Los inversores se están acumulando en derivados vinculados a un euro en aumento, según datos de la industria y fuentes comerciales, ya que apuestan a que la inclinación dura del Banco Central Europeo significa el final de ocho años de tasas de interés negativas.

El euro ha alcanzado máximos de tres meses cerca de 1,15 dólares desde que el BCE abrió la puerta a un aumento de tasas a finales de 2022 y dijo que una reunión del 10 de marzo sería crucial para decidir qué tan rápido reduciría el banco central su esquema de compra de bonos. 

Desde entonces, los responsables políticos del BCE, incluida la presidenta Christine Lagarde, han alcanzado un tono más moderado. Pero muchos comerciantes creen que el cambio de pensamiento es evidente y que los mercados deben ponerse al día con un BCE finalmente listo para apretarse, incluso si no tan rápido como sus rivales.

“No había mucho precio (al euro) y la gente se ha visto obligada a mirar al BCE y cuándo podría apretarse. La inflación alemana es muy alta”, dijo Antony Foster, jefe de comercio al contado del G10, EMEA, del banco japonés Nomura.