Día Mundial de la Vida Silvestre o cómo homenajear a la madre naturaleza

Los griegos relacionaban a Zeus con el águila, los egipcios concedieron a su dios Anubis una cabeza de chacal, los vikingos veían en los cuervos la mirada de Odín, los mayas temían la furia del jaguar Balam y los católicos asocian a San Marcos con el león. La relación del ser humano con la naturaleza que le rodea va mucho más allá de un espacio compartido o una fuente de materiales de subsistencia; es mística y casi mágica. La Tierra es un conjunto de parajes tan dispares como necesarios, que consiguen encontrar un delicado equilibrio al ponerlos todos juntos: fauna, flora y medio.

El 20 de diciembre de 2013 la Asamblea General de la ONU, a través de una resolución copatrocinada por Reino Unido y Tailandia, declaró que en el día 3 de marzo de cada año se celebraría el Día Mundial de la Vida Silvestre para conmemorar la aprobación de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES por sus siglas en inglés) en 1973. Fue la propia secretaría de la CITES, junto a otros organismos de las Naciones Unidas, la que se encargó de promover la celebración de este día.

Como ocurre con los días internacionales de la ONU, son fechas en las que se pretende concienciar a la sociedad de una realidad que muchas veces pasa desapercibida o que tiende a obviarse con facilidad, así como también buscar posibles soluciones que puedan aplicarse a todos los niveles y que ayuden a mejorar la situación que se denuncia. En el caso del Día Mundial de la Vida Silvestre, el principal aspecto que pretende destacarse es la importancia de los ecosistemas y de la biodiversidad animal y vegetal del planeta.

Con información de MUY INTERESANTE

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