Las preocupaciones sobre una nueva cepa del virus, llamada Omicron y clasificada por la Organización Mundial de la Salud como una variante de preocupación, golpearon los mercados de todo el mundo y trataron al índice S&P 500 su mayor pérdida porcentual de un día en nueve meses.

Con poco conocimiento de la nueva variante, las implicaciones a largo plazo para los activos estadounidenses no estaban claras. Al menos, los inversores dijeron que las señales de que la nueva cepa se está extendiendo y las preguntas sobre su resistencia a las vacunas podrían pesar sobre la llamada reapertura del comercio que ha levantado los mercados en varias épocas de este año.

La nueva tensión también puede complicar las perspectivas de la agresiva con la que la Reserva Federal normaliza la política monetaria para combatir la inflación.