Detrás de los Pronósticos Económicos por el Covid-19

La actividad del pronosticador no es fácil y mucho menos cuando existe un cambio en el ciclo económico por eventos como la pandemia del Covid-19. Es por ello que continúa la incertidumbre sobre la profundidad y duración de la crisis económica actual.

En esta línea, los resultados de una encuesta realizada por The Wall Street Journal indican que 47.1% de los economistas entrevistados pronostican una profunda caída del PIB de EUA seguida por una fuerte recuperación (forma de V). Otro 45.1% prevé un desplome prolongado (forma de U). El 3.9% estima un doble descenso de la actividad económica (forma de W), mientras que el restante 3.9% no proyecta una recuperación en el futuro previsible (forma de L).

Detrás de cada pronóstico, existen diversos elementos que están presentes tanto en su estimación como en su publicación. Primero, cada analista utiliza sus propios supuestos basándose en sus escenarios más probables. En la encuesta descrita anteriormente, aquellos que prevén una “forma de W” para el PIB están asumiendo una segunda ola de contagios que lleve a retomar las medidas de encierro y el aumento en el distanciamiento social. Aquellos que esperan que el PIB logre una recuperación acentuada (forma de V), es porque sus mayores probabilidades están centradas en que una vacuna y el tratamiento más adecuado para el virus estarán disponibles en el corto plazo.

Segundo, como en todo quehacer humano, los pronósticos no se salvan de reflejar una serie de sesgos. Entre éstos destaca la ideología e incentivos de las instituciones generadoras de estimaciones que, en la mayoría de los casos, es aquello que determina la independencia analítica. Para ejemplificar este punto, un símil es la línea editorial en un medio de comunicación. Adicionalmente, los lineamientos en la periodicidad de la publicación de las proyecciones pueden ocasionar retrasos en los ajustes de las mismas. El Fondo Monetario Internacional realiza modificaciones cada tres meses. Asimismo, el cambio de un especialista cuando existe rotación de personal puede repercutir por la curva de aprendizaje. No obstante, es de reconocer que existen algunas empresas cuyo valor agregado consiste en la reducción de sesgos.

Tercero, usualmente es el pasado el que permite guiar el futuro, pero en una crisis económica sin precedentes como la resultante por el Covid-19, aumenta el desafío de generar predicciones con un bajo margen de error. Por un lado, se encuentra la dificultad de anticipar las reacciones de las autoridades fiscales y monetarias, así como la velocidad de la aplicación de las políticas públicas. Por otro, es complicado estimar los efectos conjuntos de una economía interrelacionada en las cadenas globales de producción; así como, en el caso en particular del Covid-19, incorporar el desarrollo del virus cuando los mismos epidemiólogos lo siguen descifrando.

Cuarto, la realidad económica es compleja. Explicarla requiere de conjuntar múltiples variables, como por ejemplo aquellas que reflejan el comportamiento del productor y consumidor. En todo modelo económico, son los supuestos los que permiten simplificar la realidad, aunque esto no necesariamente implique un menor poder explicativo. En la literatura, se puede encontrar un consenso sobre el número de indicadores que pueden incluir algunos modelos econométricos para realizar las proyecciones. Uno de los más utilizados no incorpora más de ocho (modelos de vectores autoregresivos, VAR). A pesar de que recientemente se han ampliado los modelos para incluir más variables (e.g. Bayesianos), todavía se requiere reducir la realidad económica para facilitar la tarea del analista y cumplir con los requerimientos estadísticos que permiten generar un pronóstico con alta capacidad predictiva.

En tiempos en los que es difícil predecir el rumbo de la economía, una guía del futuro cobra relevancia para la toma de múltiples decisiones. Por ello, los pronósticos económicos tienen una alta demanda para el apoyo en la reducción de la incertidumbre. Sin embargo, es corresponsabilidad del usuario entender, exigir e informarse sobre aquello que está detrás de cada proyección macroeconómica.

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