El gobierno de México compró el 49% de las acciones de Exportadora de Sal (ESSA) que pertenecían a la empresa japonesa Mitsubishi, convirtiéndola en propiedad estatal.

Esta operación se realizó mediante una inversión de mil 500 millones de pesos (88 millones de dólares), resultando en una participación del 25% para el Servicio Geológico Mexicano y del 75% para el fideicomiso de fomento minero.

ESSA es la principal productora de sal en México, con una producción anual de más de ocho millones de toneladas destinadas principalmente a la industria en Asia-Pacífico y la costa Este de América del Norte, lo que representa aproximadamente el 84% de la producción nacional de sal. La empresa opera la salina más grande del mundo, según la Secretaría de Economía.

El presidente Andrés Manuel López Obrador enfatizó que esta adquisición no fue una expropiación, sino un acuerdo entre el gobierno mexicano y Mitsubishi. En julio de 2023, López Obrador se había comprometido a no privatizar ESSA y entregarla al pueblo mexicano.

Con esta compra, México busca fortalecer su posición como uno de los principales productores de sal a nivel mundial, siendo actualmente el séptimo productor más importante.