El académico y analista Sergio Aguayo opinó que una de las grandes reflexiones que dejó a México el movimiento estudiantil de 1968 es que no se cuentan con servicios de inteligencia que permitan tener una agenda de riesgos.

Esto es, anotó, que el país continúa sin incorporar en la agenda de riesgos a las acciones que Estados Unidos puede tener sobre la seguridad nacional mexicana.

“Lo que yo argumento es que tenemos que incorporar en la agenda de riesgos algunos actores de Estados Unidos y que eso lo que no están haciendo actualmente los servicios de inteligencia”, añadió en el marco del Coloquio Internacional M68.

Consideró por ello que si la estrategia del nuevo gobierno es atacar los recursos con que cuenta el narcotráfico en lugar de perseguir a los “capos” -como lo anunció el propuesto Secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo-, tendrán que incorporar por fuerza a Estados Unidos.

Aguayo Quezada consideró que sería absurdo negar que en México hay servicios de inteligencia, dado que el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) frente a la extinta Dirección Federal de Inteligencia es ya “un avance enorme. No hay duda y sí produce, hasta dónde sé, materiales de buena calidad”.

Recordó incluso que en 1968, el jefe de la oficina de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) en México, Winston Scott, tuvo una gran influencia en las decisiones que el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz tomó en ese año y que derivó finalmente en los hechos ocurridos hace casi medio siglo.

El autor de “El 68. Los estudiantes. El presidente y la CIA, reflexionó con la investigadora estadounidense Kate Doyle sobre sobre el rol de la CIA en la represión al movimiento estudiantil de ese año.

Ello, en el marco del evento organizado por el Comité Interuniversitario integrado por las universidades Nacional Autónoma de México, Iberoamericana y Autónoma Chapingo, así como el Instituto Politécnico Nacional y El Colegio de México.

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