Nuevos tiempos, nuevos rostros

CNN filtró el plan de trabajo para los primeros 200 días del presidente electo Donald Trump y las noticias no fueron buenas para nuestro país. Lamento que lleguen estos días a nuestra historia pero, estoy convencida, de que debemos enfrentarlos con la frente en alto, con esfuerzo y con una enorme lealtad con nuestro México.

La presidencia de Trump será un periodo de crisis y retos para nuestro país. Crisis por los cambios en el comercio y en la política aunque, quisiera insistir, también será un periodo de grandes oportunidades.

Estoy segura de que veremos el surgimiento de nuevos liderazgos políticos y que se renovarán los rostros de los protagonistas de la vida pública pues no se puede servir vino nuevo en odres viejas.

El rejuvenecimiento democrático encara a las necesidades de nuestro país y a la superación de la gerontopolítica de la que muchos nos hemos quejado. Los candidatos “de siempre” —esos que elección tras elección pierden y cierran el paso a los jóvenes— deberían retirarse para que sus propios partidos se refresquen y puedan hacer frente a los retos que México necesita.

Lo que preocupa, principalmente, a los políticos es la posible renegociación del TLC. Se trata de un tema moral y que no debemos dejar pasar; es muy importante que los integrantes del gabinete asuman la posición de liderazgo que corresponde y que, hay que decirlo, hasta hoy han hecho muy bien.

Celebro las oportunas declaraciones de José Antonio Meade, Agustín Carstens y Claudia Ruiz Massieu frente a este nuevo en la relación bilateral, en la economía y en la política interna del país.

Nadie mejor que el secretario Meade para asumir este reto pues su experiencia en Relaciones Exteriores, Sedesol y Hacienda le ofrecen un panorama de 360 grados sobre los retos de los días por venir.

Pero también es importante la participación activa de la sociedad civil; necesitamos defender los valores de la democracia: la igualdad, la libertad y la legalidad no pueden ser puestas en duda, a pesar de las tormentas del país vecino.

Sospecho que la participación de la academia no se hará esperar pues los discursos de odio tienen que ser frenados con los mejores argumentos y con la solvencia intelectual que hay en nuestras universidades. Me gustaría imaginar que el secretario Nuño podría considerar incluir en la reforma educativa una materia transversal sobre Derechos Humanos que mengue el impacto de los desvaríos que se viven en el norte pero que, sin duda, dañan la autoimagen de nuestros migrantes, de sus hijos, de sus connacionales.

No son días para mirar atrás sino para abrir futuro; hay que luchar para alcanzar el horizonte democrático que nos hemos planteado. En los días de crisis se mide la fuerza de nuestras convicciones y amor por México. ¡Bienvenida sea la ayuda de todas y todos!

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