Los consumidores de Europa sentirán el golpe de los aumentos de precios este año a medida que las empresas buscan recuperar ingresos y cubrir los costos relacionados con la pandemia. Pero por ahora, esta es la inflación con la que el Banco Central Europeo cree que puede vivir.

En el último año, las consecuencias de COVID-19 han distorsionado tanto el lado de la demanda como el de la oferta de la economía global, creando cuellos de botella en las cadenas de suministro, estragos en los mercados de carga y una recuperación en las materias primas, desde el maíz hasta el cobre.

Mientras tanto, los bloqueos han privado a los consumidores acomodados en Europa y en otros lugares de las oportunidades de gastar su dinero en efectivo, creando niveles récord de ahorro y una ventana de oportunidad para que las empresas impulsen los aumentos de precios.