Unifin Financiera, una de las principales arrendadoras independientes de América Latina, enfrenta un panorama complicado en su proceso de reestructuración.

En recientes asambleas de bonistas, su propuesta de plan de reestructuración recibió una respuesta mixta: fue rechazada por algunos tenedores de bonos mientras que otros la aprobaron bajo ciertas condiciones.

Estos resultados revelan divisiones entre los bonistas, reflejando una falta de consenso y confianza en la propuesta presentada por Unifin. El proceso ha sido tumultuoso desde que la empresa y sus filiales entraron en concurso mercantil a principios de año, lo que ha generado inestabilidad y preocupación entre los inversionistas.

La compañía se vio obligada a revisar su plan original después de que una propuesta anterior fuera rechazada por un grupo de bonistas. Aunque la nueva propuesta ofrece cambios significativos, como un mayor porcentaje del capital social para los acreedores y la creación de un fideicomiso administrativo, la falta de consenso entre los bonistas plantea dudas sobre la efectividad y viabilidad de esta solución.

Con la fecha límite del 28 de enero para llegar a un acuerdo con sus acreedores, el futuro de Unifin pende de un hilo. Si no logra un consenso, podría enfrentar serias consecuencias, incluyendo el riesgo de quiebra. La incertidumbre en torno a su situación financiera y las discrepancias entre los bonistas no auguran un escenario favorable para la empresa en su intento por resolver su situación de concurso mercantil.