La ablación, pesadilla de las menores musulmanas

La pequeña Salsa Djafar lleva una corona de oro y un vestido violeta para una fiesta familiar particular: la celebración de su ablación genital en una región aislada de Indonesia. Pero para esta niña de año y medio, como para muchas otras, es una pesadilla.

En una modesta vivienda de la provincia de Gorontalo (centro), una circuncisora tradicional cubre a la niña con una sábana blanca y luego mete la cabeza debajo, con un pequeño cuchillo en la mano.

De repente, corta la cubierta del clítoris de la niña, así como los labios menores, haciéndola aullar de dolor.

La ejecutora agarra entonces los trozos cortados y los clava en un limón con su cuchillo. Este gesto marca el final del ritual que supuestamente debe librar a la pequeña Salsa del pecado y señalar que es oficialmente musulmana.

La mutilación genital femenina (MGF) -expresión médica que designa la ablación parcial o total de los órganos genitales externos de una mujer- se practica desde hace generaciones en Indonesia, el país musulmán más poblado del mundo.

En la provincia de Gorontalo, más del 80% de las niñas menores de 11 años han sufrido mutilaciones genitales, contra un promedio de alrededor del 50% en el resto de este país de 255 millones de habitantes.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) la condenan y el gobierno indonesio trató una vez de vedarla, pero la fuerte resistencia de las autoridades religiosas de este archipiélago del sudeste asiático ha hecho imposible esta prohibición.

JZCD

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