Perspectiva Económica de México | Primer Trimestre 2020

  • La economía se contrajo 1.6% en el primer trimestre del 2020, y 2.4% con respecto al mismo trimestre del año pasado.
  • Aunque la causa principal de la crisis es el pandemia del coronavirus, el país ya se encontraba al borde de la recesión.
  • La magnitud y prolongación de la crisis dependerá de factores exógenos, así como de la política interna en materia de salud y apoyo económico
  • Bajo un escenario central, Banco Base estima que la economía mexicana se contraerá 8% en el 2020.

El comienzo del Gran Encierro

La crisis actual es inédita, ya que tiene como detonante una enfermedad. El 30 de marzo, el Consejo General de Salubridad, la máxima autoridad sanitaria de México, declaró un estado de emergencia sanitaria nacional, y el día 31, la Secretaría de Salud acordó una serie de medidas obligatorias para contener el esparcimiento del virus, entre las cuales se prohibió la realización de labores no esenciales, frenando así la actividad económica en una gran parte de México. Sin embargo, desde semanas antes, una parte de la población había empezado a practicar el distanciamiento social, afectando los patrones de consumo y propiciando un deterioro en las expectativas de crecimiento para este año. Asimismo, durante el primer trimestre la afectación de la actividad económica en China impactó la cadena de suministro de algunas industrias de México, provocando una disminución en la producción.

Impacto en la actividad económica

La economía mexicana ya se encontraba en un estado de estancamiento económico desde el 2019, caracterizado por el debilitamiento del consumo privado, la contracción de la inversión pública y privada, y el impacto de la desaceleración económica global, que resultaron en una contracción de 0.1% en el Producto Interno Bruto real del 2019. Ahora, en el primer trimestre del 2020 la economía se contrajo 1.6% con respecto al trimestre anterior, y 2.4% en comparación con el mismo trimestre del año pasado (ver Fig. 1). Esta es la segunda ocasión en la que el PIB de México hila cinco trimestres consecutivos a la baja. La primera vez fue del cuarto trimestre de 1985 al cuarto trimestre de 1986.

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Las actividades primarias lograron crecer 0.5% en el trimestre, ya que en su mayoría comprende actividades esenciales, principalmente la producción de alimentos, cuya demanda no se verá afectada a pesar de crisis sanitaria. Sin embargo, este sector representa apenas un 4% de la actividad económica total. El mayor impacto se observó en los sectores secundario y terciario, ambos cayendo 1.4% con respecto al trimestre anterior. El sector secundario, también llamado industrial, ya se encontraba en una etapa contractiva previo a la pandemia, especialmente como consecuencia de un desplome en el sector de la construcción. En el primer trimestre esta contracción se agravó en parte tras la suspensión de actividades no esenciales en Estados Unidos a causa de la pandemia, por lo que gran parte del sector secundario, principalmente el manufacturero, se vio obligado a frenar su producción. En comparación con el primer trimestre del año anterior, la contracción de la actividad secundaria fue de 3.8%, la mayor desde el segundo trimestre del 2013. Por último, el sector terciario o de servicios, que representa el 60% de la actividad económica, tuvo una contracción de 2.4% con respecto al mismo trimestre del año anterior, siendo esta la primera caída anual desde el tercer trimestre del 2009, durante la Gran Recesión. Es importante recordar que la suspensión de actividades no esenciales fue acordada el 31 de marzo, y entró en vigencia el 1 de abril, de tal modo que el mayor impacto en los sectores industrial y de servicios se observará en el segundo trimestre.

El componente con mayor peso en el PIB, representando dos terceras partes del total, es el consumo privado, y desde el año pasado se ha observado una tendencia de desaceleración importante. En 2018 el indicador mensual de consumo privado en el mercado interior mostró un crecimiento anual promedio de 2.2%, mientras que en el 2019 promedió un crecimiento de 0.9% (ver Fig. 2). Cabe mencionar que esta desaceleración se da en un contexto de relativamente alta confianza de los consumidores, pues a comienzos del 2019 el indicador de confianza se ubicaba en máximos históricos, alcanzando su nivel más alto de 48.5 puntos en febrero. Sin embargo, conforme fue evolucionando la política económica en el año, el indicador de confianza se fue deteriorando, y a marzo 2020 se encuentra en 42.6. Aunque el nivel aún es alto a comparación de años pasados y se encuentra por encima del umbral empírico de expansión de 34.5, dentro del indicador se observa que esto se debe a mejores expectativas sobre el futuro de la economía del país, pero no por la situación económica actual de los hogares.

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En enero, el indicador mensual de consumo registró un crecimiento anual de 0.3%, por lo que se anticipa que, en los siguientes meses, cuando se empiece a observar el impacto de la crisis sanitaria, el crecimiento sea menor, con una alta probabilidad de situarse en terreno negativo. Por un lado, el ingreso de los hogares se verá impactado tras la suspensión de labores no esenciales y la consecuente pérdida de empleos. Según cifras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), en marzo se perdieron 130,593 empleos formales, y entre el 1 y el 6 de abril se perdieron otros 148,845 adicionales. Por otro lado, muchos sectores de la economía formal e informal se verán afectados ante la menor demanda por bienes y servicios dado que una gran parte de la población permanece en sus hogares. Ante esto, se estima que en abril se pierda un total de 500 mil empleos formales, lo cual resultaría en un crecimiento de apenas 1% en la masa salarial real, el menor crecimiento desde marzo 2010 (ver Fig. 3). Este aumento en la masa salarial real se le atribuye principalmente al incremento en el salario mínimo que se dio al principio del año, por lo que no necesariamente implica una mejora en el mercado laboral o la productividad.

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Por el lado de la inversión, las cifras del PIB muestran que en 2019 se tuvo una contracción de 5% en este componente de la demanda agregada, costándole un punto porcentual de crecimiento a la economía. El indicador mensual de Inversión Fija Bruta muestra que la inversión en construcción cayó en promedio a una tasa anual de 3.9% en 2019, y aunque al cierre del año se veían señales de recuperación, en enero 2020 se registró una contracción anual de 7.6% (ver Fig. 4). De modo similar, la inversión en maquinaria y equipo cayó 6.4% anual en promedio en 2019, y en enero de este año se contrajo 10.7%. Si bien se esperaba que la inversión se recuperara en el primer trimestre, tras las cifras de enero, el subsecuente inicio de la pandemia de coronavirus y el deterioro en la relación entre sector empresarial y el sector público, no se espera una pronta recuperación de la inversión.

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Finanzas públicas

A diferencia del año pasado, en el que el Gobierno Federal tenía como objetivo un superávit primario de 1% del PIB, para este año se había relajado el objetivo a un superávit primario de 0.7%. Sin embargo, la Secretaría de Hacienda ha reconocido que sus objetivos han sido replanteados ante la pandemia. Para el 2020 se presupuestó un gasto 4.6% mayor al aprobado en 2019. Sin embargo, esto es contemplando que los ingresos presupuestarios incrementan en al menos 2.6% con respecto a los ingresos del 2019, lo cual será prácticamente imposible durante esta crisis económica. Por un lado, los ingresos tributarios se verán afectados por los menores ingresos de las personas y por la disminución en el consumo de bienes gravados con IVA, ya que este impuesto no se paga en alimentos y medicamentos, que actualmente son los bienes con mayor demanda. Por el otro lado, los ingresos petroleros, que representan cerca del 17% de los ingresos presupuestarios previstos para el año, se verán afectados por el desplome en los precios del crudo, el cual, por motivo de una menor demanda ante la pandemia, ha llegado a cotizar incluso a precios negativos. En el caso de la mezcla mexicana cotizó en un mínimo de -2.73 dpb el lunes 20 de abril, llevado a la baja por el WTI (contrato de entrega en mayo) que alcanzó un mínimo de -40 dpb. A pesar de que el gobierno haya asegurado una gran parte de los ingresos petroleros por medio de coberturas, se podrán ejercer hasta fin de año, generando un déficit en el tiempo intermedio.

Los gobiernos están jugando un rol importante en la estrategia de combate a la pandemia, especialmente a través de las medidas de contención y de las políticas económicas contra cíclicas. El gobierno de Estados Unidos ha implementado un programa de estímulo fiscal que representa cerca de 13% de su PIB. En el caso de México el estímulo fiscal ha sido bajo, limitándolo a 1) adelantos en pagos de pensiones y becas, 2) 3 millones de créditos a pequeñas y medianas empresas por un total de 75 mil millones de pesos (0.3% del PIB) y 3) prórroga en las aportaciones al Infonavit de trabajadores sin crédito vigente. Después del anuncio del presidente donde dijo que no se aplicaría política fiscal contra cíclica el tipo de cambio alcanzó un nuevo máximo histórico de 25.78 pesos por dólar, debido a la mayor percepción de riesgo sobre México. Asimismo, las expectativas económicas para este año fueron revisadas a la baja.

Política monetaria e inflación

Ante el impacto económico de la pandemia, el Banco de México ha tomado las medidas que considera necesarias para cumplir con sus mandatos constitucionales, que además de procurar la estabilidad de precios tiene la encomienda de velar por la estabilidad financiera. Ante la situación, la junta de gobierno del Banco realizó dos recortes de 50 puntos base en la tasa de interés objetivo en las reuniones extraordinarias del 20 de marzo y del 21 de abril, con la que la tasa de referencia pasó de 7.00% a 6.00%. Actualmente, la Reserva Federal de Estados Unidos mantiene una tasa de interés en un rango de 0.00% a 0.25%, por lo que el diferencial real de tasas se encuentra en 517 puntos base. Ante este diferencial, se puede esperar que Banxico lleve a cabo recortes adicionales en la tasa de interés. Adicionalmente, el Banxico anunció acciones para apoyar la liquidez del sistema por 750 mil millones de pesos. Cabe destacar que el aumento en la base monetaria solo se verá traducido en un aumento de la oferta de dinero si los bancos privados logran colocar el crédito.

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Expectativas de crecimiento económico

El futuro, incluso en el corto plazo, es incierto. La crisis provocada por la pandemia de coronavirus no tiene precedente. Si bien no es la primera vez que una pandemia tiene un efecto drástico en la economía global, el impacto es inédito al darse en un contexto de globalización y un alto grado de interdependencia económica. La ciencia no logra entender por completo al nuevo coronavirus, y aún no se tiene evidencia de que se pueda desarrollar la “inmunidad de rebaño”, como ha sucedido con otros virus. Tampoco se cuenta con una vacuna, y los avances que se han realizado no pasan de las etapas de prueba, por lo que podría ser que hasta fin de año se cuente con las primeras vacunas, más unos meses adicionales en lo que producen en masa. Es así como la magnitud del impacto económico de la pandemia dependerá en gran parte de factores sobre los cuales ningún agente económico tiene injerencia.

Cabe mencionar que, aunque muchos determinantes del crecimiento económico son externos, los gobiernos y la sociedad en general juegan un rol importante en el desempeño de la economía. Por un lado, la estrategia de contención del virus y el “aplanamiento de la curva epidemiológica”, que consiste en distribuir el número de contagios en un mayor lapso de tiempo con el fin de evitar la saturación del sistema de salud, dependen de factores internos, tanto políticos como culturales. Asimismo, el gobierno debe procurar fortalecer la confianza en las instituciones públicas para lograr que la inversión se recupere e impulse el crecimiento económico.

Ante el alto grado de incertidumbre, se plantean tres escenarios distintos para el crecimiento de la economía mexicana en el 2020, que en parte dependerán de la estrategia del gobierno, los apoyos a las empresas y al empleo, la capacidad del sistema de salud para atender los casos de COVID-19, y factores exógenos como la posibilidad de desarrollar inmunidad o el descubrimiento de una vacuna o tratamientos.

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La crisis económica es inevitable y será a nivel global, pero las decisiones internas serán también determinantes en definir la magnitud y prolongación de ésta. Por el momento, se estima que el impacto más fuerte se dará durante el segundo trimestre del año, pues la declaratoria de emergencia sanitaria y las respectivas medidas de distanciamiento social se emitieron el 30 de marzo. Sin embargo, no se tiene la certeza de que la emergencia de salud se termine antes de finalizar el segundo trimestre.

Gabriela Siller Pagaza, PhD

Directora de Análisis Económico-Financiero

Banco BASE, [email protected]

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