En un desalentador escenario para la salud infantil, Colombia y México se posicionan como los países con las tasas de mortalidad infantil más elevadas. Esto entre los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), según las cifras más recientes.
Datos de mortalidad infantil en la OCDE (por cada 1,000 nacidos vivos):
- Colombia: 16.5
- México: 12.7
- Costa Rica: 9.6
- Turquía: 9.1
- Chile: 5.9
- Estados Unidos: 5.4
- Canadá: 4.5
- Reino Unido: 4.0
- Polonia: 3.9
- Francia: 3.7
- Grecia: 3.5
- Australia: 3.3
- Irlanda: 3.2
- Alemania: 3.0
- España: 2.5
- Italia: 2.3
- Finlandia: 1.8
- Japón: 1.7
Estos números revelan una brecha preocupante en comparación con el promedio de la OCDE. Resalta la necesidad urgente de implementar medidas efectivas para revertir esta tendencia. Asimismo, expertos en salud pública señalan que la mortalidad infantil es un indicador clave del estado del sistema de salud de un país y refleja la efectividad de las políticas relacionadas con la atención médica materno-infantil.
Bajo este contexto, Colombia y México enfrentan un desafío crucial para mejorar las condiciones y la accesibilidad de los servicios de salud dirigidos a la población más vulnerable. Las razones detrás de estas cifras alarmantes son multifacéticas y requieren una evaluación exhaustiva. Factores como la falta de acceso a servicios de atención prenatal, deficiencias en la atención médica durante el parto y limitaciones en el acceso a servicios de atención pediátrica de calidad podrían estar contribuyendo a estas tasas elevadas.
Ante esta realidad, el presidente colombiano Gustavo Petro indicó en su cuenta de X: “Esta es la peor estadística de Colombia en la OCDE”. Asimismo, agregó:
La ausencia de un sistema preventivo en salud produce el que seamos el país con la mayor tasa de mortalidad infantil de la OCDE. La reforma a la salud busca construir ese modelo preventivo”, aseveró Petro.
La situación actual plantea un desafío , pero también ofrece la oportunidad de impulsar cambios positivos y significativos en los sistemas de salud de ambos países. De esta manera, de la mano con la comunidad internacional, se puede garantizar un futuro más saludable para las infancias de Colombia y México.