El primer ministro Viktor Orban se enfrenta a vientos en contra sin precedentes mientras se embarca en un cuarto mandato consecutivo en el que el nacionalista húngaro tendrá que navegar por su autodenominado “estado iliberal” a través de una desaceleración económica y un creciente aislamiento sobre Ucrania.

La cuarta victoria aplastante de Orban el domingo contra una oposición unida, que unió fuerzas contra él por primera vez, ha solidificado el apoyo del líder de 58 años en un momento en que está perdiendo aliados en el extranjero.

La invasión del vecino oriental de Hungría por parte del presidente ruso Vladimir Putin el 24 de febrero trastocó los esfuerzos de una década de Orban para profundizar los lazos comerciales y políticos con Moscú y poner su campaña en un nuevo rumbo.

Desde entonces, la postura ambivalente de Orban sobre las sanciones de la Unión Europea y la falta de condena a Putin lo han distanciado de los aliados polacos y checos, pero sus mensajes de paz parecen haber resonado en muchos húngaros en un momento de conflicto.