hará que algunas empresas automotrices, las que tarden más en adaptarse a las demandantes nuevas circunstancias del mercado, terminarán por desaparecer.
Los países no desaparecerán, ni sus habitantes, pero es un hecho que aquellos que por presiones locales de toda índole –como las laborales- se cierren a la tecnología de estos vehículos más baratos, rápidos, seguros y eficientes que los actuales, se quedarán rezagados.
Como es usual, el principal obstáculo al que se enfrentarán estas innovaciones es el de la regulación.
¿Estarán las autoridades mexicanas preparándose ya para el futuro que viene? Es más que dudoso.
Lo que está pasando en el mercado de los autos y camiones es un nuevo llamado de advertencia: los cambios en el mundo económico suceden más rápido de lo que las autoridades pueden reaccionar. Mucho ayudan si dejan de estorbar.
Apertura y no proteccionismo, competencia total y no obsolescencia es lo que requerimos para atraer inversiones y capital que generen crecimiento y empleo en cantidades suficientes que eleven los ingresos y abatan la pobreza en México. No hay otra fórmula posible.
Además, el gobierno debe hacer valer el Estado de Derecho y reducir los recursos que quita a los contribuyentes por la vía de los impuestos. Controlar el gasto y equilibrar las finanzas públicas es un requisito indispensable.
Quedarnos sólo “milando” mientras el resto del mundo nos rebasa, no es opción.

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Una ‘bomba’ deflacionaria en activos se sigue inflando

Una ‘bomba’ deflacionaria en activos se sigue inflando

Guillermo Barba

El viernes el Financial Times informó que el valor de los bonos con rendimiento negativo en el mundo, alcanzó los 13.4 billones (sí, 13.4 millones de millones) de dólares, a causa de las políticas de tasas  negativas y compra de bonos de los principales bancos centrales del orbe.

Estos valores con rendimientos en rojo se encuentran sobre todo en bonos gubernamentales europeos y japoneses, pero cada día crece más el número de bonos corporativos que llegan a este absurdo extremo.

El valor total de bonos en esta condición creció 300 mil millones de dólares tan sólo en una semana según cifras de Tradeweb.

Aquí le hemos explicado que no es posible que en un mercado libre los rendimientos caigan por debajo de cero, porque lo que haría descender los tipos en ese caso sería la abundancia de ahorro.

De acuerdo con las leyes de la oferta y la demanda, si hay mucho ahorro la tasa de interés descenderá hasta el punto en que el ahorrador marginal decide que es suficiente, que no vale la pena prestar su dinero por un premio tan bajo y lo retira del mercado ya sea para guardarlo en efectivo, para gastarlo donde considere mejor o para invertirlo productivamente.

Nadie paga por prestar dinero, y en este caso si ocurre, es porque se espera que el bono se encarezca aún más, lo que le significaría al especulador una ganancia de capital. El rendimiento no le interesa. Dicho de otro modo, los bancos centrales están promoviendo no la recuperación económica sino la especulación en activos, incluidos y en especial, en los bonos.

Como le digo, cuando en un mercado libre con dinero sólido hay una sangría de ahorro es ésta la que finalmente pone un piso a los rendimientos, pues para seguir atrayendo fondos, prestar y seguir haciendo negocio con ello, los intermediarios y deudores necesitan ofrecer una tasa más elevada.

Asimismo, las tasas no pueden subir al infinito en un mercado libre porque el empresario marginal, que arriesga su capital de manera productiva, y el ahorrador que tiene activos que no pagan rendimiento, llegará el punto en que optará por venderlos para comenzar a colocar su dinero en el mercado de deuda a cambio de una tasa que juzga conveniente por “no hacer nada”.

Este nuevo flujo de ahorro hacia el mercado de bonos, al aumentar su demanda, tenderá a encarecer dichos valores y a reducir el rendimiento que paga.

Pues bien, por primera vez en la historia vemos rendimientos negativos porque las tasas de interés están siendo deprimidas de manera intencional por las autoridades monetarias. Los bonos son encarecidos por una demanda extraordinaria , artificial, de los bancos centrales.

La compra de bonos no es otra cosa que monetización de deuda con la intención de empujar el consumo y el crédito para “estimular” la economía.

La “lógica” va muy bien hasta que nos damos cuenta que, en primer término, lo que causó la crisis es justo el exceso de deuda, consumo y crédito en la economía global. Esto, por culpa de un sistema monetario corrupto que no cuenta con ningún tipo de freno a la creación de dinero sin respaldo.

Así que impulsar más y más de los mismos “estímulos” que provocaron la enfermedad económica sólo tendrá el efecto de empeorarla. Al alcohólico le hará feliz en el corto plazo si le regala cajas y cajas de las mejores botellas de su bebida favorita, pero al final, terminará por perjudicar su vida al grado de acabar con ella. No es ningún favor.

Aquí hemos advertido que esta anomalía en el mercado más importante –el de las tasas de interés-, está teniendo consecuencias graves que terminarán siendo MUY deflacionarias. Una bomba de activos que se inflan sólo puede terminar en el colapso, o lo que es lo mismo, en deflación de activos.

No toda deflación es mala, pues de hecho la economía de mercado se trata justo de lograr que los productos y servicios se abaraten cada vez más. Pero la deflación negativa y destructiva es justo la de activos, la que están inflando los banqueros centrales.

No puede usted manipular para siempre ningún precio de manera impune, pues el mercado, las fuerzas de oferta y demanda, terminan ajustando todo por la fuerza.

De manera que sí, como todas las burbujas esta también se inflará a niveles insospechados. Los inversores más avezados deben prepararse, porque después de la euforia aparente, el desastre financiero y económico es inevitable.

GuillermoBarba.com

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Demanda mundial de oro en máximos históricos

Demanda mundial de oro en máximos históricos

Cuando se habla del rey de los metales se suele considerar como aumentos en la “demanda” cada vez que las compras de éste se incrementan en las cuatro categorías en que se divide: joyería, tecnología, inversión y bancos centrales. No obstante, el oro no es una materia prima (commodity) ordinaria, sino LA materia prima dinero.
Debido a su alto valor casi todo lo que se extrae pasa a acumularse como joya, lingote o moneda. Una mínima parte se pierde.
Como es obvio, por sus características y propiedades, el oro no se quema como el petróleo ni se consume como el trigo o el maíz. Cada onza que se saca de la tierra no desaparece sino que pasa a ser guardada en manos de alguien –su tenedor-, quien así ejerce demanda. Al ser dinero en sí mismo, no se le tira a la basura, se le cuida y resguarda.
Así entendida, la demanda real de oro va SIEMPRE en aumento, porque no importa cuánto se produzca siempre habrá alguien que gustoso lo reciba y acumule. Eso explica por qué es la commodity con el mayor número de existencias con respecto a lo que se produce cada año. Sus inventarios totales se mantienen al alza en todo momento. El Consejo Mundial del Oro (WGC, por sus siglas en inglés) los estima en 186 mil 700 toneladas (t) al cierre de 2015.
Esa demanda permanentemente insatisfecha por parte del público la distingue de las demás materias primas y es lo que le da valor. En palabras del Prof. Antal Fékete, fundador de la Nueva Escuela Austríaca de Economía, para fines prácticos la utilidad marginal del oro es constante.
Gracias a ello el oro fue encumbrado –tras un muy largo proceso de discriminación entre distintas mercancías que fungieron como intermediarias generales en los intercambios a través de los siglos-, como el dinero por excelencia. Ninguna autoridad impuso su uso como tal, fue la interacción de las personas en el mercado la que lo eligió en libertad, junto con su eterna compañera, la plata.
El oro pues, es el dinero de los libres.
Explicado lo anterior, este miércoles el WGC publicó su informe Gold Demand Trends con las estadísticas al segundo trimestre de este año.
Destaca que la demanda (que como ya vimos, se refiere a las compras) de inversión se disparó 141 por ciento respecto al primer semestre del año pasado, con lo que alcanzó un máximo histórico para cualquier período similar, de 1,064 t. Es la primera vez que por dos trimestres consecutivos el rubro de inversión es el mayor componente de la demanda.
Esto ocurrió en un contexto en el que el PRECIO de la onza de oro subió 25 por ciento en dólares, su mayor ganancia desde 1980 para una primera mitad de año. El apetito por el metal precioso fue mayor en algunos mercados debido a la debilidad de ciertas divisas frente al dólar.
La escalada en las cotizaciones provocó también que la demanda de joyería cayera 14 por ciento con respecto al primer semestre de 2015. Bancos centrales y tecnología también bajaron en 3 y 40 por ciento, respectivamente.
Como queda claro, son las compras de los inversores las que han presionado al alza el precio del oro ante un escenario económico global adverso, donde además están proliferando los rendimientos negativos en bonos considerados “refugio”. Los responsables de esta grave anormalidad vista por primera vez en la historia, son los banqueros centrales con sus políticas monetarias ultraexpansivas y la depresión artificial de las tasas de interés.
Y es que si por prestar no se gana, sino que al contrario, se pierde dinero, los incentivos quedan más que puestos para buscar activos que no apliquen ese castigo, como las divisas en efectivo y los metales preciosos monetarios en físico.
Es de llamar la atención que ahora sean los inversionistas occidentales, en vez de los asiáticos, los que estén aumentando de manera más importante sus posiciones en oro, en especial, a través de fondos cotizados (ETFs). La demanda de dichos fondos alcanzó un impresionante récord de 580 t.
En México por desgracia la demanda de oro continuó siendo demasiado baja, insignificante, en el segundo trimestre de 2016: 4.4 t en joyería más 0.3 t en barras y monedas para un total de 4.7 t, apenas 3 por ciento más que en igual periodo del año anterior. Lo malo es que la parte de inversión (barras y monedas) cayó 22 por ciento.
Hay muchos ojos por abrir aún en el país y a eso está dedicado este blog. Ojalá desde Banxico hasta los pequeños inversores, por nuestro propio bien financiero, sigamos más el camino del oro.
Economista, autor del blog Inteligencia Financiera Global

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El “dedo en el gatillo” para la compra de dólares

El “dedo en el gatillo” para la compra de dólares

En este espacio hemos insistido en que la divisa mexicana, nuestro peso, está condenado a sufrir una depreciación inevitable en el futuro cercano. Hemos explicado que hay tanto razones externas como internas, en especial, el gasto público elevado y el aumento acelerado de la deuda.

Vale la pena recordar que el Brexit –la salida de la Unión Europea, decidida en el referéndum británico del 26 de junio-, disparó el precio del dólar hasta los 19.50 pesos. Sin embargo, casi de inmediato comenzó una subida del peso que, con altibajos, concluyó a mediados del mes pasado en niveles cercanos a los 18.30 por dólar. A partir de entonces regresó la tendencia hacia la depreciación que por el momento está teniendo un nuevo “respiro”.

Las últimas cinco jornadas hasta ayer fueron positivas para el peso, lo que le valió acumular una ganancia de 2.55 por ciento.

¿A qué se debe esta renovada fortaleza? A la debilidad del dólar, sobre todo.

Ayer por ejemplo, dicha debilidad fue impulsada por una caída en la productividad no agrícola en Estados Unidos de 0.5 por ciento en el segundo trimestre de este año, cuando se esperaba una subida ganancia de 5 por ciento. Ese resultado negativo implica un retroceso de tres trimestres consecutivos, el más largo desde 1979. A pesar del discurso de los optimistas, la economía estadounidense no está fuerte.

Como el gobierno mexicano no tiene prisa alguna en recortar en serio el gasto hasta equilibrar el presupuesto y el contexto externo no ha variado significativamente, reiteramos nuestra recomendación de recortar al mínimo posible las posiciones de los inversores en pesos y aprovechar las bajas del dólar para comprar.

A esto súmele el factor Trump, que pese a ir por ahora abajo en las encuestas, no debe ser descartado aún para llegar a la Casa Blanca, y eso, tampoco es positivo para nuestra moneda.

Por cierto, a nuestra sugerencia se suma ahora el mismísimo banco Goldman Sachs, que ha recomendado esta semana a sus clientes la compra de dólares. En su opinión, el billete verde está “subvaluado” por las tenues y rezagadas expectativas del mercado de que la Reserva Federal (Fed) suba de nuevo los tipos de interés en 2016.

Y es que esa institución señala que las probabilidades de un alza de tasas por parte de la institución que preside Janet Yellen, son ya del 75 por ciento. Lo anterior, dice, tras los datos de nóminas no agrícolas publicados el pasado 5 de agosto, que fueron mejores a lo esperado.

Aunque no coincidamos con esa opinión de fortaleza en la economía americana y el alza de tipos, lo cierto es que durante la última semana el peso ha avanzado alrededor de 50 centavos, por lo que pensamos que en efecto, sí es hora de tener el “dedo en el gatillo” para la compra de divisa norteamericana.

Conforme nos acerquemos más a niveles de 18 pesos el soporte será fuerte, y si se rompe, habrá que tomar posiciones todavía con más fuerza.

El peso es un “corto” más cantado que el Himno Nacional, lo que significa que después de su fortaleza temporal, volverá a flaquear.

Negocios que dependan de la compra de insumos en esa divisa para su producción, deberían tomar previsiones y buscar instrumentos financieros adecuados que les permitan protegerse del riesgo cambiario. En Inteligencia Financiera Global les podemos orientar al respecto.

El resto –ahorradores e inversionistas-, más allá de un “colchón” en pesos para emergencias y compras de oportunidad, debería prepararse expandiendo sus tenencias de divisas fuertes y otros activos que preserven mejor su poder adquisitivo –como el oro y la plata físicos amonedados-.

Es una pena, pero las malas decisiones de gobierno y el contexto internacional, no nos dejan otra alternativa que la autodefensa financiera.

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Así es como todos los choferes del mundo perderan su empleo

“Inteligencia Financiera Global”.

De: Guillermo Barba.

Así es Como Todos los Choferes del Mundo Perderan su Empleo

El avance tecnológico seguirá sustituyendo el trabajo humano con máquinas y robots cada vez más rápidos, baratos y eficientes. No cualquiera ve cómo esto ocurre al interior de una fábrica, pero todos veremos pronto en las calles a los autos y camiones que no necesitan chofer para llegar a su destino.
Pues bien, a pesar de los escépticos típicos de estos casos, hace unos días el portal de CityLab.com publicó un artículo titulado Why Singapore Will Get Self-Driving Cars First, en el que explica que Singapur parece destinado a vivir con este tipo de vehículos autónomos en el corto plazo.
No es casualidad. Delphi Automotive anunció el lunes de la semana pasada que lanzará una flota de seis taxis automatizados en esa ciudad-estado el próximo año. Primero harán viajes sobre rutas preestablecidas con un conductor presente en caso de emergencia. Pese a ello, la compañía planea que para 2019 contará con 50 taxis sin chofer, sin volante ni pedales, que serán solicitados por los singapurenses mediante una app para celulares, al estilo Uber.
Por cierto, en ese país la autoridad no está impidiendo la llegada inevitable del futuro en materia de transporte automotriz. El proyecto de Delphi va en conjunto con la Autoridad de Transporte Terrestre de Singapur. Están a la vanguardia (¿están leyendo, gobernantes mexicanos?).
Glen DeVos, vicepresidente de Ingeniería de Delphi –citado por Reuters-, dijo que plantean reducir el costo de un viaje en taxi de unos 3 o 4 dólares la milla a solo 90 centavos. Por supuesto, conforme vayan mejorando, será aún menor.
Como es obvio, el desplome de costos en el transporte de mercancías y personas permitirá ampliar los horarios de operación y atender a más usuarios. Lo anterior, sin contar que se espera que haya un menor número de accidentes (los robots no se cansan, no se quedan dormidos ni cometerán los errores humanos más comunes en la conducción). Serán más seguros.
Para 2022, en Delphi esperan que su servicio de taxi automatizado esté operando regularmente. Entre sus proyectos está iniciar también en Estados Unidos y Europa e incorporar vehículos eléctricos.
Otras empresas como Uber, Lyft, Google, Apple y la mayoría de las automotrices también están trabajando a marchas forzadas en el desarrollo de sus propias tecnologías de vehículos autónomos. Dentro de poco –tan pronto como la siguiente década-, el empleo de chofer será historia.
¿Es eso un problema? ¿Debemos impedir que esas tecnologías lleguen para que los taxistas y operadores de camiones no pierdan su trabajo? Sería absurdo.
Al contrario, entre más rápido lleguen y menos restricciones oficiales tengan, más productivos y competitivos podremos ser, la economía crecerá y se crearán nuevos empleos que ni siquiera podemos imaginar hoy.
Gracias a estos avances, en centros urbanos tan grandes como la Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey, Puebla, etc., el transporte público podrá evolucionar más rápido para ofrecer soluciones prontas y reales a los usuarios.
Claro, lo anterior, siempre y cuando las autoridades de todos los niveles lo entiendan y dejen de estorbar la competencia y la innovación como es su costumbre. Todos los mercados, incluido el de transporte público, deben abrirse a la creatividad empresarial privada, sin pretextos ni protegidos. El Estado ya probó su ineficacia e ineficiencia.
Los beneficios de estas y otras nuevas, más rápidas y mejores formas de hacer las cosas, sólo podrán llegar en la medida en que abramos nuestro país a la competencia total. El consumidor, y no una élite de productores, debe estar en el centro de las decisiones de gobierno.
El costo de no darle la bienvenida a los cambios y el progreso, sería condenar a México al atraso, mediocridad y pobreza que nos han caracterizado. No podemos darnos ese lujo.