Entre Bancos Centrales y la Economía Nacional

En las últimas dos semanas, hemos visto varios bancos centrales que han bajado su tasa de interés dentro de un ambiente de mayor flexibilidad. Sin embargo, a excepción del Banco Central Europeo que aumentó de manera significativa sus estímulos monetarios, otros como la FED, considera que el crecimiento de su economía está dentro de su promedio de los últimos 20 años.

Inclusive, en la revisión de sus proyecciones económica, mejoró su expectativa de crecimiento 2019 a 2.2% anual con un nivel de inflación acotado a 1.5% y una tasa de desempleo que aumentó ligeramente a 3.7%. Lo interesante es que hubo una “mayor división” sobre la decisión de bajar la tasa de interés. Hubo quienes buscaron un ajuste hasta de 50 puntos base, los menos, y otros que buscaron que el banco central dejara sin cambio la tasa de referencia.

Lo importante es no perder de vista que en los últimos 20 años, la economía americana crece en promedio 2.2% anual, la inflación promedio es de 1.9% anual y la tasa de interés promedio se ubica en 1.6% anual. Por eso, no descartamos de una a dos bajas adicionales entre 2019 y 2020 de la FED para llegar a 1.5% anual y tratar de mantenerla por ahí, hasta asegurar que la economía mantendrá su ritmo de crecimiento promedio.

Esta visión puede influir positivamente para México. Por un lado, la política monetaria de Banxico seguirá flexible y abre espacios para una baja en la tasa de interés de 25 puntos base la próxima semana a 7.75% anual y podría generar oportunidades de bajas graduales adicionales, de manera ordenada y siguiendo a la FED.

En México, el crecimiento económico promedio en los últimos 20 años es de 2.5% anual, la inflación promedio asciende a 4.8% anual y la tasa de interés promedio es de 6.0% anual. El Gobierno estimó para 2020 una tasa de interés promedio de 7.4% anual y para el fin de período en 7.1% anual.

Ahora, sólo falta que el Gobierno federal retorne a una “gobernanza” confiable hacia la inversión y el consumo.

Por otro lado, hemos visto que en las operaciones de los bonos de Pemex en dólares, los instrumentos a corto plazo han reducido la “sobretasa”, lo que da algunas señales “positivas”, mientras que a mediano plazo han ajustado a la baja pero moderadamente.

Tiene que ver desde nuestro punto de vista con la capitalización y restructura de la deuda reciente.

Ahora, faltaría que las Calificadoras hagan pública la revisión sobre la calificación de Pemex y de la Nota Soberana. Una hipótesis podría ser que “mantendrán en vigilancia algunos meses más el desempeño de la producción diaria de crudo y el manejo de su liquidez” a fin de asegurar la solvencia en el pago de deuda, la inversión urgente en la recuperación de la producción diaria de crudo y que no exista un efecto negativo hacia el gasto federal.

En conclusión, la economía mexicana transita en un periodo donde factores externos e internos afectan el crecimiento de nuestra economía. La política monetaria ayudará de manera gradual al nivel de consumo y al crédito para tratar de salir de este estancamiento económico. Pero será necesaria que la política económica muestre mayores estímulos y confianza hacia la inversión.

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