México, por los militares en seguridad con o sin el Congreso

La Guardia Nacional de México nació con la aspiración de ser una fuerza civil, bien entrenada e incorruptible que pacificara al país y desbancara a los militares en las labores de seguridad pública. Ocurrió al revés.

No solo parece estar a punto de perder el único anclaje “civil” que le quedaba —pasar de depender de la Secretaría de Seguridad a estar bajo el mando del jefe del Ejército— sino que el presidente aspira a que la labor de los militares en esta área sea permanente. Y pretende hacerlo aunque no tenga el apoyo del Congreso.

“Soy presidente de México y creo que conviene el que la Guardia Nacional quede como una rama de la Secretaría de la Defensa para que se le dé estabilidad en el tiempo y no se corrompa”, dijo la semana pasada Andrés Manuel López Obrador. Agregó que tanto la Marina como el Ejército deberán apoyar en esas labores de seguridad pública más allá de 2024, el plazo límite que actualmente establece la Constitución.

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