La invasión en Ucrania por parte de Rusia marcará el ritmo de los mercados en una semana en la que se publica el empleo en EUA y Powell testifica en el Congreso: Gordillo – Análisis

Después de varias semanas de total incertidumbre y acumulación de tropas en la frontera entre los dos países, Rusia comenzó el pasado 24 de febrero la invasión de Ucrania.

La invasión de Ucrania por parte de Rusia marcará el ritmo de los mercados en una semana en la que se publica el empleo en EUA, comparece el presidente de la FED en el congreso estadounidense y se dará a conocer la inflación de la Eurozona.

Las consecuencias económicas que tendrá el conflicto armado que terminó de estallar la semana pasada en Ucrania son todavía difíciles de anticipar de forma exacta. Existen una serie de incertidumbres en torno a la duración de la guerra, su intensidad y las consecuencias que puede desencadenar el conflicto. Lo que sí parece claro es que la escalada bélica impactará de lleno sobre indicadores clave como la inflación, sobre todo por el papel que tiene Rusia en el suministro de materias primas a nivel global. Si ya estábamos asistiendo a importantes subidas de precios debidas a diversos factores tales como problemas en la cadena de suministros o la descarbonización de la economía, ahora añadimos más presiones inflacionistas.

Moscú representa alrededor del 10% del suministro mundial de petróleo, produce cerca del 6% del aluminio a nivel global y el 7% del níquel, lo que afectaría la producción mundial en caso de que decidiera cortar el abastecimiento. A esto se suma Ucrania, gran suministrador del neón y otros materiales que se utilizan en la fabricación de chips, lo que podría dificultar aún más esta crisis de semiconductores que tanto afectó a industrias como la automotriz. También está el asunto del precio de los alimentos. Rusia es el mayor productor del trigo del mundo y junto con Ucrania, representa casi una cuarta parte de las exportaciones mundiales.

En términos económicos, el mundo, particularmente las economías de la Eurozona, no están en su mejor momento para encararse en un conflicto bélico con Rusia y viceversa.

El conflicto se produce al mismo tiempo en la red, hay que prestar atención a la posibilidad de ciberataques. Ucrania ha sufrido ciberataques a sitios web gubernamentales y de bancos con el objetivo de desestabilizar al país. Esto es cada vez un factor más importante en las economías digitalizadas actuales. La protección de las infraestructuras críticas y recursos claves ante ciberataques es una de las prioridades de cualquier país moderno.

Los principales países de Occidente impusieron sanciones financieras a Rusia, como retirar a los principales bancos rusos del sistema de mensajería interbancaria SWIFT y paralización de transacciones del Banco Central de Rusia, las cuales es casi seguro que se terminen traduciendo en una crisis financiera en Rusia que podría transmitirse a los mercados globales. Incluso, como medidas de emergencia para amortiguar estas, evitar una salida de capitales y proteger los activos de la nación, el Banco Central de Rusia ha duplicado su tipo de interés de intervención al 20% desde el 9.5% anterior, ha introducido el cambio obligatorio a rublos por parte de los exportadores que ingresen en otras monedas y ha prohibido a los intermediarios la venta de valores por parte de los extranjeros.

Además, todavía falta por ver la respuesta de los bancos centrales ante la guerra. Un posible regreso de presiones inflacionarias hará que su trabajo actual ya complicado de las autoridades monetarias sea aún más difícil. El conflicto bélico comienza a alentar a los mercados a modificar las expectativas de endurecimiento monetario de los principales bancos centrales a corto plazo. En el caso de la FED, prácticamente ya se redujo a cero la probabilidad que le da el mercado a una subida de 50 puntos base en la reunión de 16 de marzo. Aquí conviene recordar que un probable uso de una retórica de presiones inflacionarias transitorias por el tema de la guerra, sería difícil de arraigarse en los agentes económicos, después de lo vivido durante 2021 con el asunto de la inflación creciente. En este sentido, será relevante en la semana la comparecencia del presidente de la FED, Jerome Powell, para explicar el estado de la economía estadounidense. Será interesante conocer cuál es la postura del banco central ante el conflicto geopolítico, ya que los inversionistas anticipan que la FED será menos dura en el corto plazo a la hora de subir tasas de interés y reducir su balance por este asunto. Por tanto, las palabras de Powell pueden ser cruciales para el mercado. Además, EUA publica su cifra de empleo del mes de febrero, donde no se puede descartar que un reporte muy por encima de lo pronosticado podría revivir las expectativas de un aumento de la tasa de fondeo por medio punto porcentual.

En el caso de México, todavía existen muchas incertidumbres sobre la duración del conflicto, por lo que es muy temprano para saber la magnitud de las consecuencias hacia nuestro país. Sin embargo, es claro que habría afectaciones en materia energética, mercados financieros, cuellos de botella en las cadenas de suministro y comercio exterior, sobre todo con la Unión Europea.

El que sigue sorprendiendo es el peso mexicano, con una cotización cambiaria muy volátil, pero relativamente en niveles favorables, todavía sin fuertes presiones dado la magnitud del elemento de incertidumbre existente y del nivel de pesimismo extremo que se ha generado por momentos. Incluso, es un fenómeno generalizado entre las monedas de economías emergentes, con excepción del rublo ruso. En el caso de la moneda mexicana, desde que inició la guerra en Ucrania, el peso ha perdido sólo 0.84%, lo equivalente a 15 centavos. Esto no implica que la cotización se pueda disparar en cualquier momento.

Con cada noticia de deterioro, en términos de avance de las fuerzas rusas al interior de Ucrania y el anuncio de nuevas sanciones por parte de alguna de las dos Partes involucradas, seguramente se traducirán en nuevos episodios de presión sobre los activos de mayor riesgo, entre ellos, el peso mexicano. Por el contrario, la percepción de que puede haber negociaciones para terminar las hostilidades en Europa del Este y las apuestas de un menor endurecimiento de la política monetaria por parte de los bancos centrales, servirían de contrapesos para estos sentimientos de aversión global al riesgo.

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