Ira y frustración los denominadores de los familiares de las víctimas del Metro

José Luis Hernández Martínez cruzaba Ciudad de México todos los días en la Línea 12 del metro, entre su casa en el sur de la ciudad y el taller de carrocería donde trabajaba reparando vehículos chocados.

El hombre, de 61 años, viajaba el lunes por la noche en un tren que había salido del subsuelo de la ciudad y circulaba por un tramo elevado lejos del centro cuando dos de sus vagones naranjas cayeron de pronto al vacío.

Hernández Martínez murió en el acto, indicó su hijo, Luis Adrián Hernández Juárez. Es uno de los fallecidos de uno los peores accidentes de metro del mundo que se cobró la vida de 25 personas, según la última cifra dada a conocer por la fiscalía capitalina el martes por la noche. Más de 70 personas resultaron heridas.

“Mi papá fue rescatado sin signos vitales. Con traumas en el tórax, en el cerebro, en los pies, en las rodillas, hematomas”, dijo Hernández Juárez, que se aferraba al certificado de defunción. El personal de emergencias le dijo que su padre había quedado aplastado por otros pasajeros. “Es algo muy feo ver a tu padre así por última vez”.

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