La delgada línea entre la obesidad y la depresión

Del total de personas que tienen sobrepeso u obesidad, el 70 por ciento podría vincularse a diversos grados de depresión, afirmó la especialista de la Unidad de Medicina Familiar (UMF) del IMSS, Lourdes Mateos.

Las mujeres (7 de cada 10) son quienes, a partir de un suceso doloroso, tienden a “aliviar” su estado de ánimo comiendo, en lugar de buscar y darle continuidad a un tratamiento médico. El resultado es un aumento de peso progresivo que vulnera la salud, indicó Mateos Reynoso.

La depresión se agudiza en mujeres de 40 a 45 años de edad, pero también en hombres alrededor de los 60 años, con andropausia, sin embargo, pocas son las personas que buscan atención médica.

Las mujeres tienden a acudir por diagnóstico, pero no siguen el tratamiento y recurren a la comida, mientras que varones acuden con menos frecuencia, pero se apegan más al régimen farmacológico, siendo que cinco de cada 10 se refugia en la comida, el tabaco o el alcohol, antes de buscar atención especializada, “de una población derechohabiente cercana a las 400 mil personas, más de la mitad, unas 300 mil, tendrían que llevar tratamiento, además de control de sobrepeso, obesidad, diabetes mellitus o hipertensión, para un trastorno depresivo”, subrayó la especialista.

“Se espera que la persona deprimida venga llorando, pero no siempre ocurre. A veces los pacientes no dicen nada, pero el médico y los familiares notan un aumento de peso considerable en poco tiempo, más de cuatro kilos por mes, acompañado por nula actividad física, consumo de tabaco o bebidas alcohólicas”, advirtió.

Por lo general ambas enfermedades (sobrepeso y depresión) se derivan de un evento traumático cercano, no tratado, como la pérdida de un familiar, una pareja, un trabajo, o la aproximación de un aniversario luctuoso.

NTX/JZCD

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