Todas las entradas de: Guillermo Barba

Inteligencia Financiera Global Economista de la Escuela Austríaca y periodista mexicano, autor del blog Inteligencia Financiera Global. Experto en mercados de oro y plata y comentarista de TV en Proyecto 40

Coberturas: ¿qué oculta la Comisión de Cambios?

Ayer se dio un sorpresivo anuncio de parte de la Comisión de Cambios (CdC) en el que dio a conocer que el Banco de México (Banxico), ofrecerá al mercado coberturas cambiarias liquidables en moneda nacional (por eso no afectará las reservas). La respuesta casi unánime fue jubilosa, y se expresó con una baja del precio del dólar de casi 50 centavos en solo unos minutos.
Más allá de meras alabanzas a las autoridades –típicas en buena parte de analistas-, lo cierto es que ni todo es blanco, ni todo es negro. Hay matices.
Primero, expliquemos en términos simplificados. Lo que se pretende con una cobertura es ‘amarrar’ hoy un precio del dólar en el futuro por un determinado monto, y si al cumplirse el plazo –que el comunicado de la CdC dice que no será mayor a doce meses- el tipo de cambio fix es más alto que el pactado, la contraparte le pagará la diferencia al adquiriente para que con eso compre sus dólares en el mercado. De este modo, es como si los comprara al precio pactado sin verse afectado por el alza.
Se especula y claro, hay un riesgo, pues el resultado puede ser justo el contrario. Como quiera, cubrirse es inteligente porque les da certeza a los inversores que saben que necesitarán dólares en el futuro para cumplir sus obligaciones.
La CdC anunció que las instituciones de crédito presentarán ofertas por las coberturas que en su momento se subasten, y a su vez, podrán ofrecer instrumentos del mismo tipo a los participantes del mercado.
Lo bueno entonces de las coberturas que colocará Banxico, es que habrá una mayor oferta de estos instrumentos en el mercado local. Esto simplificará el acceso a un mayor número de inversionistas y quizá reduzca la demanda de coberturas en dólares en el mercado de derivados.
En consecuencia, se quita presión al tipo de cambio spot. Al cierre de este artículo el precio del dólar ya se encontraba en $19.95, pero es previsible que continúe bajando ante el exagerado optimismo que se ha generado.
Y aquí viene lo malo. La CdC es presidida por el secretario de Hacienda, y para decirlo claro, es quien en realidad manda ahí. Es el último hueco de falta de autonomía que le queda a Banxico. La política cambiaria pues, la maneja el gobierno, no el Instituto Central, y ya sabemos cuál de ellos es pésimo para el manejo de las finanzas.
Partiendo de ahí, lo de las coberturas se trata nada menos que de la más reciente intervención oficial en el mercado cambiario, lo cual es lamentable, pues el tipo de cambio debe moverse por sí mismo siempre, y ya iba a la baja desde que Trump tomó el poder.
La CdC (o sea el gobierno), opina que ‘el tipo de cambio del peso frente al dólar de los Estados Unidos de América ha mostrado una alta volatilidad, la cual no es consistente con los fundamentos económicos del país.’
La traducción es que Hacienda quiere abaratar al dólar a como dé lugar, artificialmente, insinuando que los ‘fundamentos económicos’ del país son sólidos.
Nada de eso. No por nada ya hasta las siempre tardías calificadoras de riesgo han puesto en perspectiva negativa la nota de México. Los peligros Trump, China, Europa, etc. y la debilidad financiera del gobierno siguen ahí, y esta última por cierto, se seguirá agravando mientras no se le baje al gasto y se equilibre el presupuesto.
En ese clima viene lo peor de las coberturas: su potencial costo financiero. La cantidad podría no ser despreciable considerando que el monto del programa será de hasta 20 mil millones de dólares.
Y es que si usted se pregunta de dónde sacará el dinero Banxico para pagar las coberturas –aunque sólo en el caso de que tenga que pagar por diferencias, como le expliqué arriba-, la respuesta es obvia: lo sacará de sí mismo pues al ser el banco central, es el emisor del peso. Como se suele decir en sentido figurado, ‘imprimirá’ dinero de la nada.
Ahora, dado que como autoridad monetaria ‘esteriliza’ todos los flujos provenientes de los factores que afectan la liquidez en el sistema bancario, en el momento que esos recursos dejen de estar depositados en Banxico, éste tomará las medidas de esterilización que pasarán por colocar  valores con cargo al gobierno Federal.
Dicho de otro modo, el costo de las coberturas no será cero, por más que se pague en pesos.
Por último, esta oferta de coberturas significa que el propio gobierno Federal prevé un escenario de un dólar mucho más caro en el futuro cercano, pues si anticipara que va a bajar, no tendrían razón de ser.
En suma, quien lo necesite que aproveche las coberturas. El resto, continúe cubriéndose de otras maneras de lo que viene, pues el peso, sigue siendo una mala divisa para estar.
E-mail: [email protected]
@memobarba
Facebook.com/InteligenciaFinancieraGlobal

La (efímera) recuperación del peso

Contrario a lo que algunos analistas vaticinaban, con la llegada de Trump al poder el 20 de enero, el peso mexicano se ha apreciado frente al dólar, si bien lejos de los niveles anteriores al día de su elección. Esta recuperación de nuestra moneda –que nos llevó desde máximos por encima de 22 pesos a niveles cercanos a los 20.20 pesos esta semana- se explica no por fortalezas internas, sino en parte por la relativa calma y falta de grandes novedades en las políticas de Trump respecto a México.

Por lo anterior, mal hace el inversor que se deja llevar por la circunstancia del momento, mientras descuida el contexto y los cambios fundamentales que se están presentando. Estos, nos dan una clara señal de que esa supuesta fortaleza del peso es pura ilusión.

Trump –lo hemos advertido aquí-, representa un gran cambio (para mal) en el mundo, que nos acercará de nuevo a lo peor de viejos males que deberíamos haber superado hace mucho, como la exaltación de sentimientos ultranacionalistas y el proteccionismo.

Debido a que el nuevo presidente de Estados Unidos (EU) significa un cambio de paradigmas, debemos acostumbrarnos a que los peores escenarios, los más extremos, se presenten con frecuencia.

Entre ellos, contemple que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), será de hecho cancelado, con todas las consecuencias que traerá para el país en materia de pérdida de inversiones, y claro, depreciación cambiaria.

Aquí hemos anticipado que Trump y los republicanos van por algún tipo de ‘gran muralla’ comercial –con alguna forma de Impuesto de Ajuste Fronterizo (BAT) o arancel- con el propósito de reducir el déficit comercial de EU con sus principales socios comerciales. Hay elementos para prever que el tratamiento será desigual de acuerdo al país de que se trate. Lo malo, es que México aparece como primero en la lista de Trump de principales ‘enemigos’, por lo que es de esperar la mayor agresividad contra nosotros.

En cualquier caso, esas barreras comerciales sumadas a los incentivos fiscales que Trump está por anunciar –y que pasarían por reducir de forma agresiva allá los impuestos al ingreso de personas y empresas-, predispondrán un gran flujo de capitales hacia EU sobre todo desde países emergentes. Esto presionará al alza el precio del dólar.

Agregue que, a juzgar por lo dicho ayer por Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal (Fed) estadounidense, el ciclo alcista de sus tasas de interés sí continuará este año como se esperaba. Yellen advirtió que ‘esperar demasiado’ en el retiro de su política monetaria acomodaticia podría provocar que más tarde las tasas tuvieran que subirse de forma más rápida y empujar la economía hacia una recesión.

La expectativa de hasta tres alzas de tipos en 2017 y su realización, también aumentará las presiones alcistas sobre el dólar.

Por si fuera poco, agregue el que en nuestra opinión es el más importante de los factores externos a considerar para una quizá abrupta apreciación del dólar en los próximos meses: la inevitable devaluación del yuan. Repentina o no, lo cierto es que la divisa china continuará a la baja, por más que le moleste a Trump, y arrastrará a otras de mercados emergentes.

Finalmente, que a nadie se le olvide que en lo interno el peso es una divisa con débiles fundamentos, y que lo seguirá siendo mientras las finanzas públicas continúen siendo deficitarias. La permanente expansión del gasto y la deuda del sector público mexicano no tenderán a fortalecer a nuestra moneda, sino a hacerla caer más.

En suma, que nadie se confíe de este respiro del peso. Los espejismos duran poco.

E-mail: [email protected]

@memobarba

Facebook.com/InteligenciaFinancieraGlobal

Alemania adelantó su repatriación de reservas de oro

En enero de 2013 el Bundesbank (Buba) –banco central de Alemania- anunció que comenzaría un lento proceso de repatriación de sus reservas de oro, que concluiría en 2020. En la tabla siguiente puede ver la distribución que tenían al cierre de 2012 y la programada para 2020:

Alemania es oficialmente el segundo tenedor de reservas de oro del mundo con 3 mil 377.9 toneladas (t), sólo superado por Estados Unidos que se supone cuenta con 8 mil 133.5 t.

captura-de-pantalla-2017-02-13-a-las-17-28-25

Durante la ‘Guerra Fría’ casi todo el oro alemán se mantuvo bajo resguardo en el extranjero, ante el peligro de que cayera en manos rusas. En 2000 se repatriaron desde el Banco de Inglaterra 931 t, pero tras la crisis de 2008-2009, las presiones fueron en aumento para exigir la repatriación de más lingotes. El Buba se decidió y planteó tener la mitad en Fráncfort a finales de 2020. No era toda la reserva, pero sí un buen avance.

Y es que no es un secreto que en los mercados financieros hay cientos de veces más oro en el papel, que las existencias físicas. Esas obligaciones no son más que promesas de entrega futura del metal fino, pero apalancadas.

Por si fuera poco, los bancos de lingotes (bullion banks) y algunos bancos centrales operan cuentas bajo el sistema de reserva fraccionaria en oro.

En términos muy simplificados, una misma moneda áurea bajo resguardo se vende cientos de veces, generando jugosas ganancias. La fiesta sigue mientras sus ‘propietarios’ no acudan a retirarla. Con que más de uno lo haga, sólo al primero se le podría entregar, mientras el resto se quedaría –como se dice- ‘chiflando en la loma’.

Desde luego, hay previsiones para que el ‘pago’ en casos de fuerza mayor se haga en divisa –que sí puede ser creada de la nada a diferencia del oro-, pero el peligro es que esa liquidación ocurra justo en medio de una crisis en la que nadie quiera dinero de papel.

Debido a esa gran vulnerabilidad, cualquier persona, empresa, banco central o gobierno que invierta en oro como reserva de valor y seguro financiero –más que como mera especulación-, debe mantener en todo momento la posesión material de sus monedas, barras o lingotes. En su defecto, como mínimo debe tenerse propiedad sobre piezas específicas –segregadas del resto-, en una bóveda.

Cuando de oro se trata, no se puede confiar en nadie.

La novedad ahora es que el jueves pasado en un comunicado el Buba informó que en 2016 completó de manera anticipada la repatriación de las 111 t faltantes desde Nueva York, para un total transportado de 300 t. Este año concluirá asimismo la repatriación de las 91 t que faltan desde París, para un total de 583 t.

¿Qué llevó al Buba a adelantarse cuatro años en el primer caso? El comunicado no lo dice pero es posible que la elección de Donald Trump tuviera algo que ver, y si así fuera, se trataría de un bien ganado voto de ‘no-confianza’ en el mandatario estadounidense. Sí, la reserva está en manos de la Reserva Federal (Fed), pero es un hecho que Trump podría bloquear con una de sus ocurrencias el transporte del oro alemán.

En fin. El sistema monetario que conocemos está sufriendo una gran transformación de fondo, que terminará en una crisis. De las cenizas de éste surgirá uno nuevo en el que el oro retomará un papel central.

Banco de México y el resto de autoridades monetarias bien harían en expandir y repatriar cuando menos, la mitad de sus reservas de oro a territorio propio, como está haciendo el Buba. Los buenos ejemplos, se deben seguir.

E-mail: [email protected]

@memobarba

Facebook.com/InteligenciaFinancieraGlobal

Devaluación: El ‘Factor China’

En este espacio hemos advertido que la revaluación del peso que se ha observado en semanas recientes, es sólo aparente, temporal, y debido a causas externas de debilidad del dólar, no gracias a fortalezas internas.

Como quiera, entre los factores que le hemos explicado que podrían derivar en un dólar ‘con esteroides’, están las prometidas bajas de impuestos de Trump, sus ‘impuestos fronterizos’, una continuación del ciclo alcista de tasas de interés de la Reserva Federal (Fed) estadounidense, y los serios problemas que atraviesan economías como la de China. En medio de turbulencias, el dólar es visto como refugio y tiende al alza.

Éste –el ‘factor China’-, debería mantener despiertos por las noches a Agustín Carstens y a José Antonio Meade, gobernador del Banco de México (Banxico) y Secretario de Hacienda, respectivamente. No es para menos.

Las cifras más actualizadas hablan de una verdadera ‘bomba’ financiera china que explotará tarde o temprano. Nos referimos a una inevitable ‘gran devaluación’ del yuan.

Para decirlo claro, un desplome de la divisa emergente más importante pondría de rodillas a todas las demás, incluido el peso.

Veamos. Las reservas internacionales de China alcanzaron casi los 4 millones de millones de dólares (mdd) en 2014, y desde entonces, comenzaron a liquidarlas de forma masiva para intentar apuntalar su divisa (ver gráfico abajo).

grafica1

El golpe era inevitable. Recordará que de hecho, en 2015, Beijing sacudió los mercados con una devaluación del yuan o renminbi (RMB) de 1.9 por ciento, la mayor desde 1994 (ver gráfico de yuanes por dólar).

grafica2

En suma, la tendencia del valor de la moneda china frente al dólar no ha cambiado, y si no se ha desplomado de forma más estrepitosa- es gracias a su venta masiva de reservas y a los férreos controles de capital que han impuesto.

El problema para los chinos es que sí, en efecto, 4 millones de mdd son muchísimas reservas, pero no infinitas. Menos aún cuando los capitales siguen huyendo en estampida. Según cifras del Institute of International Finance (IIF), los flujos netos hacia el exterior totalizaron 725 mil mdd en 2016, los más altos de que se tenga registro.

El ‘pecado’ de Beijing fue inflar e inflar una colosal burbuja de crédito tras la crisis de 2008-2009, y dado que la garantía de explosión de éstas es de 100 por ciento, el colapso era cuestión de tiempo. No importa cuánto aire inyecte a un globo reventado, no lo podrá reinflar.

No por casualidad las reservas chinas cayeron en 12.3 mil mdd en enero pasado, a 2.998 millones de mdd, un mínimo de seis años.

En 2016, la ‘quema’ de reservas totalizó casi 320 mil mdd, inferior a los 513 mil mdd de 2015, pero que podrían ser un peor síntoma: China se está quedando sin municiones para ‘defender’ al yuan.

Y es que los menos de 3 millones de mdd que le quedan son engañosos, pues el monto realmente disponible para la intervención cambiaria es mucho menor. De acuerdo con Bloomberg, esa cifra de divisas disponibles está sobreestimada en –por lo menos- 1 millón de mdd. Un mínimo de 500 mil mdd estarían ya comprometidos para entrega a futuro a pesar de aparecer todavía de manera contable en las reservas.

El analista internacional, Jim Rickards, autor de ‘Currency Wars’, explica que 1 millón de mdd de las reservas chinas se invierte en fondos de cobertura, de capital privado, minas de oro, etc., por lo que no es líquido ni se puede utilizar para apoyar la moneda. Un millón de mdd más tiene que ser mantenido como respaldo de capital para el sistema bancario chino –que es insolvente-, explicó en un newsletter.

Si bien le va entonces, al Banco Popular de China le quedará un millón de mdd más para tratar de mantener a flote el yuan.

Por supuesto, las razones políticas y el orgullo pesarán para devaluar lo más tarde que se pueda, pues Trump ha acusado a Beijing de manipular el tipo de cambio para abaratar sus exportaciones, a pesar que de hecho –como vemos-, desde hace tres años la manipulación del mercado ha sido para contener la devaluación.

Dura lección se llevarán los chinos, una lección que aquí parece que ya aprendieron en Banxico: tratar de evitar lo inevitable (la devaluación) tiene un alto costo, y sólo aumenta el apetito y las carteras de los especuladores.

En cualquier caso, el ‘factor China’ es el gran elefante en la habitación. La presión cambiaria e inflacionaria seguirá creciendo en México luego del reciente ‘descanso’ en el alza del precio del dólar. Banco de México tendrá que seguir actuando subiendo tasas, y las personas y empresas, buscando refugio financiero en activos seguros.

Sin libre comercio, habrá guerra

El lunes, el famoso empresario y segundo hombre más rico de China, Jack Ma, dijo durante una visita a Australia, que ‘todo mundo está preocupado por la guerra comercial. Si el comercio para, la guerra empieza’. Grave, pero cierto.

Ma es fundador y presidente ejecutivo de Alibaba Group, el gigante del comercio electrónico de China. Advirtió sin embargo, que la preocupación por el proteccionismo no resuelve el problema, y que ‘lo único que se puede hacer es involucrarse y probar activamente que el comercio ayuda a la gente a comunicarse’. Tiene razón.

No hay duda alguna de que Ma –quien ya se reunió con Donald Trump unos días antes de su toma de posesión-, se encuentra bastante inquieto y difundiendo las bondades de tener mercados abiertos y competitivos. No por nada voló más de cien mil kilómetros el mes pasado para promover el comercio global.

Quizá el empresario chino se dio cuenta tras su encuentro, que el proteccionista Trump va en serio en sus amenazas de gravar con impuestos fronterizos a las importaciones desde México, China y otras latitudes, pese a que esto sea violatorio de las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

El problema con ello –que todavía mucha gente no dimensiona-, es que si la Unión Americana levanta una muralla económica contra el exterior, habrá presiones muy fuertes al más alto nivel para que los gobiernos de los países afectados –incluido el nuestro-, se desquiten con medidas ‘espejo’.

Esto nos llevaría a una peligrosa espiral descendente, una carrera hacia el fondo en la que toda barrera arancelaria o no arancelaria contra la entrada de determinado producto, será contestada con una medida similar del otro lado para regresar el golpe. Sería como dispararse no en el pie, sino en la cabeza. Una guerra comercial que terminaría siendo armada.

El libre comercio conduce a la paz, pues para que sea posible, es necesario el acuerdo entre las partes, la negociación y la coordinación que lleva al beneficio mutuo.

Es falso que en el intercambio una parte gane y la otra pierda. De ser así, la creación de riqueza sería una suma cero. Nada hay más alejado de la realidad.

No. La economía de mercado fructifica , crea valor y mayor abundancia porque todas las partes intervinientes se benefician: la que vende valora más el dinero que recibe por la venta, que su producto; y la que compra, valora más lo adquirido que el precio que paga por él.

Si lo anterior no ocurre, el intercambio no se lleva a cabo. Simple.

Por eso es tan importante que el comercio sea siempre libre, pues sólo el ambiente más competitivo trae los mejores bienes al costo más bajo posible.

El proteccionismo en cambio conduce a la falsedad de que uno se ‘aprovecha’ del otro, y con ello, el sentimiento no es de cooperación y entendimiento, sino de conflicto.

El proteccionismo además perjudica al consumidor final, pues no se consigue la máxima competencia posible ni el menor de los precios, sino todo lo contrario.

En el libre comercio ganan todos, y con el proteccionismo, todos perdemos.

Lo más peligroso es que, como advierte Jack Ma, históricamente períodos de cerrazón económica están ligados a conflictos bélicos.

Y es que ante las crisis que causan este tipo de políticas, los gobernantes no buscan quién la hizo (ellos mismos), sino quién se las pague: los periodistas, los disidentes, los extranjeros, etc. para distraer la atención.

Por eso no es poca cosa que entre China y Estados Unidos hayan habido ya roces recientes, al grado de que un alto oficial publicó en el portal del Ejército Popular de Liberación de ese país que una guerra bajo la administración de Donald Trump, era ‘no sólo un eslogan’, sino que se estaba convirtiendo en una ‘realidad práctica’.

Esperemos que ese momento nunca llegue, y hagamos votos para que el libre comercio y la paz sean los que prevalezcan.

E-mail: [email protected]

@memobarba

Facebook.com/InteligenciaFinancieraGlobal

Trump, el detonante de la gran crisis que viene

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lleva a su país hacia una tremenda crisis económica y financiera. Se supone que es un empresario exitoso, pero como político y economista, está reprobado.

La economía se rige bajo sus propias inmutables leyes, válidas en cualquier tiempo y lugar. No obedece la voluntad de los políticos, y por eso cada vez que se meten a querer controlarla, por ejemplo fijando precios y salarios a su antojo, corrompiendo la moneda o poniendo barreras a los intercambios comerciales, generan distorsiones y crisis peores al mal que querían remediar.

Eso sí, no todo lo que promete Trump es malo en automático. Hay que reconocer algo positivo y que deberíamos –y nos veremos forzados después a- imitar en México, como reducir sustancialmente los impuestos a las empresas y eliminar regulaciones que estorban a la actividad económica.

Pero todo el bien que eso pudiera generar con este tipo de medidas, lo echará al bote de la basura con su proteccionismo. Poco importa que en el corto o mediano plazos lograra conseguir un rebote, pues hay un riesgo real de que se infle una burbuja en el dólar con la repatriación de capitales a la Unión Americana. En México, el golpe nos llegará antes.

Como ha sostenido desde la campaña, Trump insiste en que quiere un ‘impuesto fronterizo’ del 20, 35 por ciento o de lo que se les ocurra a él y los republicanos en el Congreso. De forma más precisa, se ha propuesto un ‘impuesto de ajuste fronterizo’ (BAT, por sus siglas en inglés), que exenta a las exportaciones mientras no permite la deducción de las importaciones, lo que de hecho, lo convierte en una barrera comercial.

Aunque esta propuesta no convence del todo a Trump y la califica de ‘demasiado complicada’, es innegable que habrá –de una forma o de otra- una ‘gran muralla’ económica con peores consecuencias que el muro físico que Trump quiere que paguemos los mexicanos.

Su meta es reducir hasta eliminar el déficit comercial que Estados Unidos tiene con México y otros países, sobre todo, China.

No es casual que el jueves Trump declarara que le gustaría acelerar la ‘renegociación’ del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Lo malo, es que su carta de entrada inamovible serán sus impuestos fronterizos, y como son inaceptables para México, el Tratado será cancelado. Ya es un muerto viviente.

Algunos colegas analistas, académicos y funcionarios creen que al cancelarse el TLCAN, México saldrá más o menos bien librado gracias a las reglas de la OMC, por las que las exportaciones mexicanas hacia EE.UU. pagarían un impuesto bajo.

Bien. Reitero a esos colegas optimistas que tal cosa no pasará. Trump y los republicanos NO respetarán a la OMC, pues saben bien que cualquier recurso o queja que presentemos contra sus medidas proteccionistas tardará años en resolverse, y se aprovecharán de eso. Entenderlo y ver más allá de una vez, nos pondrá por primera vez un paso adelante de Trump.

La forma correcta de atenuar y luego neutralizar el gran daño que causará a México la cancelación del TLCAN, no es contraatacando con medidas ‘espejo’ similares a las que los terminará por hundir a ellos en una nueva gran crisis, sino con seguridad, austeridad gubernamental, equilibrio fiscal y apertura auténtica al exterior.

Esto último implica eliminar las barreras a la importación y a la inversión extranjera que todavía existen en el país.

El presidente Peña Nieto dijo la semana pasada en un evento del Consejo Nacional Agropecuario que ‘abrirnos al mundo nos permite competir con los mejores, crecer y fortalecernos como nación’. Bien, pues eso pasa por lo propuesto en el párrafo anterior.

La llegada de Trump al poder marca un cambio de era, por lo que más nos vale irnos acostumbrando a que los peores escenarios, los más extremos, sean la constante. De esa misma magnitud tienen que ser también nuestros golpes de timón.

E-mail: inteligenciafinancieraglobal@gmail.com

@memobarba

¿#AdiósStarbucks y #WalmartEsTrump? ¡No way!

En días recientes y sobre todo tras la toma de posesión del nuevo presidente de Estados Unidos, en México corren por redes sociales y Whatsapp, llamados a boicotear a empresas de marca estadounidense. La intención, se supone, es aplicar una especie de desquite por la agresividad que Trump ha mostrado contra todo lo que tenga que ver con nuestro país.
El enojo popular ha llevado a estos llamados a consumir sólo productos hechos en México, y de preferencia adquiridos en pequeños establecimientos y tienditas.

¡Cuidado! aunque en apariencia estos boicots suenan muy bien, no solo no tienen ninguna efectividad como protesta contra Trump, sino que a quienes perjudica es –primero que nada-, a mexicanos.

Lo peor es que ese discurso nos rebaja al mismo nivel proteccionista y ultra-nacionalista del presidente de la Unión Americana.

Además, muchas veces lo estadounidense es solo la marca, mientras que el capital invertido en la licencia o la franquicia es 100 por ciento mexicano. No sólo eso. Los proveedores suelen ser empresas también de mexicanos, que dan empleo aquí, pagan impuestos y, lo más importante, compiten por satisfacer a los clientes y ganar su preferencia en medio de una aguerrida competencia.

Si los activistas contra ‘lo gringo’ fueran congruentes, tendrían que dejar de usar sus redes sociales y hasta sus celulares, pues desde el hardware hasta el sistema operativo que usan, casi nunca tiene nada de mexicano.

Ahora, pensemos en aquellas empresas auténticamente estadounidenses que sí pudieran ser afectadas por estos boicots, como las automotrices Ford, Chrysler o General Motors. Bueno, a Trump no le importará nada que clientes mexicanos dejen de comprar a una ínfima minoría de productores de su país. Si alguien cree que de este modo se ‘hace presión’, está en un error.

El fin de este tipo de protestas entonces, no se logrará por ese medio.
Además, nos debe quedar claro que las compañías se deben a sus accionistas tanto como a sus clientes, y que si toman decisiones como reducir o suspender sus inversiones en México es un asunto suyo no exento de riesgos. Nada que criticarles. Siendo realistas, ninguna empresa debería ponerse al tú por tú con un presidente como Trump, capaz de afectar seriamente a sus negocios.

Que no se nos olvide tampoco que las plantas que tienen instaladas aquí las armadoras automotrices no van a desaparecer, sino que seguirán produciendo para el mercado mexicano y el de otras regiones. Convocar a castigarlas, es injusto.

En suma, no nos equivoquemos. Los proteccionismos y los trasnochados nacionalismos al estilo de Trump, conducen a la xenofobia, a la violencia y al odio, comportamientos que debemos evitar, nunca imitar.

La buena noticia es que estos boicots no parecen estar teniendo ningún éxito. Qué bueno.

Quien diga sí a lo ‘Hecho en México’, ¡muy bien!, que lo promueva, pero sin llamar a injustos, discriminatorios y riesgosos boicots que como le digo, no llevan a nada bueno y nos perjudica a nosotros mismos.

A Estados Unidos su presidente los llevará al precipicio de la crisis económica en cuestión de tiempo, y seguir ese mismo camino con desquites y contraataques, es una pésima idea.
En vez de eso, mejor concentrémonos en demandar seguridad, combate real a la corrupción, recorte al dispendio gubernamental y apertura comercial real. Sin resolver esos problemas internos, así Trump se volviera amistoso, seguiremos sin poder avanzar.

E-mail: [email protected]

@memobarba

Facebook.com/InteligenciaFinancieraGlobal

La cancelación del TLCAN ya comenzó

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA) ya está ‘sepultado’. Esa es la explícita intención de Donald Trump –no renegociarlo-. Ya deberíamos tener muy claro que lo que quiere es que el gobierno de México se siente a la mesa para acatar sus términos, y eso es inadmisible.

El propio secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, ha reconocido que no se aceptará cualquier condición, y que dado el caso, sería mejor abandonar el TLCAN y regir los intercambios bilaterales a partir de las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC). No sería lo que tenemos, pero no estaría tan mal dado el bajo arancel que pagarían las mercancías hechas en el país.

Hasta ahí todo bien excepto por una cosa: se parte del error de suponer que Trump respetará los compromisos asumidos ante la OMC.

Si detenemos el análisis en ese punto, ignoraríamos las reiteradas señales que Trump sigue dando de que nada lo detendrá en su empeño por imponer barreras para reducir el déficit comercial estadounidense. Las esperanzas de que los ‘contrapesos políticos’ o económicos lo detendrán, no tienen fundamento. Nadie se atreverá a ponerle un alto, cuanto tiene tanto poder.

Por eso es que estoy convencido de que Trump a pesar de todo sí irá por su ‘impuesto fronterizo’ de 20 o 35 por ciento –o de lo que se le ocurra-. Su creencia de que el desbalance comercial que EU tiene con México es una especie de ‘saqueo’, es absurda, pero le tiene sin cuidado. No se va a detener.

Pregunté a tres amigos expertos su opinión sobre mi postura y esto es lo que me contestaron:

Juan Ramón Rallo, destacado economista español director del Instituto Juan de Mariana, advierte que es por completo realista prever que Trump imponga los aranceles prometidos. ‘No creo que (México) pueda hacer mucho con EEUU. Lo que evitaría a toda costa es tratar de encerrarse en sí mismo’, opinó.

Jim Rickards, autor de ‘best sellers’ como The Death Of Money y Currency Wars, profundizó más: ‘un impuesto fronterizo es una de muchas opciones que están bajo consideración, pero yo definitivamente no lo descartaría. Las reglas de la OMC no se autoimponen. La parte agraviada tiene que presentar una queja que es oída ante un tribunal. Las sanciones se pueden imponer después de una sentencia, pero el proceso puede tomar años. Dado el largo historial de litigios de Trump, no creo que en realidad le importe lo que diga la OMC. Puede actuar de forma unilateral, y si su socio comercial quiere litigar, bien. Mientras tanto, la acción inicial de Trump le da apalancamiento para negociaciones bilaterales. Si esas negociaciones tienen éxito, el socio comercial puede retirar la queja de la OMC. Si no, probablemente ibas a terminar en una guerra comercial y arancelaria de todos modos. En cualquier caso, la OMC no será un impedimento para que Trump haga lo que quiera hacer.’

Por último, Mike ‘Mish’ Shedlock, autor del influyente blog MishTalk.com, señaló: ‘Toma de 2 a 3 años como mínimo tener un caso en la OMC. Luego puede ser impugnado. Trump y los republicanos quizá sepan que los impuestos fronterizos violarán la OMC, pero simplemente no les importa debido a esos retrasos. Hace varios meses escribí que era probable que una guerra comercial se estuviera cocinando. Por desgracia, esa opinión ahora parece correcta.’

Así que el muro físico es lo de menos. La muralla económica que Trump está a punto de levantar dañará de modo muy severo a la economía mexicana –y tal vez a otras-, pero lo peor es que al final, la más perjudicada será la de EU.

Bien haría el presidente Peña Nieto en evidenciar su compromiso con el libre comercio, y en desmarcarse de Trump eliminando TODAS las barreras que aún quedan a la importación de mercancías en México. Para eso no hacen falta tratados ni años de negociación.

La violencia se neutraliza con paz, y la estupidez del proteccionismo con la inteligencia de la apertura comercial. Señor presidente, la última oportunidad la tiene en sus manos. Es hora de que vea más allá del TLCAN, que ya es historia.

E-mail: inteligenciafinancieraglobal@gmail.com

@memobarba

¿Sobrevivirá el dólar a Donald Trump?

La suerte del dólar está echada. El 100 por ciento de experimentos de ese tipo con dinero fíat –de papel, irredimible en oro-, terminan igual. Su sentencia de muerte quedó sellada el 15 de agosto de 1971, cuando el presidente estadounidense Richard Nixon, cerró de manera ‘temporal’ la ventanilla de cambio de dólares por oro a un tipo de cambio fijo.

A partir de entonces comenzó una era inflacionaria (de expansión crediticia) que parece haber llegado ya a su fin. Desde luego, eso no significa que el dólar no pueda inflarse en burbuja antes del colapso, pues de hecho, esto es bastante probable.

El siguiente gráfico cortesía de la Asociación Cívica Mexicana Pro Plata, es muy ilustrativo.

thumbnail_reservas-en-bancos-centrales-del-mundo

Por primera vez desde el fin de Breton Woods, las reservas internacionales en poder de los bancos centrales han colapsado de manera consistente e impresionante. Con cifras de Bloomberg, el empresario Hugo Salinas Price ha calculado en su artículo publicado la semana pasada en Plata.com.mx, que desde el pico alcanzado el 2 de agosto de 2014, dichas

reservas cayeron de $12.032 millones de millones de dólares a $10.814 millones de millones de dólares al 13 de enero de 2017.

Esta caída de más de 10 por ciento es muy significativa, porque comenzó mucho antes del inicio formal e incipiente del ciclo alcista de tasas de interés de la Reserva Federal (Fed) en diciembre de 2015, y claro, antes también de cualquier ‘efecto Trump’. Estos dos últimos factores, también, abonan a la fortaleza del dólar.

Pero, ¿por qué decimos entonces que está condenado?

Porque ya ha cruzado el punto de no retorno. Cualquier dirección que tome (nueva expansión crediticia o mayor contracción) lo llevará a un mismo destino: una inevitable crisis de divisas que lo enterrará como moneda de reserva global.

No podemos saber el momento exacto de dicha crisis, pero la llegada de una nueva administración a la Casa Blanca –con Trump a la cabeza-, se antoja como un período en el que las probabilidades serán elevadas.

Y es se enfrentará a un problema: quiere impulsar la inversión, la creación de empleos y acabar con el déficit comercial estadounidense, pero con las políticas intervencionistas y de estímulo fiscal que pretende aplicar, terminará fortaleciendo al dólar y acelerando la contracción del crédito que vemos en el gráfico. EE.UU. se convertirá en una ‘aspiradora’ de dólares que abaratará y hará más atractivos los productos provenientes de países como México y China, a los que Trump ve como ‘enemigos’.

Dicho de otro modo, Trump podría inflar sin quererlo una mortal burbuja del dólar, que estallará tarde o temprano con graves consecuencias, sobre todo para su país, que perderá el liderazgo mundial.

Por lo anterior, en este espacio hemos vaticinado que habrá un juego de vencidas entre Trump y la Fed, pues el primero presionará a Janet Yellen y compañía para que ese banco central le dé a él también tasas de interés artificialmente bajas y liquidez por un período prolongado. Si no ceden, en un lapso de dos años Trump podría tener control de facto de la Fed al postular a cuatro incondicionales (incluido el presidente) que, de un total de siete, harían mayoría en la Junta de Gobernadores.

Trump pues quiere todo, y no se puede.

Ahora que si por cualquier razón en la administración Trump la Fed volviera a lanzar un ‘tsunami’ de dólares al mundo como lo hizo tras la crisis de 2008-2009, el ciclo inflacionario entraría en una nueva etapa de rebote.

El punto repito, es que en cualquier caso el destino del dólar será el mismo.

Llegaremos al punto en que los inversores pondrán un ‘hasta aquí’, y con la pérdida de confianza en el dólar –corrompido por la deuda exponencial y la creación de dinero ‘de la nada’-, huirán en estampida hacia el dinero real: el oro.

Que nadie lo dude: de las cenizas del sistema monetario basado en la divisa estadunidense, surgirá uno nuevo en el que el metal precioso retomará un rol central.

E-mail: inteligenciafinancieraglobal@gmail.com

@memobarba

Sólo el ‘súper dólar’ doblegará a Trump

Al envalentonado presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, sólo lo podrá doblegar una cosa: el ‘súper dólar’. Esto quedó claro ayer cuando dijo en entrevista para The Wall Street Journal (WSJ), que la divisa estadounidense estaba ‘demasiado fuerte’. Sostuvo que en parte se debía a que China mantiene devaluada su moneda, el yuan, y que eso estaba ‘matando’ a las compañías de su país que así no pueden competir.

Sin embargo, lo que tiene que entender el presidente electo, es que el principal responsable del fuerte rally (alza) del dólar que se ha acentuado tras su elección, es él mismo.

Hay una contradicción absoluta entre insinuar que se prefiere una divisa más débil, y prometer políticas proteccionistas, castigos arancelarios a empresas que produzcan fuera de EE.UU. y estímulos fiscales para que regresen a su territorio. Y es que el efecto de todo ello será, justamente, el fortalecimiento del dólar que Trump no quiere.

No por nada en este mismo espacio hemos advertido el riesgo de que se infle una burbuja, que sería mortal para el status del dólar como divisa de reserva global.

Además, a las políticas que quiere llevar a cabo Trump se suma el ciclo alcista de tasas de interés que ya inició desde 2015 –aunque de manera incipiente- la Reserva Federal (Fed).

Asimismo, como apuntó esta semana el empresario Hugo Salinas Price en un artículo publicado en el portal Plata.com.mx, nos encontramos ya en un peligroso ciclo de contracción del crédito, expresado en la caída de reservas internacionales en posesión de los bancos centrales.

Dichas reservas han estado cayendo desde su pico alcanzado el 2 de agosto de 2014, cuando tocaron los 12.032 millones de millones de dólares. Al 13 de enero de este año, según datos de Bloomberg, se han desplomado a solo 10.814 millones de millones de dólares. Esto es una caída de más de 10 por ciento que jamás se había presentado (ver gráfico cortesía de la Asociación Cívica Mexicana Pro Plata).

paper-reserves-in-central-banks

Lo que esto significa es que de manera muy clara, el ‘tsunami’ de liquidez con el que la Fed inundó al mundo tras la crisis de 2008-2009, se le está revirtiendo. Si antes debilitó al dólar, ahora se está inflando.

Economías emergentes están vendiendo reservas para tratar de ‘defender’ el valor de sus monedas.

De acuerdo con cifras mensuales de Banxico, en México el pico de reservas internacionales se alcanzó en enero de 2015, con 199 mil 161.4 millones de dólares (mdd). Al corte del 13 de enero de 2017, se ubicaban en sólo 174 mil 901.7 mdd.

En China por su parte, las reservas cayeron cerca de 320 mil millones de dólares en 2016, con lo que cerraron en 3.011 millones de millones de dólares. En 2015 el desplome de reservas en ese país fue de 513 mil mdd.

Trump quiere que los chinos dejen de manipular su divisa a la baja, pero dados los graves problemas que tienen como consecuencia de su propia burbuja crediticia que ya explotó, lo cierto es que el yuan sufre por sí fortísimas presiones devaluatorias. Dejar flotar al yuan y levantar los controles de capital en China, también inflaría al dólar.

En la entrevista del WSJ, Trump criticó también parte del plan de algunos congresistas republicanos conocido como Impuesto de Ajuste Fronterizo (BAT, por sus siglas en inglés), que han lanzado como alternativa a su propuesta arancelaria de 35 por ciento.

El caso es que, de aprobarse, cualquiera de estos gravámenes propiciaría una escalada del billete verde vía la captación de inversiones en territorio estadounidense.

En suma, la mesa sigue más que puesta para un dólar con esteroides. Sólo ese ‘súper dólar’ podría terminar noqueando a Trump y sus planes intervencionistas, pero si insiste en ellos, se volverán en su contra con toda su fuerza. Ojalá que corrija a tiempo.

E-mail: inteligenciafinancieraglobal@gmail.com

@memobarba

Ford es sólo el principio

Como ya sabrá, la armadora automotriz Ford canceló su proyecto para una nueva planta de mil 600 millones de dólares en San Luis Potosí. La noticia provocó que el peso mexicano se desplomara hasta un nuevo mínimo histórico frente al dólar, cuya cotización spot que cerró en 21.05 pesos.

A los inversores no les gusta tener la sensación de que por la presión de Donald Trump, habrá más empresas cancelando inversiones y sacando su dinero del país, pero de hecho, es exactamente lo que va a ocurrir. Ford es sólo el principio.

Y es que imagine por un momento que usted dirige una empresa a la que el poderoso gobierno gringo, le advierte que o cede a sus presiones o la castigará de múltiples maneras. Tiene la opción de ser desafiante con todas las de perder ante un gobernante autoritario e impredecible, o de ajustar sus planes de inversión. Es lo que hizo Ford.

Las empresas norteamericanas pues, doblarán las manos una a una, y quizá, sea lo mejor para ellas en términos de cálculo del costo-beneficio. Nada que juzgarles.

Esto no significa que vayan a desmantelar sus plantas y llevárselas de la noche a la mañana, pero sí que sólo mantendrán operaciones en México de aquellos proyectos enfocados en mercados distintos del estadounidense.

Bajo su trasnochada y absurda lógica proteccionista, Trump asegura que les estamos ‘robando’ empleos.

Lo que no dice es que gracias a las ventajas que México representa para muchas firmas en el marco del TLCAN, los consumidores norteamericanos han conseguido tener productos a más bajo costo, y cerrarles la puerta como quiere ahora, generará un efecto búmeran.

El costo por recuperar –en el mejor de los casos- unos cuantos puestos de trabajo, será que las mercancías se encarezcan para el consumidor norteamericano.

A pesar de este sinsentido, Trump no dará marcha atrás, pues gracias a esas promesas de recuperar empleos pudo conseguir muchos votos que lo llevaron a la Casa Blanca.

Para que no quede lugar a dudas de que va en serio, ayer mismo amenazó a General Motors con un impuesto fronterizo si fabrica autos en México que más tarde pretenda vender en Estados Unidos.

Lo de ayer pues, es sólo el más reciente llamado de atención para las autoridades mexicanas, que siguen muy confiadas en que Trump se moderará al llegar al poder el 20 de enero. No habrá tal moderación.

Pese a las más recientes evidencias en contra, aquí el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, sigue soñando con que no habrá una cascada de decisiones como la de Ford. Un buen botón de muestra de lo rebasado que está el gobierno ante la crisis que se avecina, y que no tiene idea de cómo enfrentar.

No hay diferencia entre la ‘estrategia’ que han perseguido, y ponerse a rezar.

En vez de ello, mucho ayudaría que se enfocaran en el crónico cáncer que sigue matando a la estabilidad macroeconómica y al peso: el gasto público deficitario. El problema del gobierno no es la falta de ingresos, sino su excesivo gasto.

Dicho sea de paso, un montón de políticos populistas siguen oponiéndose al ‘gasolinazo’, pero evaden entrarle al tema central de dónde se debe recortar el Presupuesto para que sea posible  bajar el IEPS al combustible, y con ello, su precio. No les crea nada.

En fin. Dado que Ford es sólo el comienzo, hay que buscar compensar los capitales que perderemos, atrayendo más desde otras latitudes. Es indispensable entonces eliminar barreras a la libre importación de mercancías, pero también, los arbitrarios topes que existen a la inversión extranjera en el país.

Ante adversidades históricas, acciones inéditas.

E-mail: inteligenciafinancieraglobal@gmail.com

@memobarba

El presidente quiere hundir al PRI

En este espacio en septiembre –tras la visita de Donald Trump a México-, dijimos que habría que estar atentos a nuevos ‘errores’ del presidente, Enrique Peña Nieto (EPN), que nos ayudarían a confirmar o descartar la hipótesis de que tiene toda la intención de enterrar las posibilidades de su partido rumbo a la elección presidencial de 2018.

Hay dos opciones: o de veras es tan torpe que se equivoca demasiado con decisiones impopulares –como el mega ‘gasolinazo’, por citar un simple ejemplo-, o esas equivocaciones son intencionales, con el propósito de infligir un daño grave no a su popularidad –que ya es irreparable, y lo sabe-, sino al PRI.

Tener el poder unipersonal de hacer perder al partido gobernante tiene un valor con el que se puede negociar a un alto precio.

Llama la atención que el propio EPN, durante la instalación del Consejo Político Nacional del PRI el 27 de noviembre pasado, dijera a los priistas: ‘No se dejen contagiar por los derrotistas […] y menos por aquellas voces que intentan confundir y engañar por supuestos pactos sobre batallas electorales que habremos de librar.’ No está claro a qué se refería, pero encaja bien con el clásico ‘explicación no pedida, culpabilidad manifiesta’.

Días después se anunció que se dispararía en casi 10 por ciento el salario mínimo. El presidente debió saber que eso no le haría quedar bien con nadie, pues sus promotores se quejarían –como fue- de un aumento insuficiente, y quienes hemos advertido los altos costos que se pagarán por esa alza populista, lo criticaríamos aún más.

Por si fuera poco, el ‘mega gasolinazo’ de 2017 ha vuelto a generar inconformidad entre los mexicanos. Puede estar seguro que eso en nada abona a las probabilidades del PRI de repetir en Los Pinos en 2018.

Los aspirantes presidenciales de ese partido deben estar muy preocupados, incluido el propio secretario de Hacienda, José Antonio Meade, a quien versiones periodísticas colocan como un posible candidato.

A propósito, haber dejado al propio Meade y no a un subalterno como el responsable de dar la cara y de defender el gasolinazo, mientras el presidente y el resto del gabinete estaban de vacaciones, fue un golpe bajo que le ha echado al titular de Hacienda una pesadísima carga. ¿Será que Peña Nieto no quiere dejar el mínimo cabo suelto?

Y es que 2017 no parece un camino tan difícil de recorrer electoralmente al menos en dos entidades clave, Coahuila y el estado de México, donde la estructura priista, los mares de recursos públicos que fluirán y las debilidades de la oposición hacen poco probable que el PRI pierda los cargos de gobernador en juego. El 2018 en cambio, es otra cosa.

EPN le está poniendo en charola de plata la presidencia de la República a López Obrador y eso es sospechoso. Igual lo es que AMLO sea el consentido de grandes medios de comunicación que antes le tundieron. Esto último es imposible que haya ocurrido sin, al menos, el Vo.Bo. del Ejecutivo para su recurrente aparición.

Cualquiera saber que un simple guiño de EPN bastaría para bajarlo del ‘mainstream’.

En suma, Peña Nieto sigue empecinado en hundir a su partido, en preferir la irresponsabilidad y el clientelismo en el ejercicio del gasto público, a la responsabilidad; en incumplir su palabra y promesas a costa de la estabilidad económica presente y futura del país; y en encajar el diente a los contribuyentes mexicanos.

Ojalá se tratara sólo de hundir a un partido, pero no. Al poner la mesa para el triunfo negociado y definitivo de López Obrador, este sexenio podría ser sólo el preludio de uno todavía peor, como peor, es el populismo radical.

Le adelanto entonces que la debilidad del peso continuará por estas y otras causas locales expuestas –además de las externas derivadas del factor Trump-, lo mismo que las presiones inflacionarias.

En Banxico saben muy bien de esto y de lo que viene, por lo que Carstens, vaya que hizo bien en dar las gracias. Así no se puede.

Nunca tomes lo que no es tuyo

El título de este artículo es una regla básica del mundo civilizado. Forma parte de algo mucho más amplio que puede resumirse en una palabra: el respeto a la LIBERTAD. Hay quien de manera convenenciera argumenta que la libertad no es buena porque nos lleva a que uno haga lo que se le dé la gana, sin restricción alguna. Eso es un gran error.

La razón es muy sencilla: hacer lo que a uno se le dé la gana implicaría cosas como lastimar a alguien, robarle o incumplir un contrato nada más porque sí, generando terceros agraviados. Una injusticia. A nadie se le debe violar su derecho a ser libre, a su integridad, a su propiedad, etc., y menos en nombre de una falsa ‘libertad’. Es común que el responsable sea alguien más fuerte, violento o mañoso que el afectado, y que por sus actos, debe ser castigado.

La única manera de que todos seamos libres por igual es con límites, bajo el principio de que mientras no se atente contra la libertad de nadie, se haga lo que uno quiera. Quien incumpla con esa condición, debe ser sancionado. Si esto no ocurre, la impunidad crea incentivos para que esos malos comportamientos se repitan y amplíen, y lo que no nos hace más civilizados, nos conduce a la barbarie.

La libertad entonces, va de la mano de la responsabilidad.

Aprender a comportarse es el signo más claro de civilización, y pasa, por una formación en valores que se enseñan y aprenden por lo general en el seno familiar. Esa por cierto, es otra asignatura pendiente de nuestro muy deficiente sistema educativo nacional, centrado más que nada en la transmisión de conocimientos.

Como podrá entenderse, no es casualidad que las sociedades que se desarrollan y prosperan, sean aquellas en las que los principios de libertad, propiedad privada y autonomía contractual, se hacen valer.

En cambio, donde dichos principios no se respetan, el atraso y la pobreza se perpetúan.

Como podrá entenderse, la civilización no es algo dado que una vez que se alcanza ya no se pierde. Todo lo contrario. Una sociedad civilizada está en riesgo permanente de perder esa condición si por cualquier causa comienza a abandonar los principios que la hicieron avanzar.

Del mismo modo, eso da esperanza a los habitantes de países hoy rezagados, pero donde si hacen bien las cosas, pueden de igual modo ascender a mejores condiciones de vida.

México no es la excepción.

Por supuesto, hacer las cosas bien significa cumplir con lo que nos corresponde como individuos, tanto como exigir que el gobierno cumpla con su obligación de brindarnos condiciones de libertad y seguridad.

Asimismo, pasa por limitar su tamaño, pues su ímpetu permanente hacia el dispendio se financia quitándole al ciudadano mediante impuestos y deuda, por lo que hay que minimizarlos.

Lo anterior, nos lleva también a recordar la importancia de contar con un sistema monetario de dinero honesto, sólido y competitivo –como NO lo tenemos-, pues uno fraudulento de dinero fíat, monopólico como el actual, es otra forma que usan el gobierno y los banqueros para tomar lo que no les pertenece y de abusar de ese poder en beneficio de unos cuantos.

E-mail: inteligenciafinancieraglobal@gmail.com

@memobarba

La Fed, ‘tiembla’ ante Trump

Hay nerviosismo entre los miembros del Comité de Mercado Abierto (FOMC) de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos. Sin embargo, esta vez no es provocado por un ‘crack’ bursátil, una gran quiebra bancaria o una recesión, sino por la inminente llegada del presidente electo, Donald Trump, a la Casa Blanca.

No es para menos. A pesar de la autonomía de la que gozan buena parte de los bancos centrales, ninguno es ni puede ser ajeno al ciclo político de sus países.

Para decirlo claro: la titularidad de una autoridad monetaria es un puesto político tanto como económico.

Por eso no deben creerse nunca palabras como las de la presidenta de la Fed, Janet Yellen, quien dijo en septiembre ante reporteros que “la política partidista no juega ningún papel en nuestras decisiones”. Nada está más alejado de la realidad.

Desde luego, uno no podría esperar que Yellen admitiera lo contrario. Los políticos dicen lo que tienen que decir aunque nada tenga que ver con su actuar en la realidad.

En este sentido, Trump durante la campaña se lanzó contra la Fed y acusó a sus funcionarios de no hacer su trabajo y de inflar “una burbuja muy grande y fea”. En uno de los debates dijo incluso que “La Fed está siendo más política que Hillary Clinton”. Pero como explicamos aquí, un banco central SIEMPRE es político.

Dicho de otro modo, ahora a Trump ya no le molestará en absoluto que la Fed actúe políticamente, siempre y cuando, ahora le sirva a sus intereses. Reclamará para sí el mismo trato que con Obama: tasas bajas.

Esto nos lleva a dos escenarios posibles: El primero es el que dejaron ver los miembros del FOMC la semana pasada al elevar en un cuarto de punto los tipos y prever tres alzas más en 2017, en vez de dos. Este escenario sería el de la confrontación, uno que no gustaría nada al hoy presidente electo. De suceder, en 2018 le aplicaría a Yellen su ya clásico “you are fired!” (estás despedida) para postular a alguien comprometido con su proyecto.

El segundo escenario es el de la claudicación. Este ocurriría si, a pesar de sus nuevas expectativas de escalar hasta tres veces las tasas el próximo año, la Fed incumple y las deja sin cambios más de lo esperado. Trump estará más que complacido, y quizá, hasta decida darle una oportunidad a Yellen de quedarse por un periodo más. Todo es posible.

Por ahora sólo podemos especular sobre lo que harán o no en el FOMC, pero tenga la certeza de que la presión política de Trump será enorme, y Yellen, tiene las de perder.

Cualquier fortaleza del peso, es pura ilusión

Los mercados bursátiles entraron en una especie de ‘borrachera’ de optimismo tras el triunfo de Donald Trump. Estamos en el extremo opuesto de aquellos días en que se desestimaban sus probabilidades de ganar la elección presidencial estadounidense, pero en los que se decía que de ocurrir, sería casi casi una especie de ‘apocalipsis’ económico-financiero.

Pasado el ‘calor’ de la campaña, los inversores se están autoconvenciendo de que no solo no será el fin del mundo, sino que Trump será ‘bueno’ para para la economía y los índices bursátiles. Discrepamos. Esta ‘luna de miel’ se acabará pronto y tiene tintes de burbuja.

En México se vive una ilusión parecida: el dólar –que después del 8 de noviembre alcanzó máximos históricos por encima de los 21 pesos en el mercado interbancario- ha perdido presión y se ha estabilizado entre los 20.20 y 20.80 pesos. Ayer tras la esperada alza de tasas de la Reserva Federal (Fed) el peso reaccionó con caída pero dentro de este mismo rango.

El gobierno mexicano sigue sin tener una estrategia clara y contundente frente a la amenaza Trump y, confiados, esperan que reconsidere sus posiciones contra México. A ese optimismo abonan versiones periodísticas en el sentido de que la intención del presidente electo es incrementar los flujos comerciales entre nuestros países. Ojalá.

Sin embargo, esta complacencia resulta muy riesgosa para todo aquel que se crea las versiones oficiales de que ‘todo va a estar bien’.

Veamos. Incluso si se presenta el más favorable de los escenarios externos, en el que Trump optara por no renegociar o cancelar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), por no confiscar o gravar las remesas ni deportar masivamente a mexicanos indocumentados, la sola debilidad de las finanzas públicas nacionales hará caer más al peso.

El gobierno federal –y de hecho ninguno de los partidos de ‘oposición’- no está dispuesto a apretarse más el cinturón como debería. El PRI no va a escatimar en dinero público en dos años electorales tan importantes como 2017 y 2018, y menos, cuando carga a cuestas el desprestigio del presidente Peña Nieto.

Ahora hasta las siempre tardías calificadoras de riesgo crediticio tienen en perspectiva negativa la nota de México, que de hecho, ya debería ser más baja.

Por si eso fuera poco, la inseguridad, la corrupción y la impunidad son factores internos muy graves que nada tienen que ver con Trump, pero sí con ser un desincentivo adicional a invertir en México en momentos de incertidumbre económica global y débiles precios del petróleo.

De ahí que hagamos una advertencia: toda fortaleza del peso que se presente en estos días será efímera, y debe verse como una oportunidad para salir de él hacia el dólar y el oro, entre otros activos.

El escenario para nuestra divisa es el de perder-perder porque su debilidad es estructural, por causas internas que no se están corrigiendo, con independencia de lo que haga o no el señor Trump.

Por cierto, aquí pensamos que sí viene con todo contra México dado el perfil de los nombramientos que ha hecho en su gabinete.

Si a ello suma que la media de miembros de la Fed estima que 2017 cerrará con tasas 75 puntos base más altas que la actual (lo que supondría tres alzas de 25 pb en el año), se refuerza nuestra postura de que la debilidad del peso será una constante el año que entra.

E-mail: inteligenciafinancieraglobal@gmail.com

@memobarba

Habrá ‘escasez’ de oro, compre a tiempo

La semana pasada el Financial Times (FT) llamó mi atención con una nota titulada Fears rise over future supply of gold (Aumentan los temores sobre la oferta futura de oro). Me atrapó porque ese tipo de medios del ‘mainstream’ no suelen abordar esos temas, al menos, no con el enfoque correcto. A pesar de mi duda inicial, terminé confirmando que incurren en el error habitual.

El artículo se refería a que los relativamente deprimidos precios del oro están comprometiendo la producción, y esto tiene preocupadas a muchas empresas mineras. El FT cita por ejemplo a Mark Bristow, ejecutivo de Randgold, diciendo que “por primera vez en la historia, la oferta de oro hacia el futuro está bajo una presión enorme”. Justo ahí está la apreciación equivocada.

Y es que al oro no se le puede tratar ni ver como una simple materia prima más –como el petróleo, el trigo, el arroz, etc.-, cuya oferta depende sólo de su producción.

El metal precioso es LA materia prima dinero, razón por la cual cada onza que se extrae de la tierra pasa a acumularse en alguna parte como moneda, joya, barra o lingote, sobre todo. No se consume como las otras commodities.

Hay por ello siempre un inventario ‘grande’ y creciente de oro en el planeta, y si mañana se detuviera por completo su producción por cualquier motivo, su impacto en el precio no sería significativo. De hecho por la misma razón pueden incluso tumbar la cotización por debajo de su coste de producción y mantenerse ahí bastante tiempo.

Los determinantes de la oferta de oro entonces, no pasan por la cuantía de su producción, sino por la mayor o menor disposición de sus tenedores a venderlo o no. Sólo si estos están dispuestos, la oferta puede aumentar.

Ahí está la clave y la explicación del porqué el Prof. Antal Fékete, fundador de la Nueva Escuela Austríaca de Economía (NASOE, por sus siglas en inglés), afirma categórico que el oro desafía a las leyes de la oferta y la demanda.

Fékete explica que dado el alto nivel de inventarios de oro en el mundo nunca debería haber escasez, y sin embargo, ya se ha presentado en años recientes desde la crisis de 2008-2009. Como le digo, esto sólo puede ocurrir si los inversores se resisten a desprenderse de su metal físico, creando así una ‘escasez’ artificial.

Incluso años antes de que fuera una realidad, Fékete predijo gracias a sus teorías que ocurriría una backwardation en el mercado del oro, esto es, que su precio al contado (spot) llegaría a ser más alto que el del contrato de futuros activo. La inversión de la curva de precios de futuros es indicativo de ‘escasez’ en una materia prima, y en este caso, de que una grave enfermedad económica y monetaria aqueja al mundo.

La causa se encuentra en el corrupto y fraudulento sistema de dinero fíat (de papel y virtual) que tenemos en la actualidad, manipulado de manera artera por los bancos centrales. Guiados por las teorías keynesianas de ‘estímulo’ a la economía por medio del crédito y el consumo, lejos de solucionar la enfermedad, ¡la agravan con más de lo que la provocó!

Por más que quieran esos modernos ‘planificadores centrales’, las deudas no pueden crecer al infinito –tarde o temprano se tienen que pagar, y dejar de hacerlo con más deuda-, y el consumo no puede expandirse de forma sostenida sin una base sólida, previa, de acumulación de ahorro y capital (que están aniquilando). Una nueva gran crisis, está garantizada.

De ahí que los inversores más avezados estén comprando tanto oro físico como pueden y almacenándolo en los sitios más seguros que encuentran. La práctica milenaria de enterrarlo sigue tan vigente, que los más ricos están incluso depositando sus lingotes en bóvedas secretas en sitios remotos como en los Alpes suizos.

La backwardation (‘escasez’) de oro se ha presentado de forma intermitente (en este momento no la hay), en especial, cada vez que ocurre un desplome de precios. Sin embargo, Fékete ha pronosticado que se alcanzará el punto de una backwardation (‘escasez’) permanente incluso con precios disparándose al alza. Llegado ese punto el dinero de papel alcanzará su verdadero valor: cero.

Por ahora sólo podemos imaginar el pánico y la desesperación por conseguir oro que una crisis monetaria sistémica –como la que vaticina Fékete- provocaría. Entendiendo eso, podremos darnos cuenta que en efecto, como dice el FT, hay motivos para temer por la oferta futura de oro pero no precisamente por una caída en su producción. Mejor ir comprando a tiempo.

E-mail: inteligenciafinancieraglobal@gmail.com

@memobarba

Moneda de plata, un ‘escudo’ contra Trump

Ayer el empresario Hugo Salinas Price, presidente de la Asociación Cívica Mexicana Pro Plata, publicó un artículo titulado ‘Vienen las Tromp-adas’. En él, señala acertadamente que en el futuro cercano, México comenzará a recibir fuertes golpes por parte del próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump. No hay duda.

Contrario a lo que nos venden desde el gobierno mexicano con su discurso del ‘todo va a estar bien’, los hechos exhiben que Trump viene con todo, en particular, en el aspecto comercial.

Ante este escenario adverso que nos empujará hacia una fuerte recesión, es necesario tomar a tiempo medidas urgentes y decididas que minimicen los efectos negativos de la crisis entre la gente.

El antídoto anti- Trump no puede ser más del mismo proteccionismo que pregona, sino lo opuesto: apertura total y mercados competitivos. Esto debe alcanzar al ámbito monetario, de manera que compitan por la preferencia del público la moneda de plata y el dinero de papel o polímero.

Salinas vuelve así a impulsar su propuesta de monetizar la onza de plata Libertad, bellísima moneda de metal puro Ley 0.999, que asegura, “será el mejor dinero del mundo”. Estoy de acuerdo.

No se trata de volver a usar monedas con plata como en el pasado, que tenían grabado su valor nominal. Nada de eso. El magnate explica que “se le atribuirá a la onza ‘Libertad’ un valor en pesos, mismo que será ajustable hacia arriba, cuando suba el precio de la plata, pero que no bajará cuando baje”.

Es decir, que quien tenga onzas Libertad tendrá la seguridad y el orgullo de saber que el poder adquisitivo de su ahorro estará siempre protegido contra devaluaciones.

El valor atribuido a la moneda de plata por la autoridad monetaria (Banxico) sería ligeramente superior al de su valor en metal fino, pues de este modo, cada vez que la plata subiera de precio ‘flotaría’ y se mantendría ahí. Su tenedor no sufrirá una pérdida en caso de una caída en la cotización internacional.

Como ocurre con las monedas comunes de pesos y centavos –cuyo valor metálico es inferior al nominal-, la onza Libertad seguiría por siempre en manos de la gente como dinero. Gracias a su valor ajustable al alza jamás se alcanzaría su ‘punto de fusión’, que es el instante tras el cual el público prefiere retirar la moneda y fundirla para obtener una ganancia, que usarla para pagar con ella a un valor en pesos especificado en su reverso.

En fin. Gracias a la llamada Ley de Gresham podemos saber que las monedas de plata casi no circularían, pues la gente las atesorará como ahorro de largo plazo y las usaría sólo si tiene necesidad o urgencia. Preferirá pagar con el dinero de menor calidad, es decir, con billetes.

Salinas Price tiene razón: “No necesitamos un gran ejército con armas atómicas para defendernos del Imperio. Sólo necesitamos usar un poco el seso y tener bien puestos los pantalones.”

México es el máximo productor de plata en el mundo, y este momento, es el ideal para dar un audaz paso al frente en materia monetaria.

Salinas vaticina que el presidente que le dé dinero de plata a los mexicanos recibirá un enorme respaldo popular, pues se terminaría con el serio padecimiento del alza de precios que tanto daño hace a las mayorías.

La pelota está en la cancha del Poder Legislativo desde hace varios años. Esperemos que los diputados y senadores pongan ya manos a la obra, y que ni Banxico ni el gobierno le metan el pie al que puede ser nuestro auténtico ‘escudo de plata’ contra Trump.

Disparar salario mínimo, un grave error

No es exagerado decir que los acontecimientos nacionales e internacionales se están alineando para una verdadera tragedia económica nacional. Casualidad o no, el mismo día que Agustín Carstens dio a conocer que dejará el Banco de México, el gobierno anuncia que para 2017 se disparará el salario mínimo en 9.58 por ciento.

El viernes dijimos que Carstens hizo bien y que una propuesta como la que le ofrecieron no se rechaza, pero quizá también lo animó el sentirse frustrado ante las pésimas decisiones económicas del gobierno federal.

Peña Nieto asegura que no se levanta pensando en ‘joder’ al país, pero sigue pareciendo lo contrario.

Y es que sin lugar a dudas disparar el salario mínimo siempre es un absurdo, pero lo es más en las actuales circunstancias del país. Con una divisa débil, una inflación que ya se está presionando al alza –y que cada vez será peor-, el populismo ganando adeptos, con una inminente renegociación del TLCAN que ya tiene detenido el flujo de inversiones hacia el país y un clima global adverso para los países emergentes, no pudo haber peor momento para hacerlo.

El salario mínimo es una sentencia legal de exclusión que prohíbe contratar en el sector formal a los más desfavorecidos en una sociedad: aquellos con menor escolaridad y cualificación. Esto no sólo es injusto sino discriminatorio, pero no les importa a quienes lo proponen porque sirve muy bien para sus fines políticos.

Los bajos ingresos –incluidos los salarios- no son una causa del bajo crecimiento económico, sino un mero síntoma, un efecto de ello. La atención debe estar entonces en qué se necesita hacer para acelerar la economía: apertura total de mercados para que el consumidor tenga el precio más competitivo posible, seguridad y un Estado de derecho que haga valer los contratos.

Guste o no, lo que gana un empleado es el precio por su labor: aquel ofrece y las empresas demandan. Sin una mayor demanda de trabajo por parte de los empleadores –que sólo existirá si hay crecimiento económico-, no será posible que los ingresos aumenten. Si se fuerza un mínimo, un trabajador que no pueda generar más que eso –como los menos cualificados y en negocios poco productivos que son la mayoría en México– será marginado para sobrevivir como pueda en la informalidad o el crimen.

Donde la demanda de trabajo es elevada, los salarios mínimos salen sobrando o de plano ni existen, y donde es baja, no sólo son insuficientes sino perjudiciales para la creación de más empleos y la conservación de los actuales.

No por nada los suizos, por ejemplo, han rechazado por amplia mayoría en sendos referéndums, tanto la imposición del que hubiese sido el salario mínimo más alto del mundo, como la “renta básica incondicional”. No necesitaron de ninguno de ellos para desarrollarse, y en cambio, llevarlos a la práctica les haría dar un giro en el sentido equivocado.

Que no exista un solo país que se haya desarrollado gracias al salario mínimo o a haber cerrado su economía para proteger a productores de la competencia exterior, es la mejor y más simple evidencia de que se requiere hacer lo contrario para conseguirlo.

Los que ya han logrado desarrollarse y sus gobiernos cometen el error de cerrarse –como lo quiere hacer Trump en Estados Unidos- o de imponer salarios mínimos arbitrariamente altos en sus jurisdicciones, van hacia atrás. Perderán lo que con esfuerzo generaciones anteriores alcanzaron. No debemos seguir ese ejemplo, sino el de los países que están en los primeros puestos del Índice de Libertad Económica.

Pese a ello, en México se sigue escuchando demagogia pura de políticos de diferentes partidos, que se aventuran a decir que los salarios NO obedecen ni tienen por qué obedecer a cuestiones económicas, y que en una sociedad ‘civilizada’ el salario mínimo debe ser decidido políticamente.

Mal hace quien en ellos cree, pues de buenas intenciones está pavimentado el camino al precipicio. No tienen esos políticos ni la mínima idea de que la economía se rige bajo sus propias leyes inmutables –y los salarios no son una excepción a ellas-, válidas en cualquier tiempo y lugar, y que intentar someterlas por medio de decretos legales conduce al desastre.

Si la economía fuese una fiel sirviente de la política, quizá Venezuela, Corea del Norte o Cuba serían los más desarrollados del mundo. Un sinsentido.

En fin. Disparar el salario mínimo como se hizo no ayudará en nada a reducir la pobreza, pero se ha abierto una ventana muy peligrosa en el peor momento, y será muy difícil volverla a cerrar.

Bien por Carstens, pero peligra Banxico

En este espacio hemos criticado al gobernador del Banco de México (Banxico), Agustín Carstens, cuando hemos considerado que ha cometido errores. Sin embargo, también hemos reconocido sus aciertos –que no han sido menores ni pocos-, como: la histórica compra masiva de reservas de oro en 2011 y 2012; la ‘localización’ de sus lingotes en el Banco de Inglaterra –aunque siga pendiente repatriarlos a México-; el inicio del ciclo alcista de la tasa de interés objetivo y sus ‘jalones de orejas’ a la secretaría de Hacienda por la mala conducción de las finanzas públicas del país.

Ayer poco después de las 9:00 hrs. sacudió la noticia de que había presentado su renuncia al presidente Enrique Peña Nieto, para convertirse en Gerente General del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés).

Aunque la misma será efectiva a partir del 1 de julio de 2017 –y que asumirá su nuevo cargo hasta el 1 de octubre de ese año-, los efectos han sido inmediatos, de entrada, en el tipo de cambio peso-dólar, que pasó en el mercado interbancario de 20.47 en la madrugada, hasta 20.87 pesos minutos después de la revelación que se hizo primero en el noticiero radiofónico de Ciro Gómez Leyva.

¿Por qué se presionó el precio del dólar? Para los inversionistas la salida de Carstens no es de entrada una buena noticia para México, que sin duda pierde un funcionario muy competente en momentos económicos muy complicados.

No será fácil encontrar a un buen sustituto de alto nivel al frente del Instituto Central, pero el perfil debería ser el de un ‘halcón’ muy fuerte, decidido a combatir las fuertes presiones inflacionarias que ya se están haciendo sentir en el país, y que irán empeorando.

Dicho sea de paso, esto debería descartar de plano cualquier posibilidad de designación de Luis Videgaray, principal responsable del desenfrenado derroche del gasto y de la explosión de la deuda pública en este sexenio.

Hay quien opina que Carstens abandona el barco ante la tormenta que se avecina –en especial con la llegada de Trump a la Casa Blanca-, pero lo cierto es que no tendría por qué haber rechazado su designación en el BIS, que representa la culminación de su prominente carrera profesional.

Estoy seguro de que esa decisión no fue fácil, y que es muy positivo que un mexicano ocupe una posición tan importante. Bien por él.

La mala nueva es que la autonomía de Banxico está realmente amenazada.

Colegas analistas ya han destacado que la uniformidad de las formaciones, trayectorias y criterios de los miembros de la Junta de Gobierno del banco central no puede ser buena, y estamos de acuerdo.

Si a lo anterior le sumamos la salida de Carstens, existe el riesgo real de que la autonomía pase de facto a ser poco más que letra muerta. Se necesita un personaje fuerte, que resista los intentos de Hacienda por influir en la Junta de Banxico, pero no se ve que alguien así  pueda llegar, no por nada el nerviosismo de los inversionistas.

Según la Ley del Banxico, “En caso de vacante en el puesto de Gobernador, el Ejecutivo Federal podrá nombrar para ocupar tal cargo a un Subgobernador en funciones, o bien, designar a un nuevo miembro de la Junta de Gobierno y, ya integrada ésta, nombrar de entre sus cinco miembros al Gobernador.”

Podemos estar seguros de que quien sea designado será un incondicional de la presidencia de cara al cierre de la administración.

Mala señal en un clima económico global adverso, y en el que en lo local el gobierno sigue empecinado en seguir cavando casa vez más profundo.

No se pierda de vista que ayer mismo, se anunció que para 2017 se disparará el salario mínimo en 9.58 por ciento, cediendo así a las presiones del populismo.

Felicitaciones pues para el Dr. Carstens, le deseamos lo mejor, aunque su partida llegará en un momento en el que, aunque lo niegue, el presidente parece decidido a seguir hundiendo a México.

E-mail: inteligenciafinancieraglobal@gmail.com

@memobarba

Fidel Castro: La amenaza no ha muerto

Fidel Castro, el tirano, está muerto. Sin embargo, su pernicioso legado de autoritarismo sigue aquí, lo mismo que la indignante e inexplicable fascinación de miles de fanáticos obsesionados con celebrar sus ‘hazañas’ revolucionarias de dominación, sangre y muerte.

La parte más preocupante es que a estas alturas del siglo XXI, en México hayan sido tantos los políticos, académicos, etc., que salieron presurosos a hacer públicas sus lamentaciones por la pérdida de ese gran símbolo de opresión y miseria. Sus loas son un insulto para las víctimas del régimen castrista, sus familiares, y para todo aquel que valore la libertad y la dignidad de las personas.

Preocupa en particular que quienes ejercen –o aspiran a ejercer el poder-, se deshagan en elogios hacia el histórico dictador cubano. Tal parece que su gran sueño y máxima aspiración fuese ser como él. ¡Terrible!

Este hecho basta para resaltar la importancia de limitar el poder político, pues entre mayor sea éste, menor será la independencia y autonomía de los ciudadanos.

El repudio entonces debe ser unánime –en especial-, para los jefes de Estado que acudieron a la ceremonia en homenaje al dictador, entre los que por desgracia se encuentra nuestro presidente Enrique Peña Nieto. Ponerse a la altura de impresentables homólogos como Nicolás Maduro, de Venezuela; Evo Morales, de Bolivia; Daniel Ortega, de Nicaragua o Robert Mugabe, de Zimbabue, es una más en la lista de torpezas de la política exterior mexicana.

Y es que a Fidel Castro sólo se le puede defender por ignorancia o mala fe, y ninguna, tiene justificación.

Así que se equivocan quienes con gráficas, estadísticas y discursos, intentan legitimar el actuar del ex dictador con un presunto desarrollo alcanzado en la isla, como si se tratara de un edén donde la abundancia –y no la escasez, como es-, fuesen la constante.

Que nadie se pierda: ningún progreso –real o ilusorio- podría jamás justificar la anulación de la libertad de los cubanos, ni expiar la menor de las atrocidades cometidas por Fidel.

Pese a que debería como el nazismo recibir una condena unánime, el socialismo recibe todavía un fuerte respaldo. ¿A qué se debe? A que se cae en el error común de considerar a las buenas intenciones como legitimadoras de sus políticas, en vez de atender a los resultados, que no por casualidad, son de miseria.

Por más que les incomode a sus partidarios, lo cierto es que el socialismo es imposible, como imposible es imponerlo sin pisotear la libertad. ¿Por qué a los socialistas les molesta tanto que el individuo haga lo que se le pegue la gana mientras no vulnere derechos de terceros?

Porque en el socialismo cada uno, al unísono, debe escuchar y obedecer las instrucciones del iluminado, del ‘gran líder’ que, como por gracia divina, sabe lo que es ‘mejor’ para todos. Cualquier disidencia u osadía –como pensar por uno mismo-, debe ser eliminada de inmediato.

Ya no habrá pues, más Fidel, pero el fantasma del socialismo con todo su veneno, nos acecha de cerca. Por el bien de los habitantes de la gran isla caribeña, ojalá que esa pesadilla esté llegando a su final.

Para el resto de nosotros, la muerte del opresor debe servirnos como recordatorio de que nuestra libertad debe ser defendida de forma permanente, porque quienes nos la quieren quitar, trabajan sin descanso.

E-mail: inteligenciafinancieraglobal@gmail.com

@memobarba