Inmunoterapia vive nueva era gracias a ganadores del Nobel de Medicina

Gracias a la investigación del japonés Tasuku Honjo y el estadunidense James Allison, reconocidos con el Premio Nobel de Medicina 2018, fue posible emplear la inmunoterapia como una herramienta coadyuvante contra algunos tipos de cáncer.

El experto en inmunología del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), Vianney Ortiz Navarrete, destacó que desde finales del siglo pasado se vive una nueva era en esta rama y muestra de ello son las aportaciones de los reconocidos investigadores.

En 2002, Ortiz Navarrete, científico del Cinvestav y en ese entonces presidente de la Sociedad Mexicana de Inmunología, invitó al japonés Tasuku Honjo a México para la clausura del XV Congreso Nacional de Inmunología.

En un comunicado del Cinvestav, el investigador señaló que la inmunoterapia estaba concentrada en el uso de anticuerpos contra patógenos, pero el trabajo realizado por Honjo y Allison llevó a consolidarla como un tratamiento coadyuvante contra diversos tipos de cáncer.

Con el advenimiento de las tecnologías se han podido obtener anticuerpos producidos en el laboratorio que además de combatir a microorganismos, ahora son útiles contra los tumores.

Ortiz Navarrete refirió que antes de los aportes de los actuales ganadores del Nobel de Medicina se dudaba de la relevancia del sistema inmunológico para contener la aparición de tumores.

A partir de las investigaciones de los científicos, enfocadas a estudiar las moléculas CTLA-4 y PD1, relacionadas con las funciones de la desactivación de los linfocitos T del sistema inmune, fue posible emplear la inmunoterapia en el tratamiento contra algunos tipos de cáncer.

Mediante la inmunoterapia es posible manipular en forma molecular la activación y desactivación de los anticuerpos, y de esa forma darle nuevos bríos al sistema inmune a fin de que pueda atacar a los tumores.

“James Allison describió la relación de una proteína llamada CD28, que al interactuar otra molécula llamada CTLA4 para darle una señal negativa, hace que se apague la actividad y deja de ser funcional. En el caso de Tasuko Honjo, describió otra señal negativa de la molécula PD-1″, explicó.

El problema es que cuando la señal negativa se mantiene por mucho tiempo o de manera permanente, el linfocito deja de ser funcional y ya no puede matar a las células tumorales.

“Lo que ambos grupos de investigación hicieron fue generar anticuerpos para impedir la interacción de las proteínas CD28 con su receptor CTLA4, y de la PD-1 con el PD-1L, con lo que linfocito T recupera su función y es capaz de eliminar al tumor”, detalló el investigador.

NTX

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