El peso tuvo una jornada histórica. El dólar al mayoreo se vendió en 17.9250 pesos por unidad. Esta apreciación es una señal positiva pero tiene que ver con el ambiente externo. Uno de ellos es por las cifras a la baja en la inflación de EU. La paridad cambiaria muestra una tendencia de fortaleza para el peso. En el mediano plazo por lo que se espera que el Banco de México aumente su tasa de interés de referencia en 25 puntos base.
Lo que no se debe dejar de lado es que el tema es importante, pues el control sobre el tipo de cambio es indispensable para evitar una espiral inflacionaria.
El tipo de cambio peso-dólar hacia el cierre del año debe dar señales de estabilidad ya que el mercado de cambios seguirá atento al tema de las finanzas públicas y las elecciones rumbo a 2018.
Si bien, la solidez de los fundamentales económicos de México debe llevar a la apreciación del peso, la volatilidad externa mantendrá un impacto sobre el tipo de cambio y eso se verá en el mediano plazo.
Lo que se debe comprender es la creciente liberalización financiera de países emergentes, a partir de inicios de los años noventa y con la transición de estas economías de un régimen de tipo de cambio fijo a un tipo de cambio flexible, resulta atractivo el análisis de los mercados cambiarios en estos países, con el objetivo de poder extraer de esas economías las medidas adoptadas para mejorar el tipo de cambio.
Pero algo que siempre se debe tener en cuenta es que al observar alta volatilidad del tipo de cambio y con ella cambios bruscos en la paridad peso-dólar, existe necesidad de que los agentes económicos, en particular las empresas e inversionistas de portafolio, cubran sus exposiciones al riesgo cambiario. Así que el reciente respiro del peso es sólo eso, una bocanada pues aún faltan las negociaciones del TLCAN. De las que se sabe no serán tersas.