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Mantenerse ocupado evita subir de peso en vacaciones

Los cambios de rutina, permanecer en casa o incluso acudir a diversos destinos y disfrutar de la gastronomía genera algunos kilos de más durante las vacaciones, de acuerdo con la nutrióloga, Ana María González.

En un artículo publicado por la integrante del Colegio Mexicano de Nutriólogos, la experta enlistó seis consejos para mantener unas vacaciones saludables: beber agua, siempre desayunar, hacer seis comidas al día, cocinar con sustitutos de azúcar, comer verduras y mantenerse ocupados.

“Con estas seis pequeñas acciones, expresó, seguramente las vacaciones serán más saludables y al regreso no tendrás que preocuparte de bajar los kilitos de más que siempre nos deja esta época del año”.

La nutriológa indicó que la primera recomendación es tomar agua simple, un vaso antes de cada comida y antes de comer alguna botana, ya que además de brindar grandes beneficios “evita la trampa de comer cuando realmente lo que se tiene es sed”.

Comentó que desayunar todos los días, y después fraccionar las comidas en cinco tiempos al día dará una sensación de saciedad, además evitará dejar espacios prolongados sin alimentos, sentir más hambre y comer en exceso.

Por otro lado, resaltó que existen sustitutos de azúcar para las comidas, los cuales son necesarios, toda vez que las calorías se queman más fácil cuando se realizan actividades recreativas, sin embargo, insistió en no dejar de lado las verduras.

“Las verduras son los mejores aliados, pues son buena fuente de fibra. Nos ayudan con la saciedad y son excelente fuente de nutrimentos, como vitaminas y minerales, y lo mejor, no tienen muchas calorías”, anotó.

Por último, la experta recomendó mantenerse la mayor parte del tiempo ocupado, toda vez que el ocio “es la madre de todos los vicios y también de las calorías”.

“Puedes aprovechar para hacer un poco más de actividad física o incluso intentar un nuevo deporte, también puedes descansar y relajarte sin estar pensando en qué podrás comer. Intenta leer un libro que te impida tener un snack poco saludable”, sostuvo Ana María González.

ntx/jcd

Comida en la calle, patrimonio cultural que contribuye al sobrepeso

México posee una enorme variedad de comidas que se venden en la calle, un patrimonio cultural y social que lo caracteriza, sin embargo, aún mantiene carencias en las medidas de control y de higiene, señala una investigación de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y la Universidad Oberta de Cataluña (UOC).

Los avances del estudio llamado “Comer en la calle”, una iniciativa de la UAM Xochimilco a través del Observatorio de Alimentación México y con la colaboración de la UOC cuyos resultados se darán a conocer en mayo de 2017, resaltan a la actividad como una práctica muy extensa en el país.

“En México hay que observar que es una práctica muy, muy, muy extendida en comparación con otras sociedades, por lo tanto, tiene una carga muy positiva en cuanto a patrimonio, a expresión de la cultura, en cuanto a ejercicio de diferentes recetas y que la gente aprecia mucho”, expresó el director de la Cátedra UNESCO de Alimentación, Cultura y Desarrollo de la UOC, Xavier Medina.

Sin embargo, destacó que el estudio también revelará algunas cargas negativas que no se han podido erradicar desde hace varios años.

“Toda esa parte que se escapa del control, la parte que corresponde en algunos casos a economía informal donde no tenemos claro dónde se hacen o dónde se adquieren los alimentos, cómo se cocinan, por ejemplo, cuántas veces se utiliza un aceite para freír”.

Indicó que el objetivo del estudio servirá para generar recomendaciones sobre la elaboración de la comida, pero también para la sociedad encaminadas al grado de consumo luego de que la práctica no desaparecerá y que, por el contrario, podría ir en aumento en un país como México.

“La comida en la calle, no siempre, pero suele ser fuerte con bastantes grasas, incluso azúcares y nos encontramos ante problemas de que gente que come muy seguido en la calle puede tener problemas de salud, sobrepeso, obesidad y no quiere decir que lo cause la comida en la calle, pero sí contribuye con estilos de vida”.

La investigación también revelará las prácticas de otros países como Estados Unidos, y algunas naciones de Asia y Europa, a fin de contrastar las prácticas culturales y económicas que arrojen una perspectiva más amplia sobre la comida en la calle.

El doctor Medina, adelantó las diferencias entre México y España, donde recalcó que existen contrastes muy fuertes y claros. “En México la comida en la calle es importantísima, está muy extendida, la gente la siente propia, la disfruta y la utiliza muy a diario”.

“En España la comida en la calle casi no existe, a no ser que contemos las terrazas de los bares como una parte de la comida en la calle, pero realmente estamos hablando de un interior. Se da pero en lugares específicos como ferias o fiestas, ahí sí que podemos encontrar camiones de churros. Pero muy poca gente come en la calle por lo tanto es una diferencia abismal”, finalizó.

ntx/jcd

Sobrepeso en las mascotas

El sedentarismo, la falta de ejercicio y sobre todo una mala dieta no sólo causan obesidad en humanos, también en los perros y gatos que se tienen de mascotas, advirtió el director administrativo del Hospital Veterinario UNAM-Banfield, Adrián Rodríguez Granada.

El fenómeno va en aumento y seis de cada 10 mascotas que llegan a consulta al hospital de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) tienen sobrepeso.

Refirió que el hospital ofrece alrededor de 30 mil consultas al año, en promedio de 100 a 120 diarias, únicamente a perros y gatos, ya sea en urgencias, consulta general y preventiva.

De acuerdo con la veterinaria Yaratzet Rodríguez Rodríguez las mascotas tienen cada vez menos actividad física y es común que reciban hasta 60 por ciento más de las calorías que necesitan, por prácticas como mezclar las croquetas con caldos y otros alimentos o darles lo mismo que comen los dueños.

En ese sentido, alertó que además de causar sobrepeso la comida humana puede ser dañina para los perros cuando forma parte de su dieta, en especial el ajo, la cebolla, el chocolate, el aguacate o cualquier comida frita y grasosa.

“El páncreas de los perros es más susceptibles que el de los humanos, por comer fritangas y garnachas les puede dar pancreatitis (…) la mayoría de problemas gastrointestinales que atendemos de perros adultos se derivan de la pancreatitis”, aseguró.

Dijo que en comparación a los perros, el número de gatos atendidos en el hospital es mucho menor (dos de cada 10), sin embargo los felinos son animales más propensos a la obesidad, lo que a su vez se asocia con la lipidosis hepática, que daña irreversiblemente el hígado.

Para la veterinaria, los perros y gatos pueden llevar una dieta sana con las porciones adecuadas de croquetas y agua.

Dijo que si bien hay opciones “naturales” para alimentarlos, deben ser diseñadas por especialistas aunque las croquetas son más prácticas para la gente y contienen un buen balance.

“En el hospital diseñamos tratamientos con base de croquetas y latas para mantener el peso de las mascotas”, refirió.

Por su parte el médico veterinario Gonzalo Caballero, de la empresa Royal Canin, señaló que existen razas con mayor predisposición al sobrepeso, como el cavalier king charles, dachshund, bulldog inglés y el labrador.

Agregó que el labrador es muy popular en México, por lo que hay que tener más cuidado en su alimentación de acuerdo a la raza, edad y actividades.

Caballero recordó que la población canina en México podría alcanzar los 20 millones, aunque se carece de estadísticas oficiales, pero sólo entre 15 y 20 por ciento tienen dueños responsables que los llevan al veterinario, los vacunan, desparasitan y ofrecen cuidados de medicina preventiva.

Explicó que los médicos cuentan con una tabla de condición corporal que mide la anatomía de perros y gatos en una escala de uno al nueve, donde uno es demasiado delgado y nueve el otro extremo.

“Un animal con obesidad grado nueve tiene un alto depósito de grasa y es difícil visualizar la cintura, el abdomen se observa pendulante y empieza el desgaste físico”, comentó.

Lo ideal para un perro es estar entre cuatro y cinco, donde la cintura se evidencia de vista aérea, se percibe la costilla al primer tacto, el abdomen supera la línea del tórax y se apega a la línea de la columna, eso indica que está en su condición corporal, pues se le nota la musculatura magra.

En tanto que el gato duerme 60 por ciento de su tiempo, pero su actividad es permanente, por lo que se deben estimular con juguetes, pelotas, cajas y túneles para esconderse, así como repisas para escalar y desarrollar su visión aérea.

El perro y gato deben visitar el veterinario una o dos veces al año, sobre todo cuando se observa que el animal se cansa más rápido, tiene un abdomen abundante, duerme mucho y come más.

Además se debe respetar la ración que marca la dieta de acuerdo al tipo de raza y actividad física: correr, caminar de una o más horas.

Adriana Barbosa, coordinadora senior de productos veterinarios en Royal Canin, indicó que este 10 y 11 de junio la empresa tendrá un stand en la explanada del Hospital Veterinario de la UNAM, para ofrecer de manera gratuita asesoría sobre la alimentación y cuidado de este tipo de mascotas.

ntx/jcd

La delgada línea entre la obesidad y la depresión

Del total de personas que tienen sobrepeso u obesidad, el 70 por ciento podría vincularse a diversos grados de depresión, afirmó la especialista de la Unidad de Medicina Familiar (UMF) del IMSS, Lourdes Mateos.

Las mujeres (7 de cada 10) son quienes, a partir de un suceso doloroso, tienden a “aliviar” su estado de ánimo comiendo, en lugar de buscar y darle continuidad a un tratamiento médico. El resultado es un aumento de peso progresivo que vulnera la salud, indicó Mateos Reynoso.

La depresión se agudiza en mujeres de 40 a 45 años de edad, pero también en hombres alrededor de los 60 años, con andropausia, sin embargo, pocas son las personas que buscan atención médica.

Las mujeres tienden a acudir por diagnóstico, pero no siguen el tratamiento y recurren a la comida, mientras que varones acuden con menos frecuencia, pero se apegan más al régimen farmacológico, siendo que cinco de cada 10 se refugia en la comida, el tabaco o el alcohol, antes de buscar atención especializada, “de una población derechohabiente cercana a las 400 mil personas, más de la mitad, unas 300 mil, tendrían que llevar tratamiento, además de control de sobrepeso, obesidad, diabetes mellitus o hipertensión, para un trastorno depresivo”, subrayó la especialista.

“Se espera que la persona deprimida venga llorando, pero no siempre ocurre. A veces los pacientes no dicen nada, pero el médico y los familiares notan un aumento de peso considerable en poco tiempo, más de cuatro kilos por mes, acompañado por nula actividad física, consumo de tabaco o bebidas alcohólicas”, advirtió.

Por lo general ambas enfermedades (sobrepeso y depresión) se derivan de un evento traumático cercano, no tratado, como la pérdida de un familiar, una pareja, un trabajo, o la aproximación de un aniversario luctuoso.

NTX/JZCD