¿Cómo sí podemos ayudar a México?

Por redes sociales, correo electrónico y Whatsapp circula propaganda falaz que sugiere por ejemplo que, para “ayudar al país” en estos momentos (supone una crisis que en realidad no ha llegado todavía), debemos buscar y consumir “productos nacionales”. La que he visto incluso dice que “consumir lo hecho en México genera empleos y nos beneficia a todos”.

Para no andarnos con miramientos, esta propaganda difunde una ideología perniciosa que, en esencia, no se diferencia en nada de la xenofobia y proteccionismo del ahora presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. Veamos por qué.

De entrada, debemos hacer a un lado la visión animista de México, como si se tratara de un ente vivo, unitario y uniforme. No hay nada más falso que eso. Hablar de un país no es sino una mera abstracción de lo que en realidad es un conjunto de millones de seres humanos individuales, actuantes, pensantes, con gustos, preferencias, intereses y personalidades tan diversos, que no existen dos personas iguales.

Así que de entrada, no hay tal cosa como “el bien común” o el “beneficio de todos”. Lo que uno busca, persigue o le interesa puede contraponerse con lo que alguien más quiere en ejercicio pleno de su libertad, y como tal, se le tiene que respetar.

En este sentido, al consumidor se le debe permitir comprar lo que quiera, con la calidad y precio que prefiera o le convenga a su interés particular, con independencia de dónde se haya producido. Nada de eso afecta derechos de terceros, como sí lo hace una restricción o prohibición a determinados intercambios sólo por el origen real o aparente de los mismos.

Dicho de otro modo, el proteccionismo atenta contra la libertad de las personas, y lo que no nos hace más libres, nos vuelve más esclavos de lo que alguien nos impone.

Por eso mensajes como los que aquí comentamos son muy peligrosos –pues nos conducen hacia el proteccionismo-, por más bienintencionados que puedan parecer.

Se trata de hecho de propaganda de determinados grupos de interés que, en el fondo, engañan utilizando la tramposa premisa de que “lo mexicano” es mejor o preferible por el simple hecho de serlo.

No hay gran diferencia entre sugerir eso y afirmar –como los nazis-, que la raza blanca es “superior”, o que los trabajadores estadounidenses sólo porque sí, “son los mejores en el mundo”, como dice Trump.

El peligro mayor de promover estas trasnochadas ideas ultranacionalistas es que nos conducen a la violencia, al ojo por ojo, y no a la convivencia pacífica, indispensable para la creación de riqueza, y por lo tanto, para la disminución de la pobreza.

Es falso entonces que consumir “lo nacional” abone a la creación de empleos y el crecimiento económico. Lo que sí lo hace es el intercambio libre y la competencia de los emprendedores por ganar la preferencia del consumidor.

No hay un solo caso de una economía cerrada que haya alcanzado el desarrollo, y eso debería de ser suficiente para desechar el proteccionismo e ideas afines.

Sí, se avecinan tiempos tormentosos si Donald Trump decide renegociar o cancelar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, pero sería un error gravísimo y mortal responder aquí con medidas similares.

El auténtico antídoto contra el proteccionismo y contra Trump NO es ni puede ser más de “compre lo nacional”, como hace él. No necesitamos más proteccionismo, sino apertura total y mercados competitivos como no los hemos tenido en este país, y para lo que no se necesita ningún tratado ni años de negociaciones, sólo abrir la puerta y eliminar restricciones.

Ampliar la oferta competitiva de bienes disponibles para el consumidor es la única manera de beneficiarlo y de en serio “ayudar a México” (para usar las palabras de los proteccionistas).

Dicho consumidor es el único que debe estar en el centro de las decisiones, porque ahí sí, todos somos consumidores, de diferentes bienes, pero consumidores al fin.  No caiga en la trampa de los nacionalismos y no se deje engañar.

E-mail: inteligenciafinancieraglobal@gmail.com

@memobarba

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