Por deshielo, tundras aumentan emisión de dióxido de carbono

De 1975 a la fecha la cantidad de dióxido de carbono (CO2) emitido por el deshielo de la tundra de Alaska se ha incrementado 70 por ciento, debido al fenómeno de calentamiento global, informó la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA por sus siglas en inglés).

Al publicar un estudio dirigido por el investigador de la atmósfera en la Universidad de Harvard, Roisin Commane, explicó que las temperaturas más cálidas y suelos descongelados pueden conducir a un aumento en las emisiones de CO2 de ésta y otras tundras.

Como resultado de ello se genera un círculo peligroso ya que el CO2, uno de los gases de efecto invernadero y capturado de forma natural en el hielo, vuelve a liberarse a la atmósfera para favorecer el calentamiento atmosférico.

En su investigación, Roisin Commane explicó que los suelos que rodean los altos del extremo norte del Ártico, por encima de 60 grados latitud norte, tienen grandes cantidades de carbono en forma de materia orgánica de vegetación muerta.

Esta vasta reserva ha sido acumulada en el hielo durante miles de años y contiene suficiente carbono como para estimar que se trata del doble de la cantidad actual de dióxido de carbono que existe en la atmósfera.

El investigador detalló que durante el verano, en el Ártico las capas superiores de deshielo de suelo y microbios descomponen esta materia orgánica y producen grandes cantidades de dióxido de carbono.

Después, cuando las temperaturas frías regresan en octubre, las capas de suelo descongeladas comienzan a enfriarse, sin embargo, las fuertes emisiones de este compuesto continúan hasta que el suelo se congela en su totalidad.

Como resultado de ello se han producido climas más cálidos y que a su vez han propiciado que la tundra tarde hasta tres meses en volverse a congelar, cuando en el pasado sólo le tomaba un mes para volverse a cubrir de hielo.

Los datos obtenidos en torres de observación muestran aumentos constantes tanto de dióxido de carbono atmosférico y, como consecuencia de ello, incrementos de temperatura a finales de otoño y principios de invierno.

Commane buscará ampliar este trabajo junto con sus colegas, de abril a octubre, para ayudar a los científicos a mejorar los modelos climáticos y predicciones del cambio climático del Ártico, así como sus posibles efectos en el futuro cercano.

NTX/jCd

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