Algunas de las razones por las que malinterpretamos nuestro entorno económico

 

“Malinterpretar es el más mortal de los pecados humanos.” Lester del Rey, escritor estadounidense de ciencia ficción. Frecuentemente encontramos aseveraciones u opiniones que, desde distintos espectros y posiciones, muestran una baja o nula comprensión de la realidad económica y financiera de nuestro país.

 

En muchos casos tendemos a malinterpretar la información que nos rodea, por una reducida capacidad para analizar los datos existentes; centrándonos en opiniones, bajo la premisa (falsa) de que todas las opiniones son igualmente válidas, tengan o no fundamento.  En otros casos, malinterpretamos por la falta de comprensión o por la falta de conocimiento de la información existente; así como por no creer en la veracidad de los datos (aún cuando carezcamos de fundamento para cuestionarlos).

 

Uno de los científicos que más ha contribuido al análisis de la información en diversos temas a nivel mundial, fallecido el año pasado, Hans Rosling, desarrolló estudios estadísticos para promover una visión del mundo basada en hechos y datos públicos y verificable.

 

En una de sus últimas publicaciones el libro “Factfulness”, Rosling hace referencia a una serie de “instintos” que nos llevan limitar nuestra capacidad de comprender la información sobre nuestro entorno; mismos que afectan, consecuentemente, la naturaleza y orientación de las decisiones que tomamos; incluyendo por supuesto, las decisiones económicas y financieras.

 

De los variosinsitntos me limitaré a tres de los descritos en el libro. El “instinto de generalización”, se refiere a la propensión de los seres humanos a tratar de englobar las explicaciones acerca del comportamiento de personas o fenómenos, aplicándolse reglas generales.

 

Tratándose decisiones de naturaleza financiera, la generalización puede llevarnos a perder de vista las diferencias específicas entre, por ejemplo, productos financieros o mecanismos de inversión, cuyas características puntuales pueden representar para cada persona, con necesidades diferentes, el que sirvan o no para apoyar sus propósitos financieros de mediano y largo plazo.

 

La generalización impide la adecuada comparación entre alternativas y limita en ese sentido, la capacidad que tenemos para tomar decisiones acordes a nuestros intereses.

 

El “instinto de culpabilidad” es descrito como la proclividad que tenemos para tratar de encontrar invariablemente una razón o sujeto culpable de escenario negativo que enfrentamos o padecemos.

 

Tratándose decisiones financieras, la búsqueda instinto de buscar culpables, puede llevarnos a dos situaciones: A no reconocer las verdaderas causas complejas de un resultado negativo, o a liberarnos de la responsabilidad personal sobre una decisión equivocada que tomemos.

 

En casos recientes, en los que empresas financieras ofrecieron rendimientos exageradamente elevados (evidentemente falsos), muchos de los que se vieron afectados declaran culpables a la autoridad o a la empresa (que por supuesto la tienen) pero no reconocen su responsabilidad personal de una decisión equivocada.

 

El “instinto de perspectiva única”, es la propensión a atractiva la visión de ideas simples y únicas con las cuales pretendamos explicarnos el entorno. Ello nos evita la necesidad de reconocer la complejidad de factores que pueden incidir en un fenómeno determinado, que frecuentemente, específicamente hablando de contextos económicos, pueden ser multi factoriales.

 

Un ejemplo, es la explicación sobre la volatilidad del tipo de cambio. En algunos casos se trata de centrar la explicación de manera simplista en la actuación o falta de ella de, por ejemplo, algún actor gubernamental o de atribuirla a la intencionalidad de entidades financieras globales.

 

Ello, aunque tentador, evita reconocer los múltiples factores que inciden en el tipo de cambio que pueden ir, desde percepciones y manifestaciones conductuales (como por ejemplo la expectativa de una rápida aprobación de la renegociación del TLC), hasta factores netamente estructurales como la balanza comercial o el déficit público.

 

Tratándose de decisiones económicas y financieras, la generalización, la búsqueda de culpables únicos y la simplificación de perspectivas que adoptamos para comprender los fenómenos económicos, son elementos perjudiciales, tanto para comprender nuestro entorno, como para tomar las decisiones que más nos convengan como individuos y como sociedad.

 

 

El autor es politólogo, mercadólogo, especialista en economía conductual, profesor de la Facultad de Economía de la UNAM, columnista en El Economista y Director General de Mexicana de Becas, Fondo de Ahorro Educativo. [email protected] – síguelo en Twitter @martinezsolares

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