El coronavirus dicta el ánimo de los mercados

Por Axel Botte, Estratega Global de Ostrum Asset Management

Los mercados financieros intentan aún entender el impacto de la epidemia en la actividad global. Las cadenas de suministro globalizadas han sido afectadas seriamente ya que la actividad industrial se ha parado en muchas partes de China. Los tiempos de entrega sin duda reducirán los volúmenes de ventas de firmas productoras en China. La advertencia de Apple en sus ventas trimestrales, en efecto detonaron una venta masiva en Nasdaq. El estímulo monetario, no obstante, proviene como se evidenció de los datos del financiamiento social en China y la depreciación del yuan ante el dólar. El total de los nuevos créditos bancarios en yuanes alcanzó CNY3.3T en enero. La expansión fiscal es también en los pronósticos. El déficit público de China podría alcanzar 4% del PIB. Corea del Sur se reporta un drástico incremento en casos de virus y Europa ha quedado ya expuesta, especialmente Italia donde el crecimiento podría sufrir un impacto del rango de un cuarto de punto porcentual debido a un declive en el turismo. Francia, donde el turismo representa 8% del PIB, ya reporta un drástico descenso en el arribo de turistas chinos.

Los mercados anticipan recortes a las tasas de la Fed

La Fed sigue considerando sólida a la economía de EEUU. Las condiciones del mercado laboral en efecto  son aún fuertes. Los datos regionales de la manufactura incluso indicaron mejora en febrero, aunque un mediocre PMI detone dudas sobre la extensión de la escalada. En todo caso, si es demasiado pronto para descartar el riesgo de una desaceleración hasta no alcanzar el riesgo de la epidemia. La reducción de las tensiones comerciales entre EEUU y China y el acuerdo de América del Norte deberá apoyar la inversión en equipo, que se ha visto débil durante meses.

Hasta ahora, el comité de la Fed ha mantenido su proyección sin cambios incluso con la consideración de los mercados de dinero de dos recortes de 25 bp a la tasa de referencia en el presente año. La lucha entre la Fed y los mercados ha iniciado. Los mercados apuestan claramente a que la inclinación dovish de la Fed inevitablemente va a reemerger si el crecimiento empieza a desacelerarse. La incertidumbre mantiene alta la demanda de bonos de largo plazo. Los rendimientos de las T-note en efecto cayeron por debajo de la marca de 1.40% a su mínimo del 2020. Los datos del capital internacional del Tesoro mostraron un repunte en la demanda de inversionistas privados extranjeros por bonos del Tesoro en diciembre, que contribuyó a aplanar la curva. La demanda del sector privado compensó la venta continua de bonos del Tesoro por instituciones oficiales, que compran cada vez más oro. El diferencial de la curva 2s10s se estrechó a 11 pb. Es muy claro que el bajo nivel de las tasas de interés evitó un mayor ajuste en los valores bursátiles. El S&P 500 perdió 1% la semana pasada pero no se descarta una mayor debilidad considerando los precios de esta semana y las ganancias del año a la fecha. El ajuste en los precios de las acciones se concentra en el sector tecnológico de gran capitalización, que por mucho tiempo ayudó al alza del mercado. Esta certidumbre favoreció la rotación del sector. Los sectores defensivos incluso los bienes de consumo y suministros lógicamente atrajeron flujos de inversión.

Los mercados de crédito se desempeñaron bien la semana pasada a pesar de la debilidad de los mercados de renta variable. Los diferenciales de los IG europeos cerraron la semana pasada por debajo la marca de 90 pb ante el Bund. La expansión del diferencial parece inevitable a corto plazo, aunque teniendo en cuenta los flujos de cobertura que aumentan su impulso al iTraxx. El apoyo de las compras del BCE continúa y los datos de enero incluso indican que el BCE emprendió compras desproporcionadas de bonos corporativos en relación con programas anteriores.

Los mercados de valores habían ignorado durante mucho tiempo el impacto potencial de la pandemia, pero la situación en Italia provocó ventas masivas a inicios de semana. El índice MIB tuvo un rendimiento inferior a otros referenciales europeos que han estado perdiendo terreno en lo que va del año. Las acciones cíclicas (industria, materias primas) tuvieron un desempeño pobre, pero el bajo rendimiento de las acciones bancarias resultó ser la sorpresa. Las acciones de los bancos europeos cayeron 7% la semana pasada probablemente arrastradas por el menor rendimientos de los bonos.

En los mercados cambiarios, la debilidad del yen es desconcertante. El coronavirus detonó las ventas en 111 ante el dólar, cuando la divisa japonesa se había apreciado en torno a un tsunami y accidente nuclear en Fukushima en marzo del 2011. El dólar parece ser el único refugio actualmente. Las tasas relativamente “elevadas” en EEUU apoyan al dólar. La falta de carry penaliza a las divisas frágiles, incluido el real de Brasil que se depreció hacia 4.40. La depreciación del peso mexicano por encima de las 19 unidades principalmente refleja la reforzada aversión al riesgo.

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