El riesgo de una izquierda más radical en México

El escenario que se presenta desde este inicio de 2017 luce complicado con la fuerte depreciación del peso mexicano, el bajo crecimiento económico, el riesgo de una mayor inflación. El comienzo de una nueva relación bilateral con Estados Unidos parece ser una fórmula ideal para que los partidos de izquierda avancen dentro de la sociedad.

Las reformas estructurales están buscando darle una mejor estructura económica y social al país para generar una mayor riqueza que al final se refleje en los bolsillos de todos los mexicanos. Ése es el reto desde que inició esta administración. Hasta ahora, dichas reformas no han logrado el beneficio pretendido porque el entorno externo ha sido adverso desde 2008, pero también los errores internos de la presente administración, la falta de transparencia, el tema de corrupción, de inseguridad y, además, la falta de una visión “preventiva”, el alto nivel de endeudamiento que enfrenta nuestro país han originado una mayor pobreza. Por ello, si no se logran cerrar las brechas económicas dentro de la sociedad, el riesgo hacia las elecciones del Estado de México, primero, y las presidenciales en 2018 podrían darle un mayor sustento de “esperanza” a la izquierda.

Se ha trabajado en la reforma educativa, en la financiera, energética, en materia hacendaria con gran efecto inicial en 2013, la de telecomunicaciones, de competencia económica, político-electoral y la de “transparencia”, entre otras. Creo que ha sido mucho esfuerzo que se deberá ver reflejado en el transcurso de los siguientes cinco a 10 años. Sin embargo, resultará difícil que la ciudadanía espere tanto tiempo cuando existe un descontento social por los constantes incrementos en precios y, ahora, la transferencia para que sea la sociedad la que responda en lugar del Estado en el caso de la gasolina y del pago futuro del muro que construirá Trump.

Si el Estado fuera totalmente transparente y supiéramos a dónde fue cada peso que pagamos de impuestos, en realidad las cosas se darían con una mayor facilidad. Ser claros, abiertos, responsables y que en verdad hubiera una rendición de cuentas a todos los niveles del servicio público, este aumento al precio de la gasolina hubiera “dolido”, pero la curación sería rápida porque se conocería el destino de ese dinero y su efecto de mayor productividad.

Pero hoy somos, la mayoría de los mexicanos, 80% más pobres por la fuerte devaluación del peso mexicano en los últimos cuatro años, de la cual una parte obedece a factores externos propios de la fortaleza del dólar a nivel mundial, pero otra totalmente interna.

El crecimiento de la economía que ha promediado en estos últimos cuatro años, 2.03% es insuficiente a fin de generar mayor riqueza para todos. Ése es el riesgo de una búsqueda de esperanza por un “cambio”. Por ello, el PRI y el PAN deberán trabajar por un verdadero cambio que refleje y dé certidumbre de una mayor confianza.

Cada error, cada peor percepción, cada mala comunicación se aprovecha política y socialmente por los partidos más radicales de izquierda, tanto Morena en primer lugar como por el PRD.

El peso mexicano se ha depreciado fuertemente, pero en su fórmula de variables que han influido para este movimiento, está el deterioro de las finanzas públicas, el factor Trump y la normalización de tasas de interés y, con ello, en cuatro años pasamos de 11.94 a 22.00. Si a esta fórmula le sumas la variable del riesgo político, seguramente conforme pase el tiempo habrá que darle más peso.

Por ello, señor presidente Enrique Peña, José Antonio Meade y Osorio Chong, como líderes de gobierno, necesitamos corregir bien el rumbo. La tarea interna hay que hacerla y hacerla bien para ser más defensivos ante los efectos externos. Creo que estamos en la última fase para corregir o se corre el riesgo de un cambio de modelo económico de izquierda para México. ¿Se imaginan en ese caso cuál sería el nivel de la divisa nacional?

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